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El encantador de pájaros que sorprende en las plazas de Cipolletti: "El amor hace todo"

Un vecino ocupa un banco e inmediatamente decenas de palomas lo rodean. Dice que son sus amigas y que ya lo conocen. Advierte que hay personas que las atacan y las matan.

La imagen sorprende: el hombre sentado en un banco de la plaza con una paloma sobre un hombro, dos más en las rodillas y otro montón que lo rodean y sobrevuelan.

¿Como hace? ¿Las hipnotiza?

No hay mucho secreto. “Hay que demostrarles amor. El amor hace todo”, asegura Hardy Küster, un vecino de 83 años descendiente de alemanes que es un apasionado de los animales y que disfruta observar el comportamiento de las aves mientras le tira miguitas de pan.

“Anda un palomo negro que es muy celoso y egoísta. Cuando está él no quiere que ninguna otra se arrime. Las espantas. Es como un hijo caprichoso”, sostiene sonriente Hardy desde uno de los bancos del Paseo de la Familia, uno de sus lugares favoritos.

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Reconoce que verlo rodeado de pájaros llama la atención y no tiene problemas en explicar su afición y el trato que les brinda a sus “amigas” para que busquen su compañía. Incluso le piden tomarle fotos ante la posibilidad de que aparezca algún escéptico y ponga en dudas en relato.

“Una señora de Buenos Aires que paseaba por acá me sacó fotos porque dice que no había visto algo así, a pesar de que allá las plazas están llenas de palomas y de gente”, precisó.

Hardy afirma que las aves son muy inteligentes y que a él lo reconocen. Asegura que ni bien llega lo rodean y se quedan haciéndole compañía.

Le duele también la crueldad de algunas personas . Les hacen daños y las matan.

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Ha encontrado ejemplares con las patas quebradas y las alas desgarradas. Los intenta curar, pero es difícil. También ha encontrado algunas enredadas con hilos y nylon, y él las libera con una tijera que utiliza “para cortarse los bigotes” que lleva consigo.

Dice que vio en un par de oportunidades como las atacan.

“Les tiran algo para comer y cuando se acercan le largan la patada. Son pibes que parece no tienen otra cosas que hacer. Pero agredir así a un pobre bicho, que culpa tienen”, lamentó.

Hardy Küster con palomas .jpg

Cuenta que había una que se distinguía porque era totalmente blanca que no apareció más, como también tres marrones jaspeadas que solían andar juntas. Sospecha -y teme- que estén tratando de eliminarlas porque hay un convencimiento de que se pueden volver plaga.

“Las matan y se puede ver. Si suelen aparecer tiradas con heridas por los golpes. Hay que mirar nomás”, afirmó con tono de decepción.

Una vida de trabajo

Hardy trabajó durante muchos años como autoelevadorista en galpones de empaque, pero cuenta que también se da mañana para distintos oficios, como pintor. “Toda mi vida trabajé”, resalta.

Hace un tiempo le aparecieron algunos problemas de salud que requirieron intervenciones quirúrgicas y tratamientos prolongados que debió realizar en establecimientos locales. No quedó muy conforme con la atención que recibió por parte de los profesionales. Tiene dificultades para mover un brazo y eso lo limita en su vida cotidiana. Cuando lo recuerda su tono de voz como que se apaga. Pero al hablar nuevamente sobre sus amigas palomas se le vuelve a encender.

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