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Cuando el árbitro más famoso de la región era policía federal y combatía a los narcos en Neuquén

Carlos Escobar llegó a la ciudad en 1985 para combatir el narcotráfico. Reveló los episodios más destacados de su trayectoria en la fuerza. También fue custodio de Fidel Castro y los ex presidentes Alfonsín y Menem.

A fines de la década del ’80 e inicios de los ’90, el consumo de drogas en Neuquén comenzaba a tener su ascenso. Y la marihuana y la cocaína eran las sustancias que iban posicionándose al alcance de los consumidores de todo el Alto Valle. La traían a través de los pasos fronterizos con Chile y también desde Buenos Aires en autos particulares, tren y colectivos de línea. Otra de las modalidades era camuflarla en paquetes bien prensados y sellado mediante envíos.

En ese contexto, Carlos Escobar, conocido en la zona por su labor como ex árbitro de la Liga de Fútbol de Neuquén y en la actualidad por la dirección de los referís en el Torneo Don Pedro, llegó a esta parte de la Patagonia para combatir el narcotráfico.

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Escobar comenzó su carrera en la Policía Federal con apenas 19 años: lo hizo primero en la policía motorizada en el área de tránsito. “Pensaba que me iban a mandar a la parte administrativa de alguna comisaría. Por mis antecedentes, donde figuraba que sabía andar en moto, andar a caballo y también sabía nadar, Transito necesitaba personal de manera urgente, entonces me aprobaron y quedé. Recorríamos la avenida General Paz y Libertador tipo CHiPs (inolvidable serie americana que se emitía por tv en la década del ’70 y ’80) y destacamentos. Después integraba la Brigada Blanca con la cual exhibíamos todo tipo de destrezas en una moto. Hacíamos acrobacias, saltar aros de fuego, exigentes cruces”, rememoró.

Su habilidad arriba de una motocicleta hizo que el ex policía retirado apareciera en un film de Palito Ortega, Brigada en acción, en 1977. “Aparezco en una parte del film pero no se me podía identificar bien el rostro por el uso del casco”, dijo entre risas.

Por otro lado, en ese etapa, se produjo lo que sería su primer enfrentamiento con arma de fuego al intentar frenar el robo de un camión. En medio del tiroteo con los delincuentes recibió un impacto en la zona de la ingle y proyectil luego tuvo su salida en una de sus nalgas. "Eso fue a los seis meses de haber ingresado. El tiroteo se dio en la avenida General Paz", contó.

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Carlos Escobar comenzó su carrera en la Policía Federal con apenas 19 años: lo hizo primero en la policía motorizada en el área de tránsito. “Transito necesitaba personal de manera urgente, entonces me aprobaron y quedé. Recorríamos la avenida General Paz y Libertador tipo CHiPs (inolvidable serie americana que se emitía por tv en la década del ’70 y ’80) y destacamentos

Carlos Escobar comenzó su carrera en la Policía Federal con apenas 19 años: lo hizo primero en la policía motorizada en el área de tránsito. “Transito necesitaba personal de manera urgente, entonces me aprobaron y quedé. Recorríamos la avenida General Paz y Libertador tipo CHiPs (inolvidable serie americana que se emitía por tv en la década del ’70 y ’80) y destacamentos", recordó

Después de esa etapa, cuatro años después, Carlos pasó a Homicidios y al Departamento de Toxicomanía. “Llegue a trabajar con la DEA que combate el consumo de drogas en Estados Unidos y coordina investigaciones estadounidenses relacionadas a las drogas en el exterior. Me capacite mucho, hasta con el tema de custodia, porque antes no existía la figura del ‘patovica’ y se pedía –en el ámbito político y de la farándula- custodia a la Policía Federal”, contó. En ese tiempo, la Federal poseía cinco brigadas y una de ella estaba a cargo de Escobar.

“Me llamaban el ‘Llanero solitario’ porque en donde encontraba drogas me los llevaba a todos. Un día me cagaron a pedos; entré a una tangueria de San Telmo y me llevé a Baffa (Ernesto), conocido por tocar el bandoneón, y resultó que era un informante. ‘Vos tenés que ir a los festivales, al Luna (Park)'. Tenía 24 años”, recordó.

Su arribo a Neuquén y la caída de Los Pitufos

Escobar arribó a Neuquén con la vuelta de la Democracia. Ya tenía algún conocimiento de la ciudad porque había colaborado en algunos casos. Durante ese ciclo no era tan habituales los procedimientos anti narcos en la zona. Ante una exigencia del nuevo gobierno, enviaron a agentes a distintos destinos para combatir la droga.

“El contrabando de drogas se estaba poniendo incipiente y había gran parte de la juventud que comenzaba a consumir”, aseguró Escobar sobre su aparición en Neuquén. “Ya había venido a Neuquén por contrabando de vehículos y trata de personas”, agregó.

Los cien metros de paredón blanco escalonado que se extendían en el corazón del centro de la ciudad en un tramo de la Avenida Argentina, en donde también funcionaba la calesita Espacial frente al monumento San Martín, era un punto de encuentro en esa época para los jóvenes que se sentaban allí. Era habitual ver siempre gente en ese sector ya sea descansando unos minutos, tomando un helado o en modo de dispersión observando lo que pasaba alrededor. Fue en ese lugar que Escobar captó, en sus primeros recorridos, un grupo de jóvenes consumidores.

“Había un crecimiento en el consumo de marihuana y se lo hacía en la vía libre. Conociendo la droga por el olor di con cinco chicos fumando en el paredón, frente al Cine Español. Hice la detención y después salió la publicación en el diario. ‘La Policía Federal detuvo a la banda de Los Pitufos’ fue el título. Eran chicos de unos 13 ó 14 años que luego fueron retirados de la comisaría por sus padres”, detalló.

Poner en alerta a los padres

Para Escobar el consumo no estaba tan “oculto” porque se consumía en las plazas, en los alrededores de los colegios y casas particulares. “Me dedique a recorrer toda la calle y comencé alertar eso a la Comisión provincial de Toxicomanía y Narcóticos. Junto a ellos comencé a dar charlas y advertirles a los colegios y padres el incipiente consumo y tránsito de drogas. Era enseñar e informar cómo prevenir”, contó.

“Muchos padres no sabían cómo era un cigarrillo de marihuana, no sabían por qué sus hijos ocultaban algunos amigos, tampoco sabían que en los paquetes de cigarrillos alojaban algunos porros o en la mesita de luz. Tampoco como identificar una semilla de marihuana que era lo primera que se caía cuando armaban un cigarrillo. Fuimos alertando a los padres”, explicó.

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No solo se trataba de advertir a los padres todo lo relacionado a la marihuana en ese momento. También se le solicitaba a los tutores que sacaran los medicamentos que estuvieran al alcance.

“Le pedíamos que saquen del botiquín los remedios que no usaba la abuela porque había pibes que tomaban Torfan H que contenía codeína, anfetaminas o pastillas como Lexotanil, Artane, Valium, que se mezclaban con alcohol. En los barrios más carenciados se daba que aspiraban Poxiran. Lo metían dentro de la caja de tetrabrick. Pero se arrancó con el consumo de marihuana, después plantaciones y pegamentos. Antes que llegara en Buenos Aires los chicos ya aspiraban los caños de escape. En los primeros años en Neuquén hice más prevención que procedimientos”, se explayó Carlos.

Lucifer, su apodo

La figura del Escobar comenzó a tomar nombre y varios de los consumidores encendieron las alarmas y decidieron bautizarlo Lucifer al hombre que portaba cabellera blanca y bigotes. “El apodo sale por un allanamiento en una casa. El dueño me permitió entrar antes que llegaran sus hijos porque los sábados se llenaba de gente. Eran como 15. Entonces, me metí en el placard del quincho esperando que se junten todos los pibes. Por radio, avisé a la brigada, que ya tenía la orden de allanamiento, di la orden para que entrarán porque no se bancaba más el olor a marihuana. Cuando la Brigada iba entrando salí del placard y grite ‘policía’. Como estaban todos fumando, a uno de los pibes se le ocurrió decir que había visto a Lucifer y así quedó el apodo”, reveló.

Entre otras acciones, también intervino en causas por adulteración de marcas conocidas, en la detención de los "arbolitos" que operaban en el Bajo y en investigaciones de adulteración de documentación de automotores.

En sus primeros años Carlos detuvo 600 personas en tres meses y realizaba entre dos y tres allanamientos por día: “Generalmente las detenciones eran por consumo, por ser cómplice y averiguación de antecedentes”.

Uno de los procedimientos más llamativos que hizo fue en el puente carretero que une Neuquén con Río Negro, a la altura de la estación de servicio Isaura. Escobar se encontraba cargando combustible junto a otro colega.

“Un muchacho de Bahía Blanca había traídos dos kilos de marihuana para vender en San Martín de los Andes, Junín y Villa la Angostura. Y en su regreso lo engancho fumando un porro cerca de un surtidor. Lo encaré y le pregunté si me convidaba y me respondió ‘No convido, vendo’, entonces volví con 10 mil pesos y sacó del bolsillo un pedazo grande de marihuana. Y al sacarlo le digo ‘Hagamos una cosa, no me vendas nada, soy policía’ y ahí se volvió loco. Lo detuve con testigos y después le pedí a un suboficial que vaya a policía de la provincia a pedir un móvil. Y al rato veo venir a suboficial con un bolso. Eran dos kilos de marihuana que dejó el chofer del micro –tras parar en la caminera- en el cual se trasladaba el detenido. Se ve que no había podido vender todo”, rememoró.

Otro resonante operativo en el que también intervino fue cuando la Policía Federal, en dos allanamientos, secuestró medio kilo de cocaína de máxima pureza en junio de 1995. ¿La sorpresa? La droga incautada se hallaba en unos huevos de plástico en los cuales se comercializaba una marca de chocolates: los popularmente conocidos “Huevos Kinder” que en su interior traen un juguete. Las investigaciones se realizaron en una vivienda en calle Nahuel del barrio Maronese y en un autoparque, en Luis Beltrán al 1.600.Fueron detenidos dos mayores y un menor.

“En los ’90, Neuquén dejó de ser una zona de tránsito hacia otras localidades de mayor consumo porque en la ciudad el consumo había sido calificada como ínfimo. Pero en cinco años se agravó todo. La cocaína estaba destinada a las personas mayores, de 30 años para arriba. Para un sector de gente de poder adquisitivo alto”, acotó.

Un informe especial publicado por el diario La Mañana del sur indicaba que en la capital mensualmente ingresaba un kilo de cocaína y algo más de cinco kilos de marihuana. La ganancia de los narcos era de 9 mil dólares por mes. En la nota, también se revelaba que el 40 % de la población juvenil –cerca de 60 mil- era adictos a alguna sustancia. Las edades iban de 10 a 29.

La política, salpicada

La dirigencia política, la policía y los narcotraficantes en ocasiones van de la mano si hablamos de corrupción. Dinero a cambio de drogas, armas, información, protección, zonas liberadas, son factores que forman los vínculos en diferentes escenarios del país. Y en este caso, cuando se consultó a Escobar si realmente existió algún entramado ante el crecimiento de consumo en la capital, aseguró que por lo menos a él “nunca” le dijeron nada.

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De todas maneras, junto a la fuerza Federal se encargó de detener en 1995 a Fernando Brillo, hijo de Jorge Brillo, conocido abogado de Centenario y dirigente de la lista Verde del Movimiento Popular Neuquino. Al joven, que tenía 26 años, lo interceptaron en la terminal de calle Mitre cuando retiró una encomienda. Luego le secuestraron de su Fiat 147 1,9 kilos de marihuana. El contenido estaba muy bien preparado en un paquete rodeado de café y velas para despistar a los perros.

“Nosotros hacíamos una investigación de dos a tres meses y luego esperábamos la orden del juez para proceder. En ese tiempo contábamos con Guillermo Labate, Margarita Arguelles y Rodolfo Rivarola. Eran personas re contra derechas, impecables”, aseguró.

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Escobar contó que siempre le solicitaba a Margarita de Arguelles efectuar los allanamientos después de las 16. “'Mire que después se hace de noche y tengo que evitar las horas nocturna'. Después me preguntaba '¿Y por qué después de las cuatro Escobar?’. Y yo le respondí porque me gustaban las novelas. En ese tiempo estaba Estrellita Mía que tenía como protagonista a Andrea del Boca y Ricardo Darín. Después entraba al juzgado y todo el mundo me decía ‘Estrellita mía’", confesó.

Otro episodio que también salpicó al legendario partido provincial en 1994 fue la detención de Sebastián "Coqui" Áviles, hijo de un concejal, que tenía una cadena de kioscos de panchos y gaseosas. La Policía Federal lo detuvo por vender marihuana en esos puestos que funcionaban como pantalla. Al hijo del también presidente de la comisión vecinal de Villa Ceferino se le halló en su poder medio kilo marihuana prensada, pipetas y una camioneta, en donde encontraron 300 gramos más de droga.

“Hice algunos procedimientos en los carros de panchos en el Parque Central. Pero era uno solo el que vendía. Era de un ex policía que había venido de Buenos Aires. Él había comenzado con esa movida. Algunas investigaciones te demandaban poco tiempo y otras no”, expresó Escobar.

Cuando custodió a Fidel

Ser custodio de personajes de la política fue otro de los roles que desempeñó. Y uno de sus trabajos más relevantes en ese oficio fue cuando le tocó cuidar a Fidel Castro. El líder cubano visitó Bariloche en 1995 para asistir a la Cumbre Iberoamericana. Por primera vez, la ciudad rionegrina recibía a 20 mandatarios mundiales, entre ellos el entonces rey de España, Juan Carlos I, además del presidente Carlos Menem.

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Fidel Castro Fidel arribó a Bariloche en el año 1995 para asistir a la Cumbre Iberoamericana. Escobar fue designado para cuidar las espaldas del líder cubano.  “Estaba designado para cuidar a Bill Clinton pero el gobierno nacional pensó que era más importante Castro

Fidel Castro Fidel arribó a Bariloche en el año 1995 para asistir a la Cumbre Iberoamericana. Escobar fue designado para cuidar las espaldas del líder cubano. “Estaba designado para cuidar a Bill Clinton pero el gobierno nacional pensó que era más importante Castro", contó.

“Estaba designado para cuidar a Bill Clinton pero el gobierno nacional pensó que era más importante Castro. Finalmente nos tocó Fidel junto a otro compañero que también estaba abocado a la custodia. Tuve la suerte de conocerlo porque a mucha gente le importaba más Castro que Clinton. Tuve que reunirme con la custodia cubana, recorrer una semana antes los lugares que iba a visitar, trabajar con el Ejercito por las cámaras de seguridad, y chequear todos los antecedentes del personal y familiares del hotel en donde se iba a hospedar. Después se "congela", que significa que del hotel no puede entrar ni salir más nadie”, comentó Carlos, quien reveló que la custodia del ex presidente cubano no “hablaba” nada.

“Vos les le preguntabas ¿qué tal es Fidel? ¿Con quién vive? Y no decían nada. ‘Desconozco’ te respondían. Después el fotógrafo de él era el que solo sacaba fotos. La foto en la que aparezco con él tiempo después me la enviaron por correo. Si hubiese tenido una cámara o celular era imposible. No me hubieran dejado”, comentó.

“Esa foto es cuando Fidel se pone hablar con la televisión española. Luego nos reunimos con los custodios españoles y cubamos para la entrevista que iba hacer junto a Felipe González, que era el primer ministro de España. Salieron del Hotel Llao Llao y se dirigieron al Panamericano. Salió sobre la marcha esa reunión. Me preguntaron cómo era mejor trasladarlo y le indiqué que lo mejor era llevarlo en su vehículo que estaba todo blindado”, detalló.

Con los presidentes

Escobar también custodió al presidente Raúl Alfonsín. “Fue en la década del ’80 cuando desde el balcón del municipio dijo ‘Ahora FERTINEU’ (por la realización y sueño de una fábrica de fertilizantes). Estaba Felipe Sapag como gobernador y el intendente era Jorge Sobisch”, contó.

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Escobar custodió en varias oportunidades al ex presidente de la Nación, Raúl Alfosín, en su visitas a la provincia.  Es Chos Malal, en medio de un discurso del mandatario, se encargó de correr del predio a un militante del MPN, que se volvió famoso por su frase destinada a Alfosín:

Escobar custodió en varias oportunidades al ex presidente de la Nación, Raúl Alfosín, en su visitas a la provincia. Es Chos Malal, en medio de un discurso del mandatario, se encargó de correr del predio a un militante del MPN, que se volvió famoso por su frase destinada a Alfosín: "A vos no te van tan mal, gordito".

“Después estuve con él (por Alfonsín) en San Martín de los Andes y Chos Malal, en donde nació la famosa frase ‘A vos no te van tan mal, gordito’. Lo tuve que correr a un costado de la plaza porque no lo dejaba hablar al presidente. Después me lo manoteó la policía del lugar. Luego se hicieron íntimo amigos con Alfonsín, quien lo citó a Buenos Aires cinco años más tarde. Era un militante del MPN de Cutral Co”, acotó.

Tras esa frase histórica en 1987, Sergio Valenzuela fue invitado al programa de Mirtha Legrand. El célebre "gordito" murió a los 66 años en agosto de 2020 por COVID.

El ex presidente Carlos Menen también tuvo los servicios de Escobar cuando se inauguró el Mercado Concentrador de Neuquén y cuando fue la apertura de la PIAP. “Marcaba la hoja de ruta de cómo movernos. Su custodia personal me consultaba y después coordinábamos los movimientos”, explicó.

El mundo de la farándula no escapó a los servicios de Carlos, que ya era un referente en cuestiones de seguridad. "Viajamos a Buenos Aires porque teníamos que buscar a Susana Giménez. Desde Canal 9 nos fuimos directo a Aeroparque con destino a Neuquén. Una vez que llegamos tomamos un vuelo a Zapala, en donde estaba invitada a un desfile de moda", contó el ex sargento sobre ese encuentro con la diva, que en 1988 comenzaba a ser figura en la tv.

En medio del viaje a Neuquén, Susana preguntó qué era ese "charquito" mientras miraba por la ventanilla de la aeronave. Y entre las risas de algunos pocos que estaban a bordo, Escobar le respondió que se trataba del lago El Chocón, donde se ubica el complejo hidroeléctrico que se convirtió en una pieza fundamental del sistema energético del país.

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Además de Giménez, Escobar también custodió al Puma Rodríguez y a Silvio Rodríguez, entre otros artistas que visitaron Neuquén. " Al Puma lo fuimos a buscar al aeropuerto en una limusina, que era algo insólito para la época", dijo sonriendo.

Caso Carrasco y el subteniente Canevaro

“Los traje yo del Regimiento Patricios a la U9 por el juicio oral del caso Carrasco. Durante tres meses era encargado de cuidarlo durante el juicio oral. De su traslado a la cárcel o al médico. Estaba a cargo de su seguridad hasta que terminara el juicio.

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“Él me dijo que dio la orden de bailarlo, no de matarlo. Cuando el sargento Sánchez le informa que los soldados nuevos no querían hacer fajina, limpiar, él (Canevaro) estaba en el casino de Oficiales y le dijo ‘Bueno, báilalos’. En lugar de hacerlo Sánchez, lo hicieron los soldados Suárez y Salazar, que terminan montándolo. Canevaro dio una orden mal dada que era ‘bailar’ a los soldados que no se podía hacer, pero igual se hacía, siempre. Obviamente es culpable porque era el jefe de la Brigada en el pabellón”. Y acotó: “Después el trato con él fue bueno. Fue respetuoso”.

Después de tomar distancia de la Policía Federal, en la que estuvo 30 años (16 fueron en Neuquén), Carlos Escobar fue gerente en un estudio de liquidador de siniestros para compañías y ART (investigaba cómo y en qué circunstancias ocurrían los siniestros denunciados) por casi diez años. Tras esa actividad, decidió volver a ponerse el traje de referí de fútbol.

En la actualidad, tiene una escuela de árbitros y es uno de los referentes del Torneo Don Pedro, donde todos los fines de semana juegan alrededor de diez mil futbolistas amateur.

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“Yo les decía (a los detenidos) 'Este es el juego de las escondidas. A mi me tocó contar y te encontré. Ahora te toca contar a vos, sino no juegues'. Algunos detenidos cuando me ven en la calle me abrazan y me saludan. Yo nunca ejercía la violencia contra ninguno de ellos. Siempre me han saludado bien, habla bien de uno. Jamás tuve una denuncia”, concluyó Escobar, quien quiso agradecer a su familia por todo el apoyo y amor incondicional, a la institución policial por su capacitación y reconocimiento, y a la Justicia Federal y sus compañeros federales.

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Carlos Escobar, máximo referente del arbitraje en Don Pedro. 

Carlos Escobar, máximo referente del arbitraje en Don Pedro.

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