El gobierno nacional prometió su finalización para este año y puso dos fechas probables. Ver para creer sobre una obra que es un monumento a la desidia.
El jefe de gabinete de la Nación, Guillermo Francos, lanzó dos nuevas fechas tentativas para la inauguración de la obra del Puente de la Rinconada. Lo hizo en medio de la última sesión informativa de esta semana en el Congreso de la Nación, ante una consulta del diputado nacional por el Movimiento Popular Neuquino (MPN), Osvaldo Llancafilo.
“La información que me dan es que está prevista entre julio y agosto”, respondió Francos sin mucha convicción, algo de prudencia y, quizá, hasta desconfiando de la veracidad de los datos que le habrían proporcionado los funcionarios entendidos en la materia dentro del gobierno nacional.
Y no es para menos, teniendo en cuenta que se trata de una construcción que se inició en 2006 en la intersección de las rutas 234 y 40 y a la que se le adjudicaron innumerable cantidad de fechas de finalización.
Las dudas sobre el corte de cintas para el puente, en este caso, se basan no sólo en la larga historia de retrasos, paralizaciones e idas y vueltas respecto a la consecución de los trabajos, sino por la veda invernal que se aproxima, por lo que pensar en julio o agosto como fechas probables resulta poco imaginable.
Un poco de historia
El actual -pero antiguo- puente de La Rinconada sobre el río Collón Curá fue inaugurado en 1942 y consta de una sola mano que se utiliza para ambos sentidos, lo que muchas veces provoca filas de vehículos que esperan para pasar de un lado a otro. Se lo llama así, porque está situado en el sector La Rinconada y pertenece a la localidad de Junín de los Andes.
Ese puente fue levantado por el Regimiento de Infantería de Montaña del Ejército Argentino y es la puerta de entrada para acceder a la zona sur cordillerana, muy transitada por el turismo.
La idea de un nuevo puente en La Rinconada nace en 1998, luego se toma la decisión de concretar la obra en 2003 y después se adjudica en 2006 a la empresa Juan M. Lavigne.
En el medio, la firma demoró el inicio de la obra, porque uno de los propietarios de una estancia se negaba a ceder tres hectáreas de un total de 25 mil para la instalación de una de las cabeceras del nuevo puente.
Después de sortear esta dificultad, los trabajos comenzaron, pero nunca tuvieron continuidad por diferentes motivos, que se relacionaron con costos, redeterminación de precios, pero, por sobre todas las cosas, la inacción de un Estado nacional que fue atravesado por gobiernos de todos los tintes políticos.
Durante su segundo mandato, el exgobernador Omar Gutiérrez había prometido “hacer realidad” el puente, incluso con fondos propios. Pero no ocurrió.
A fines del año pasado, Rolando Figueroa tomó la decisión que se debería haber adoptado hace mucho tiempo de solicitar, al igual que hizo con varios tramos de rutas nacionales, el traspaso de la obra. Pero esto tampoco se terminó concretando.
El “no” puente de La Rinconada forma parte de un “paradigma” marcado por la desidia en materia de obra pública, en lo que hace el rol de Nación en territorio neuquino, junto a otros proyectos emblemáticos que quedaron inconclusos o que ni siquiera se iniciaron, como el caso de la represa Chihuido sobre el río Neuquén.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario