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La Mañana ataque

Brutal ataque de un pitbull en el Paseo de la Costa: "Me podría haber matado"

Una vecina de Neuquén fue mordida en la pierna mientras intentaba proteger a su perro. La dueña del animal era una adolescente y no supo cómo reaccionar.

Un paseo tranquilo con su perro terminó en un violento ataque que dejó a Julia Espinosa, vecina de la ciudad de Neuquén, con profundas heridas físicas y emocionales. El viernes pasado, en la zona del Paseo de la Costa, fue atacada por un pitbull que se encontraba suelto, sin correa ni bozal, bajo la supervisión de una adolescente.

“Estoy con antibióticos, antiinflamatorios, y con una cuestión emocional bastante compleja después del ataque”, relató Julia en diálogo con LU5. La mujer todavía intenta procesar lo que vivió ese día. “No estás preparado para una situación tan violenta y tan rápido, es cuestión de segundos”, explicó. Aun en estado de shock, se siente desamparada: “No tenés contención de ningún tipo ni siquiera las herramientas para pedir auxilio”.

Todo comenzó durante una caminata habitual. Julia vive cerca del Paseo de la Costa, una zona concurrida especialmente los fines de semana por vecinos que pasean, corren o llevan a sus mascotas. Como de costumbre, decidió salir con uno de sus perros, un shorkie de apenas un kilo y medio. “También tengo un schnauzer que se está quedando ciego, pero esta vez decidí dejarlo en casa para poder caminar un poco más rápido”, explicó.

A lo largo del paseo se cruzó con otros perros que, si bien llevaban correa, estaban sin bozal, a pesar de que la normativa exige su uso en perros potencialmente peligrosos. La situación se tornó crítica cuando, al acercarse al puesto de guardavidas al final de la avenida, vio a una chica que caminaba con un pitbull suelto. “Le grité: ‘¡No tiene correa, no tiene bozal! ¡Agarralo!’. El perro tenía collar, pero estaba suelto”, detalló.

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La respuesta fue desconcertante. “Me dijo: ‘No, mi perra es buenísima’. Pero antes de terminar la frase, la perra cambió por completo la postura corporal y saltó hacia nosotros”. Julia actuó instintivamente: alzó a su pequeño perro y se dio vuelta para protegerlo. El pitbull la golpeó en la espalda con la intensión de derribarla. “Me mordió la pierna y empezó a arrastrármela hacia ella. Yo sentía que me quería tirar para sacarme el perro de los brazos”, recordó.

El grito que pegué fue desgarrador, me clavó los colmillos. Sentí que tenía una rabia y una fuerza indescriptibles. Si me tiraba al piso, el desenlace hubiera sido otro. Me podría haber matado el perro”, sostuvo angustiada.

Una adolescente en shock y la ayuda inesperada

Julia relató que la joven que caminaba con el animal quedó paralizada. “No se movía, no sabía qué hacer. Estaba en estado de shock”. En medio del caos, un matrimonio que pasaba por la zona en auto se detuvo. “Pararon el auto en la mitad de la calle y corrieron a ayudarme. Yo tenía al perro agarrado del collar de ahorque porque estaba ensañado con mi pierna”, contó sobre ese violento momento.

En un acto de desesperación, fue la propia víctima quien tuvo que sujetar al pitbull mientras el matrimonio intentaba asistirla. “La dueña del perro no reaccionaba. El hombre que me ayudó me sacó el perro y se lo dio a ella. La chica solo atinó a decirme: ‘Te doy mi número de teléfono por cualquier cosa’”, recordó. Pero Julia no pudo tomarlo: “Era una nena que no pasaba los 14 años. No quiero decir que no sea responsable, pero tampoco era un adulto”.

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La gravedad de las heridas hizo que el matrimonio la subiera rápidamente al auto y la llevara al hospital. “Me atendieron en el Castro Rendón. La médica fue excelente. Me limpiaron, me suturaron, pero como es una zona de alto riesgo de infección, no me pudieron cerrar completamente la herida. Me hicieron puntos de aproximación, pero la pierna sangró todo el día”, contó.

Una escena “aterradora”

Julia todavía revive la escena con angustia: “La imagen era aterradora, más allá de la sangre. Había mucha pérdida de tejido también”. Mientras trataba de proteger a su perro de 15 años, fue ella quien terminó herida. “Lo tuve todo el tiempo apretado contra mí, salvándole la vida. Yo me di cuenta de que el perro venía directo hacia él. Por eso reaccioné como lo hice”, dijo.

“No tomé el número de teléfono de la chica. Estaba en shock, sangrando. Lo único que atiné a decirle fue: ‘Sos una irresponsable, no podés salir con un perro así a la calle’”, recordó.

Lo ocurrido con Julia Espinosa no es un caso aislado. En plazas, parques y zonas recreativas de Neuquén —especialmente en el Paseo de la Costa— es común ver perros sin correa, sin bozal y en muchos casos sin supervisión adecuada. Aunque existen normativas que establecen pautas claras, la falta de control y sanciones eficaces permite que estas situaciones se repitan.

Perro pitbull
El pitbull le causó una grave lesión en el cuello al menor, que debió ser trasladado de urgencia al Hospital Zonal (imagen ilustrativa).

El pitbull le causó una grave lesión en el cuello al menor, que debió ser trasladado de urgencia al Hospital Zonal (imagen ilustrativa).

“Esto se soluciona con multas altas. A los dueños que lleven a sus perros sin correa ni bozal a espacios públicos, multa”, propuso Julia. “No puede ser que cada uno haga lo que quiera. No es solo el Paseo de la Costa. En cualquier espacio público hay que tener responsabilidad”, criticó.

El caso también expone otras problemáticas de fondo: la tenencia responsable de mascotas, el acceso de menores a razas de alta potencia física, la falta de fiscalización municipal y la naturalización del incumplimiento de normas básicas de convivencia.

Un pedido desesperado: que no le pase a nadie más

Julia Espinosa no solo habla desde el dolor físico. También lo hace desde el lugar de una ciudadana que quiere evitar que otra persona —un niño, un anciano, otro animal— sufra lo que ella vivió. “No quiero que le pase a nadie más. Lo mío terminó con una pierna lastimada, pero pudo ser mucho peor”, advirtió.

La mujer insistió en que la solución no es complicada, sino simplemente una cuestión de voluntad política y compromiso ciudadano. “Multas altas, presencia en el lugar, y conciencia. Así se evitan estas cosas”, concluyó.

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