En sus talleres abordan la importancia de invertir y multiplicar el dinero ahorrado para evitar que pierda valor. Cómo reaccionan las familias.
En Bibiana Sagripanti se conjugan dos profesiones casi polarizadas. Como maestra de primaria, vivió un contexto de aulas con contenidos educativos casi estáticos y un aprendizaje basado en la repetición. Como analista en sistemas y empresaria, tomó la innovación y el cambio como fuerzas cada vez más presentes en su rutina laboral. Por eso, se decidió a crear un curso para mover el eje de la educación tradicional y enseñarle a los niños y adolescentes a tener independencia y responsabilidad financiera.
Pese a los cambios vertiginosos de los últimos años, hay contenidos escolares que se mantienen casi estáticos. Bibiana todavía ve en las aulas de hoy los libros, contenidos o conceptos que estudió ella en la escuela primaria, hace unas tres décadas. "No sé si sirve repetir la fotosíntesis o si van a aplicar esos conocimientos alguna vez", dijo a LMNeuquén. En su tránsito por los pizarrones de la escuela primaria, notó que no se hacía hincapié en tres ejes de conocimiento que son realmente útiles para la vida adulta: la inteligencia emocional, la alimentación saludable y la responsabilidad financiera.
Como administra una empresa familiar de cuarta generación y es dueña de varios emprendimientos, supo con rapidez que podía hacer su aporte en el tercer eje, y así creó el primer taller de finanzas para niños y adolescentes de la zona, con encuentros que se celebran una vez por mes en La Casa de Magdala, un salón de té de Cipolletti. Separados por edades, los estudiantes de su taller aprenden a armar presupuestos, calcular sus gastos de vida y por qué es importante ser medidos con los gastos y "no guardar el dinero debajo del colchón".
En cada clase, Bibiana combina su trayectoria pedagógica con los saberes que adquirió en la administración de empresas y nuevos proyectos. Así, busca despertar en los niños un espíritu emprendedor, que se escape a los tradicionales mandatos de la escuela que incitan sólo a estudiar, sacar buenas notas y obtener un buen trabajo, en lugar de crear negocios propios para combinar ingresos económicos con mayor calidad de vida.
"Así como se hacen ferias de ciencias, en las escuelas deberían hacer ferias de emprendedores, y que los chicos también puedan empezar desde el colegio a pensar proyectos para desarrollar de grandes", aseguró sobre la importancia de sumar contenidos transversales a todas las materias para que los estudiantes tengan un vínculo más responsable con el dinero.
Saberes que empiezan por casa
Además de organizar talleres por edades, Bibiana sumó un espacio de formación para las familias. "En esos casos, vienen tres o cuatro familias, y a veces con hijos de distintas edades, pero se van adaptando los contenidos para cada edad", explicó. El objetivo es que la relación con el dinero se comparta en el seno hogareño, para que los adultos también acompañen las decisiones de los más chicos.
Si bien el taller hace foco en las infancias y adolescencias, muchas veces son los padres los que se llevan más conocimientos. "Hay de todo, la mayoría nos dicen que nunca les enseñaron cómo manejar el dinero ni siquiera en la universidad", explicó.
En estos espacios, Bibiana organiza un presupuesto de gastos fijos para que los niños y adolescentes sepan cuál es el costo de vida. "Se suman los gastos de colegio, actividades, hasta el alquiler que se prorratea según los integrantes de la familia, y ahí muchos se sorprenden al ver cuánto les cuesta a sus papás", dijo y aclaró que muchas veces esa sorpresa es también el punto de inflexión para que asuman un mayor compromiso. "Se van comprometidos a leer los libros, a ser más responsables con el dinero", aclaró.
Poner el dinero a trabajar
Entre los puntos principales del taller, se aborda la importancia de saber qué hacer con el dinero. "Más que ahorrar, hablo de invertir porque el dinero guardado se pierde, en este país el dinero guardado se devalúa, ya sea en pesos o moneda extranjera, no sirve tenerlo debajo del colchón, siempre tiene que estar trabajando", explicó.
Ella ofrece un ejemplo práctico con los niños que quieren ahorrar para comprarse una bicicleta. "Si quieren algo que cuesta 100 mil pesos y ahorran 10 mil por mes, cuando reúnan el dinero, ese producto ya va a salir 150 mil pesos", explicó. Por eso, las inversiones son las formas de evitar que el dinero pierda su valor de compra mientras los chicos juntan lo necesario para esa compra.
"La clave es saber qué hago con el dinero y cómo hago para que se multiplique", dijo y agregó: "Por eso explico algunas estrategias que están cómo ocultas, el sistema quiere que gastemos, por eso hay que ser inteligentes".
De esta manera, Bibiana ofrece algunas estrategias de inversión. Aunque las herramientas pueden variar y ser más o menos convenientes según pasa el tiempo y cambia el contexto económico, la enseñanza más importante es la construcción de un vínculo saludable con el dinero, lejos de los gastos compulsivos.
Un taller que se construye en familia
Bibiana pudo poner en práctica las primeras lecciones en su propia casa. "Yo tengo un hijo de 11 años y con él empezamos a leer los primeros libros de finanzas adaptados para niños desde lo pedagógico", dijo y agregó: "No se consigue mucho material pero compraba libros por Mercado Libre que venían de México, España o de Estados Unidos traducidos", contó.
La primera lección práctica se la dio a su hijo hace algunos años. "Nos íbamos de vacaciones y él había ahorrado para comprarse algo allá. Como es fanático de los Lego, se quiso comprar una caja, pero le sugerí que haga la consulta en un sitio web y vio que costaba la mitad", contó. Con pocos años, el niño prefirió esperar a que llegara el pedido por correo en lugar de hacer ese gasto impulsivo en medio del viaje.
"Es una forma sencilla de cuánto te cuesta ese deseo de querer tener algo ya", dijo y aclaró que, pronto, su hijo empezó a adquirir herramientas para multiplicar el dinero en lugar de ahorrarlo, con el foco puesto en hacer emprendimientos e inversiones. "La idea es que sean libres financieramente, porque en la escuela sólo les enseñan a obedecer", explicó.
Hoy, su hijo la ayuda en la casa de té y atiende su propio puesto, donde vende sahumerios y productos artesanales. Si bien ella no lo impone como una obligación, el niño se comprometió tanto con el proyecto que también quiere ir a atender aquellos fines de semana que se queda en la casa de su papá.
Para la tallerista, es importante que los niños aprendan a multiplicar el dinero con estrategias de inversión, ayudando en su casa por una mensualidad o con algún emprendimiento sencillo de venta, pero siempre supervisados y acompañados por los adultos. Aunque algunos critican esta propuesta y afirman que los niños sólo deberían dedicarse a jugar, ella sugiere este tipo de actividades para que comprendan el valor del dinero y el esfuerzo que implica generarlo.
"Desde que están escolarizados, ya están sometidos a presión", dijo y aclaró que, en lugar del estrés de los exámenes y la repetición de contenidos, busca que aprendan con experiencias prácticas para el día a día.
"Son experiencias que le sirven para el futuro, para elegir su profesión cuando sean grandes, y la importancia de no pensar sólo en tener un buen trabajo en relación de dependencia", dijo y agregó que hoy, su hijo también la ayuda a promocionar los cursos y se lleva una comisión cada vez que suma un alumno. "Estamos asociados", dijo Bibiana con una sonrisa.
El sueño de la tallerista es convertir los saberes que dicta en un libro. "Ya estoy conversando con varias editoriales", dijo y aclaró que propone hacer un libro general destinado a las familias y, a futuro, pensar en volúmenes adaptados a cada grado escolar.
El dinero en los tiempos modernos
La docente explicó que el modelo educativo que seguimos implementando hoy fue ideado en la Revolución Industrias, para adaptar a la población al trabajo de las fábricas. Por eso, ella propone que los niños y adolescentes sumen otros saberes útiles para desenvolverse en el mundo actual, y que tienen que ver con la educación alimentaria para mantener una vida sana, la inteligencia emocional para evitar problemas de salud mental y una buena relación con el dinero.
Desde que comenzaron los talleres, la convocaron de algunas escuelas privadas de nivel primario para sumar su propuesta. "De a poco me van llamando de más escuelas, pero lo ideal sería que haya una ley para que estos contenidos atraviesen la currícula de forma transversal", afirmó.
En sus encuentros mensuales, Bibiana habla de temas prácticos de la vida adulta, como cuándo es conveniente endeudarse, y qué hay que tener en cuenta a la hora de tomar un préstamo, si es ventajoso o no comprar un auto cero kilómetro, que es un pasivo que requiere gastos de mantenimiento. Explica métodos de inversión y de uso de las cuentas bancarias, entre otras dudas que traen los mismos estudiantes.
Aunque sus alumnos crecieron en un contexto inflacionario y con las billeteras virtuales como método de pago, la tallerista observa que son muy conscientes del dinero. "Por más que sea una cifra virtual, saben que eso es dinero, saben cuánto tienen en la cuenta", aclaró, aunque señaló que la posibilidad de invertir en el Mercado de Valores en edad temprana debería estar siempre supervisada por un adulto.
Más allá del buen uso del dinero, Bibiana busca que puedan tener una ambición a largo plazo de conjugar sus pasiones con una actividad que les dé ingresos económicos pero también la libertad de elegir qué tipo de vida quieren llevar. Para ella, el emprendedurismo es una alternativa para que cuenten con más tiempo y calidad de vida pero, para eso, hay que saber invertir y administrarse.
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