Se llama Sebastián Espindola, tiene 27 años y es técnico en trabajos verticales y acceso por cuerdas. En qué consiste su trabajo.
Sebastián Espindola se refleja en los grandes ventanales de un edificio, buscando algo más que dejarlos limpios. Es un joven neuquino que eligió hace algunos años tener sus pies en el aire y estar más cerca del cielo. Colgado de unas cuerdas, abraza la libertad y desafía todos los miedos de una profesión relativamente nueva en la ciudad, que ofrece otra perspectiva fascinante.
Tiene 27 años y vive en el tradicional barrio Huiliches. En pandemia descubrió que podía combinar su pasión de hacer equilibrio en una cuerda suspendida a gran altura con un trabajo rentable donde pudiese estar colgado en el aire. Lo cierto es que existe la disciplina y hasta una escuela que ofrece formaciones en acceso y rescate con cuerdas, siguiendo estándares internacionales reconocidos como las normas ISO. "Básicamente lo que hacemos es acceder a lugares a los que no se podría llegar si no fuese por las cuerdas. En estos casos, no son viables los andamios ni las grúas", contó Sebastián, certificado como técnico en trabajos verticales nivel 2.
En la Asociación Argentina de Técnicos en Trabajos Verticales y Acceso por Cuerdas (AATTVAC), donde hizo sus primeras armas, aprendió acerca de una diversidad de procedimientos y protocolos para hacer su trabajo de manera segura, sin correr riesgos.
"Al acreditar el nivel uno, acreditás la cantidad de horas que pasás colgado en el aire. Luego podés rendir un nivel dos y un tercero para los que tienen muchas horas. Yo soy un dos hace dos años, y llevo alrededor de 1000 horas colgado en el aire. Todo tiene su procedimiento de seguridad que ya está chequeado. Eso hace que los riesgos disminuyan bastante", expresó Espindola.
En Neuquén, trabaja en dupla con otro compañero de una empresa dedicada a estos trabajos (Alto Sur). Suelen acceder a la terraza de los edificios, donde montan puntos de anclaje vinculados a dos cuerdas: una de trabajo, mediante la cual quedan colgados en el aire, con un sensor que tiene palanca y bloquea la cuerda cuando empiezan a bajar muy lentamente del edificio; y otra de seguridad que amortigua la caída en caso de que falle la primera. Asimismo llevan un arnés integral que agarra el pecho, la cadera y las piernas con tres puntos de agarre.
Hasta ahora confesó que nunca le ha pasado caer al vacío y quedar suspendido por la cuerda de seguridad. "Son cuerdas, no son sogas. Las cuerdas están certificadas por Normas IRAM, tienen otra composición, otro trenzado, y aguantan hasta 2800 kilos. Asimismo llevan otras protecciones", contó.
La mayoría de las personas que se dedican a este trabajo ya tenían la experiencia de estar suspendidos en el aire porque practican disciplinas afines en la montaña y otros ecosistemas. "Los que hacemos esto ya estamos vinculados al mundo de la altura mediante la práctica de deportes de equilibrio como el slackline o highline. En general somos personas de montaña que nos gusta estar expuestos, obviamente siempre seguros", aclaró.
Sin embargo, a medida que la actividad se populariza, advirtió que el público se expande y se vuelve más diverso.
Contó que la mayoría de la veces que baja por una cuerda desde la terraza de un edificio lo hace para hacer limpieza de ventanas o grandes paneles de vidrios. Otras veces, le piden que lo haga para sellarlos con silicona. Pocas veces, la intervención consiste en un trabajo de pintura.
Advirtió que no es lo mismo que ser "silletero", otra forma de colgar de un edificio en una tabla de madera con dos sogas en cada punta que se vinculan a una más gruesa, algo que no recomienda para nada. "Es otro mundo que no está bueno promover porque no es seguro. Faltan procedimientos de seguridad y capacitación", sostuvo el joven técnico.
Los técnicos en trabajo verticales llevan un asiento de fibra de vidrio con mosquetones que se vinculan al arnés y éste a las cuerdas. "Siempre se trabajo de a dos, como mínimo, ya que si surge algún inconveniente tenés la posibilidad de que algún compañero te rescate", agregó.
El desafío más grande hasta el momento
En la ciudad, suele ser convocado para limpiar el Hotel Hilton, Neuquén Tower Hotel, el edificio del Colegio de Ingenieros (sobre calle Buenos Aires 373), CH Plaza (Carlos H. Rodríguez 364) y el enorme edificio vidriado que hermosea el Paseo de la Costa, entre otros. "Unos 15 o 20 hemos hecho", contabilizó.
-¿Allá arriba es puro silencio o se escucha el ruido de la ciudad?
-Siii, ruido ¡Sobre todo, en el centro! El quilombo de las marchas todos los días.
Entonces se toma un tiempo para "contemplar la ciudad y el cielo".
No obstante, el trabajo más fascinante que hizo hasta el momento estuvo vinculado a la industria eólica cada vez que tuvo que subir a los molinos de viento en Puerto Madryn, Bahía Blanca, Córdoba y La Rioja, sea para limpiar una torre o las aspas. Alguna vez también tuvo que reparar las palas. "Eso es lo mas top que hemos logrado. Esas palas están hechas de fibra de vidrio y hay que utilizar mascaras especiales para no respirar las partículas que quedan en el aire", detalló.
La altura máxima lograda con estos trabajos ha sido de 120 metros. "La exposición a la altura despierta algo que me hace sentir muy tranquilo y libre", comentó el joven neuquino.
Su experiencia en la montaña
Esa sensación de libertad trasciende su trabajo de técnico en acceso con cuerdas. Digamos que lo procede. Es que fue hace más tiempo y de otra manera que descubrió lo que quería hacer con su vida y esos instantes de pura felicidad. Practica highline, una modalidad de slackline, donde pasa una cinta de un punto a otro y camina por arriba haciendo equilibrio, atado con un arnés de seguridad.
Puede ser en la barda, en la montaña, en la selva más amazónica. Pero fue en un pueblito de México donde tocó el cielo con las manos a una altura de 180 metros.
"Hoy hay una movida importante en trabajos verticales y gente dedicada al highline. Acá (en Neuquén) tenemos dos o tres empresas que se dedican a esto. También hay trabajadores independientes y cursos que se dan en Neuquén y Cipolletti. Esta semana será el primero en Cipolletti", cerró.
Los que se quieran comunicaron con Sebastián para mayor información lo pueden encontrar en @seba__espindola
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