Ambos están internados en el hospital Castro Rendón de Neuquén capital. Su decisión permitirá mejorarle la calidad de vida.
Gira su cabeza hacia un costado, observa la cama de al lado y le afirma con una enorme sonrisa a LM Cipolletti: “Ella está mejor que yo”.
Juan Manuel -40 años- es el protagonista de un emocionante acto de amor hacia su hermana - María Laura -37 años-, a la que le acaba de donar un riñón para mejorarle la calidad de vida y terminar con sus padecimientos.
“Ni lo dudé”, asegura este gran hermano desde una sala del Hospital Castro Rendón, en Neuquén, tras recibir las curaciones pos intervención, en el inicio del tercer día de recuperación en ese nosocomio.
Le cambiará la vida a su hermana
Si bien se llevan apenas 3 años, la mencionará durante toda la nota como “mi hermanita”. Laurita a la vez también se preocupa por él y no para de agradecerle su enorme gesto.
“Podés creer que cuando estábamos en habitaciones separadas, tras el trasplante, era ella la que me preguntaba a mí por celu cómo me sentía”, recuerda aún algo dolorido el muchacho que está radicado en Cinco Saltos y trabaja en nuestra ciudad.
Mientras, su incondicional mamá los aguarda en una silla del pasillo del Hospital, “sin dormir, porque no ha querido volverse a casa, los doctores la retan en el buen sentido, es una genia”, la destaca Juanma.
Y luego repasa el caso que motivó su urgente e impostergable decisión. “Mi hermanita había tenido un aneurisma después de la pandemia. La pasó mal pero salió adelante. Pese a eso siguió haciéndose estudios y un día llaman a mamá a contarle que había dos opciones: entrar a diálisis o ver de conseguir un riñón. Se puso mal pero ahí le dije a la vieja ‘Ma, no te preocupes si soy compatible yo dono. Desde entonces empezamos a hacer estudios”, indica y bromea con los médicos que pasan a controlarlos.
“Cuando en septiembre nos confirmaron que se podía hacer, lloramos de alegría. Fue un alivio, algo que esperamos con tantas ansias. Yo quería evitar lo de las diálisis, porque es algo complejo, cansador. Y por suerte se nos dio”, explica el generoso Juan Manuel.
“La felicidad es completa, hasta los doctores vienen a vernos y ella se sienta, se ríe. Estuvimos un par de días en piezas diferentes y era la de los mensajes. Anoche (miércoles) me trajeron a su misma habitación, fue hermoso volver a vernos”, asegura y se le humedecen los ojos.
La historia familiar y laboral
Son de Centenario, pero él se mudó solo hace un tiempo a la mencionada ciudad rionegrina y actualmente trabaja en Cipolletti. “Ellas se quedaron en casa y yo partí, al igual que otro hermano que sí formó una familia y tiene dos hijos. Somos bastante unidos, nunca perdí la comunicación a pesar de no vivir juntos hoy en día”, comenta el muchacho.
A nivel laboral, Juan Manuel ingresó hace poco como ayudante de cocina en el Casino Del Río de nuestra ciudad y valora la consideración y flexibilidad de su jefe y autoridades de ese lugar, clave en este momento crucial de su vida.
“Necesito agradecerles porque me bancaron siendo que soy nuevo”. Su hermanita, en tanto, se desempeña “en un colegio especial, con el tema de la costura y la comida”.
“Entré a trabajar para el Día del Amigo -20 de Julio-, le avisé a mi jefe de cocina (‘Mariano’) que iba a tener la operación y la verdad que siendo nuevo me podrían haber dicho una vez que te operes empezás o dejá de trabajar. Lo bueno es que me bancaron a full, volveré en 2 semanas con todas las pilas”, avisa comprometido también con su empleo.
Sobre sus preferencias en la gastronomía, admite “me gusta ser pizzero”. Y sí, Juan Manuel es una masa. Los hermanos se han unidos para una bella historia de amor…
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