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La Mañana empleada

La empleada que se acogió al retiro y el pueblo neuquino que se quedó sin Correo Argentino

Roxana Altamirano era la jefa y única trabajadora de un pueblo del interior de la provincia que desapareció por el ajuste del Estado del gobierno nacional.

El alma y el corazón de los pueblos son las instituciones y en cada una de ellas hay hombres y mujeres que ofrendan cada día los mejores esfuerzos para que se vayan abriendo camino en el tiempo. Sin embargo en el nuevo milenio las instituciones parecieran ser que tienen fecha de vencimiento.

Y Las Ovejas, en el norte neuquino, el pasado viernes vivió en carne propia el dolor de perder una institución emblemática como es el Correo Argentino. Es así que pasado el mediodía, la encargada de la sucursal de la empresa estatal, Roxana Altamirano, despachó la última carta, le puso llave a la oficina y con lágrimas en los ojos se fue a refugiar en los brazos de los vecinos que la fueron a despedir y a contener en un hecho que marcará su vida para siempre.

“El viernes 28 de junio de 2024 se cerró un ciclo en mi vida. Mezcla de sentimientos. Cuantos recuerdos, cuantas vivencias. Correo Oficial de la República Argentina Sucursal Las Ovejas cerró sus puertas”, contó.

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Roxana Altamirano, jefa y única empleada de la oficina del Correo Argentino que cerró en Las Ovejas.

Roxana Altamirano, jefa y única empleada de la oficina del Correo Argentino que cerró en Las Ovejas.

En tanto en el plano personal agregó que “la verdad es muy difícil de soltar algo que fue parte de tu vida. Fueron 26 años de trabajo, en los cuales tuve muchas cosas lindas y es con lo que me quedo. Fueron momentos de diferentes circunstancias”.

Un retiro voluntario que duele

El cierre de la sucursal del Correo fue una noticia que impactó de lleno en toda la comunidad ovejense y en todos aquellos parajes rurales que utilizaban sus servicios.

Érica Munk, responsable del Registro Civil y reconocida poeta de la localidad, es una de las vecinas y amigas de Roxana que acompañó todo el proceso y lamentó la situación que atraviesa la vida de todos.

El viernes se envió la carta más triste, la estafeta del correo recibió la última firma de su encargada de 25 años presentando el retiro voluntario. Ella se adhirió a una de las propuestas que con insistencia ofrecía Correo Argentino. Atrás quedarán innumerables historias tejidas con mucho afecto”, contó Érica con angustia y emoción.

Agregó que “al correo no le dieron los números y a la estafetera no le dio el alma para seguir en contra de un sistema que corta a todos con la misma tijera. Después vendrán formas de parchar para contener a los usuarios de parajes lejanos”.

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Seguidamente, con profunda admiración y respeto, señaló que “Roxana se fue entregando toda la documentación en orden. El lugar tiene el mismo mobiliario desde hace 50 años, un mostrador, un pequeño mueble para poner las cartas, una anafe y una silla. Con todo eso quedó hecho el inventario”.

Para finalizar y para remarcar su entrañable amistad de años, contó que “al final sus amigas la esperamos para darle un abrazo contenedor, y el deseo de que su futuro sea para bien, que la cobijen los buenos recuerdos y el agradecimiento seguramente llegará de la mano de Dios”.

Toda una vida de trabajo

Quebrada de dolor pero con la firmeza de la esperanza de enfrentar nuevos caminos, Roxana recordó sus pasos por una de las principales instituciones del pueblo que quedaban.

“Comencé a trabajar en el Correo en el año 1996 con contratos de aprendizaje remunerados. Se renovaban cada tres meses al principio y luego cada seis, hasta que me pidieron desde Neuquén que viajara a una capacitación y es ahí donde me hacen el nombramiento”, relató. Luego detalló que desde 1 de mayo de 1998 quedó como empleada de planta permanente en la estafeta postal de Las Ovejas y además como personal único. Aquella estabilidad laboral le brindó los recursos suficientes para forjarles un futuro a sus hijos Agustín, Julián, Ivonne y Demian. También guardó un tiempo para rememorar algunas de las vivencias experimentadas en su puesto laboral.

“Por años pagué pensiones y jubilaciones, que también se complicaba en las épocas de invierno. Así que tenía que gestionar que me faciliten el salón de convenciones de la municipalidad, dónde los abuelos tenían un lugar donde esperar que llegue el camión de recaudaciones”, contó.

A su vez recordó las charlas interminables con los abuelos esperando, tanto en el municipio como en la oficina. “Cuando pasaron a cobrar al banco los extrañé muchísimo. He vivido cosas, momentos muy lindos, y otras no tanto, pero hoy me quedo con las mejores”, reseñó.

El reconocimiento de una amiga

El pensamiento y el agradecimiento de la comunidad de Las Ovejas hacia el trabajo desplegado por Roxana Altamirano por tantos años quedaron testimoniados por su amiga Daniela Morales en las redes sociales.

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Roxana Altamirano rodeada por el cariño de sus amigos en un momento triste de su vida.

Roxana Altamirano rodeada por el cariño de sus amigos en un momento triste de su vida.

“Roxi es una vecina, amiga, mamá, hija, hermana y muy querida persona. Ella inicia una nueva etapa en su vida, y en lo personal solo quiero desearle lo mejor para su vida, todo lo bueno para su familia, y le pido a Dios que bendiga sus nuevos pasos en este camino nuevo”, escribió Daniela.

“Roxi, gracias por tu trabajo más allá del oficio, de tus tareas en la oficina. Gracias por tu vocación de servicio, tu humildad, tu servicio de corazón a la comunidad”.

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