La herencia de Sergio Massa que Javier Milei festeja y afecta a las provincias

Javier Milei se encamina a gestionar los recursos públicos en 2025 a total discreción por segundo año consecutivo, a falta de una ley de Presupuesto. Será un hecho inédito para un gobierno y también para el Congreso, que parece haber hecho todos los esfuerzos para que esta situación se produzca.

Más allá de los beneficios que el oficialismo aspira a conseguir -que no se toque su pauta de déficit cero, cueste lo que cueste-, la situación puede derivar también en una situación inédita en la que tampoco está claro si se trata de un mecanismo inconstitucional, o si es perfectamente viable avanzar con esta modalidad.

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En efecto, la Ley 24.156 de Administración Financiera dice que el Presupuesto, si no consigue aprobación parlamentaria, puede prorrogarse automáticamente. Sin embargo, no aparece la hipótesis de una segunda prórroga. Es que el actual cálculo de gastos y recursos data de la época de Sergio Massa al frente del Palacio de Hacienda.

En el gobierno dicen que “es problema del Congreso”. Y en en las cámaras no hay acuerdo para tratarlo, pues el gobierno no solo no quiere que le empañen su déficit cero, sino que tampoco se le impugnen los severos recortes al gasto público que afectan a las provincias, a los jubilados, a la salud, a la obra pública, a la educación universitaria, etc.

Las provincias quieren que el presupuesto 2025 deje claro las deudas por cajas previsionales no transferidas (como la de Neuquén); coparticipación del Impuesto a los Combustibles Líquidos; distribución del Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN); limitación de la alícuota de la Agencia de Recaudación Federal (ex AFIP) y compensaciones pendientes del Consenso Fiscal 2017.

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Javier Milei, el 15 de septiembre, durante la presentación del proyecto de Presupuesto 2025 en el Congreso.

El gobierno parece no tener temores en ninguno de los frentes para avanzar con los gastos a discreción, y tampoco con los recortes. Administrar sin presupuesto un año electoral, como el que se acecina, le permitirá el manejo a su antojo de la caja, aun cuando la falta de transparencia le termine jugando en contra en días menos prósperos, que en algún momento inexhorablemente vendrán.