El frio ya se sintió en la ciudad y con eso la búsqueda, como todos los inviernos, de las familias que no tienen gas natural para poder calentar sus casas.
Las familias neuquinas de las zonas carenciadas del Oeste capitalino, que no cuentan con gas de red, están detrás del objetivo de poder conseguir una garrafa para cocinar y calefaccionar su hogar. Pero esas garrafas tienen precios muy diferentes, según la zona. Las de 10 kilos arrancan en los 7800 pesos, en algunas distribuidoras -donde no hay siempre- y hasta 20 mil en algunas pequeñas almacenes de barrios como Almafuerte o Loteo Social.
Los precios más económicos se consiguen en las distribuidoras del Parque Industrial, lugar al que se debe llegar con vehículo y eso hace que sea una parte de las familias las que pueden acceder. El resto las trata de conseguir lo más cerca de sus viviendas. Se suelen ver vecinos con garrafas al hombro o en carritos de bebés que pasaron a ser transportadores de este elemento tan importante.
En una almacén del barrio Melipal sobre la calle Novella al 4000 las garrafas salen 10 mil pesos. Allí, Claudia la empleada aseguró a LMNeuquén que "no hay faltantes" y que los vecinos pueden llevarse las que deseen.
El valor está igual desde antes de Navidad y aunque la mayoría de los otros productos subieron ajustes por la inflación, a ese producto no le retocaron su valor.
"Acá en la zona hay gas natural, pero hoy conectarse sale muy caro, es casi imposible para muchas familias. Así que son varias las que siguen usando garrafa para cocinar o para calentar la casa", contó la mujer.
Julio es de China Muerta Plottier, pero trabaja en esa zona del Oeste de Neuquén así que aprovecha para comprar sus garrafas. En su casa cuenta con una estufa que funciona con garrafa y la cocina.
"Una semana me dura, por su puesto sin tenerla prendida todo el día. La prendemos en la noche y en la mañana cuando nos levantamos la apagamos", aclaró. Como él tiene auto pudo traer dos garrafas para recargar y llevárselas a su casa.
Cambios en las garrafa social
A fines de febrero la subsecretaría de Desarrollo Social de la Provincia anunció que las familias sin gas natural que eran beneficiarias de los bonos debían inscribirse en la dependencia más cercana a su domicilio para acceder a la garrafa social.
De esta forma, dejaron de existir los bonos de gas y cada familia puede retirar dos garrafas por mes en el lugar donde se inscribió.
Ivonne y Patricia, empleadas del Centro de Promoción Comunitaria del sector Estrella contaron a LMN que en esa oficina se inscribieron 78 familias, pero que días más tarde llegaron varios más quienes no se habían enterado de este cambio. Quedaron unas 60 familias en lista de espera.
Hasta le momento, estas otras familias que no llegaron a tiempo para anotarse, esperan por ser sumadas en este beneficio.
"Se cambió el sistema por el bono de gas. Ya no se da más el bono. Y estuvo bien porque antes se daba políticamente, o la gente no respetaba su lugar y se llevaba de cualquier barrio. Y con esto se normaliza porque tiene que llevarse de su sector y en un horario determinado", explicó la empleada.
Ivonne confesó que si bien desde la organización le parece un buen cambio, no sabe qué va a pasar cuando empiece el crudo invierno ya que dos garrafas por mes no les va a alcanzar.
La caminata por la garrafa
Marcelo es vecino del barrio 7 de Mayo y es uno de los que no llegó a inscribirse a la garrafa social. Por eso compra garrafa para poder cocinar en su casa donde vive junto a su pareja. Camina varias cuadras hasta una almacén donde la consigue a 12 mil pesos.
"Me dura un mes, aunque la uso solo para cocinar y calentar un poco. Se hace difícil conseguir garrafa, no hay siempre, no hay muchas y suelo caminar mucho hasta encontrar", compartió.
En un comedor comunitario del barrio 7 de Mayo son varios los vecinos que se acercan para llevarse un plato de comida. Allí este lunes al mediodía llegaron vecinos de distintos sectores.
Vanesa vino desde el Loteo Social, allí vive junto a sus cuatro hijos. Como no tiene gas natural utiliza garrafa para cocinar y calefaccionarse y aseguró que en su barrio la venden a "20 mil pesos".
"Antes nos la daban todas las semanas, ahora es solo una vez al mes. Yo no la compro en mi barrio porque está muy cara, me tengo que venir hasta acá en el 7 de Mayo para conseguirla más barata", aseguró la vecina, quien contó además que cuando se queda sin garrafa también utiliza una salamandra para calentar su casa.
La mujer contó que la garrafa le dura menos de un mes, ejemplificó que sus 4 hijos se bañan todos los días para ir a la escuela y debe calentarle agua para porder hacerlo.
Laura, otra vecina de ese sector del Oeste de la ciudad sí logró inscribirse ara recibir la garrafa social, aunque aseguró que no le alcanza para cocinar y calentar su casa donde vive con sus dos hijos, por lo que muchas veces sale a buscar leña para usar una salamandra.
En lo que quedó de la toma Casimiro Gómez las familias asentadas también viven sin gas natural. En sus precarias viviendas con techos de chapas sostenidos con neumáticos cada garrafa vale oro.
Antonella, es una de las vecinas que vive desde el principio, hace cerca de 4 años. Ella sí logró anotarse a la garrafa social y retira en el SUM de la comisión vecinal de la Cuenca XV.
"Cuando tuve que comprar me salió 10 pesos, pero me voy arreglando. También tengo una salamandra y una estufa garrafera", contó la mujer quien vive junto a su hija.
En una almacén de la toma Casimiro Gómez las garrafas cuestan 14 mil pesos. Allí llegan vecinos de diferentes sectores a comprarlas, porque si bien en la planta se consiguen desde los 7800 pesos, el precio que brindan es menor al de 20 mil o 18 mil que cobran en otros comercios pequeños del Oeste.
Diego vive en esa toma junto a su esposa y sus tres hijos. También tienen varios perros y un gatito. "Cuando fui a buscar la garrafa me enteré que este año había que anotarse, ya se me había pasado la fecha así que la compro, yo. Te piden entre 13 y 15 mil pesos", contó el hombre.
En su casa hay una cocina a garrafa y una salamandra con la que logran mantener su casa calentita. "No llegué a anotarme, quedé en lista de espera", contó el hombre desde su vivienda.
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