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La Mañana panadería

La "panadería móvil" que recorre Neuquén: dejó las adicciones, sacó el oficio a la calle y honra el legado familiar

Daniel Blasco, hijo de dos reconocidos vecinos de Valentina Sur, volvió del peor lugar para hacer lo que le enseñó su padre: hornear facturas y hablar con la gente.

Desde hace un mes y medio, a media mañana, un particular avistamiento irrumpe en la cotidianeidad del centro neuquino. Si bien es normal encontrar distintos vendedores con tortas fritas, churros o bolas de fraile, el caso de la "Panadería Móvil" es distinto.

A partir de las 10 de la mañana dos hombres cargan con un carro con al menos siete fuentes de facturas y dos canastas de bizcochitos ofreciendo muestras gratis. "¿Me acepta una invitación sin compromiso de compra? es para que usted conozca nuestro producto y, si le gusta, después nos vea y nos compre", dicen.

La particular estrategia comercial es impactante. Ofrecen y convidan al punto de que parece que van en pérdida. "Nos ha traído muy buenos resultados", dice Daniel Blasco, dueño de la histórica panadería Blasco de Valentina Sur en diálogo con LM Neuquén. "Por cada factura que va, la gente compra otras 5", agregó.

Panaderia Movil - Daniel Blasco

Tanto Daniel, como su amigo y socio Maximiliano Barros, se pasean por las cuadras del bajo ofreciendo su producto, vendiendo y, sobre todo, charlando con la gente. Esa combinación hace que los peatones se junten en ronda alrededor del carro, que pasa una hora quieto en la esquina de Perito Moreno y avenida Olascoaga, probando las facturas y bizcochitos.

Sumado a esto, un amigo de los dos socios publicó un video en redes sociales, contando cómo es la "pana móvil", como le dicen ellos. El video tuvo buena repercusión y, sumado a lo establecido de la panadería Blasco, el apellido reconocido y su presencia en la calle, les está yendo cada día mejor.

Ahora, con la temporada de verano y los balnearios más concurridos, se preparan para hacer un recorrido a la tarde para aumentar aún más las ventas. "La primera semana vendimos 10 docenas de facturas, la semana pasada 180", indicó Maximiliano.

El recorrido de la panadería móvil en Neuquén

El recorrido matutino empieza a las 7:30 con la camioneta de Maxi cargada con el carro y decenas de "latas" (nombre que le dan los panaderos a las fuentes llenas de facturas o bizcochitos en este caso). La primera pata de ventas es la empresa de servicios petroleros Schlumberger, ubicada en Solalique y avenida Mosconi.

Según Daniel, allí hay aproximadamente 250 empleados. Las primeras pasadas no fueron tan fructíferas, pero a medida que en la sede fueron probando las facturas y bizcochitos, se vendieron cada vez más.

panadería movil recorrido

La segunda pata del recorrido es la favorita de Daniel: la calle. Llegan a la esquina de Perito Moreno y avenida Olascoaga entre las 9:30 y las 10 y se quedan ahí por unos cuarenta minutos. A partir de ese momento comienzan a recorrer los negocios y calles del bajo, carro en mano y cántico en la voz.

Promocionan sus facturas de manera grandilocuente: "son un poema, un sueño, una postal". Lo vociferan con orgullo e inmediatamente ofrecen pruebas de sus dichos en forma de muestra gratis. Al probar, la conclusión es que la épica no es exagerada. En esas facturas, provenientes de una panadería de lo que en algún momento fue en lo más remoto de la ciudad, se notan décadas de refinamiento y maestría.

Detrás de la particular iniciativa de la panadería móvil hay una razón profundamente personal, más que una oportunidad comercial. Además, un legado familiar de enseñanzas y solidaridad tabica el proceso con valores intergeneracionales.

La historia de Daniel: la rutina, el consumo y el repunte

Daniel Blasco es tercera generación de panaderos, así que conoce el oficio de arriba a abajo. Hace facturas desde los 14 años y su producto demuestra los más de 30 años de refinamiento. Sin embargo, afirma que tener tan claro su trabajo hizo, de alguna manera, que se vuelva rutinario, monótono.

Panaderia Movil - Daniel Blasco

Por años pasó 12 horas al día encerrado en la panadería y, poco a poco, se fue degradando su salud y su vida personal. Contó que ese exceso lo volcó a las adicciones. Particularmente, al juego y a la cocaína.

"Llegué a tomar 5 gramos al día", relató. El consumo fue degradando sus vínculos familiares cada vez más. "Me separé tres veces y quedé distanciado de mis hijos", detalló.

Estos problemas se agudizaron con los años. En 2012, Hugo Blasco, su padre, falleció a los 65 años. "Cuando mi viejo murió nos peleamos todos y quedamos cada uno por su lado", contó. En ese momento, Daniel tenía varios negocios y 32 empleados a su cargo.

En 2016 los negocios de Daniel quebraron

En 2016, los negocios de Daniel fueron a la quiebra. Contó que, con todas las deudas que le quedaron, terminó en la calle. Eso lo llevó a profundizar su consumo y el aislamiento de sus vínculos. Fue allí que se separó de la madre de sus hijos y quedó distanciado de su familia.

Poco después, a partir del 2017, quedó en situación de calle y se fue a Buenos Aires a buscar ayuda. "Estaba muy mal, muy enojado con el mundo, consumía mucha cocaína", dijo Daniel. Estuvo ahí hasta el 2019, momento en que se las arregló para juntar plata y regresar a Neuquén.

Relató que fue allí cuando tocó fondo. Sus paupérrimas condiciones de vida, sumado al consumo de droga lo llevaron a sufrir un pre-infarto. Al recuperarse, empezó de cero. "Ahí me asusté y pensé que tengo que empezar a vivir cada día como si fuera el último. Hasta día de hoy estoy convencido que me habló algo divino. No sé si Dios, la naturaleza, el universo, la energía, pero no fue mi cabeza la que pensó eso", expresó.

Panadería Blasco

Volvió a Valentina Sur y comenzó a vender productos puerta a puerta. Con el pasar de los meses, los vecinos lo fueron reconociendo dada la historia de su familia en el barrio. "Me daban algún guante, un delantal, un paquete de harina. Por suerte yo hice mal las cosas conmigo, con mi propio cuerpo, pero no con la gente", contó.

Otro factor importante para repuntar fue la revinculación con su familia. Entonces, la panificadora no estaba funcionando. Al ser herencia de todos, Daniel pudo empezar a usar las máquinas para vender en la calle lo que sabe hacer mejor: facturas.

El extra lo dejaba para la panadería y con eso también fue mejorando la relación con sus hermanos.

La doble razón de la panadería móvil

Por recomendación cardiológica, Daniel tenía que empezar a caminar con constancia y vendiendo podía hacer ambas cosas. "Siempre fui medio vago para caminar, pero con esto tenía una excusa", dijo. "Ahora me gusta mucho, es lo que me salvó", agregó.

Tiempo después, se reunió con sus hermanos y, entre tres, decidieron retomar el histórico negocio familiar de la panadería. "Dejamos las cosas en las que somos buenos y las que somos malos sobre la mesa. Con eso claro, empezamos", dijo.

Hoy, Daniel lleva 6 años sin consumir y, meses atrás, decidió que volver a trabajar "encerrado" en la panadería no le hacía bien y fue lo que inicialmente lo que lo empujó a las adicciones. "El encierro me mata", afirmó.

Panaderia Movil - Daniel Blasco

Es por esto que, luego de capacitar personal para que ocupe parte de sus funciones, se puso en campaña de armar la panadería móvil. Allí se lanzó con su amigo Maxi a vender en los lugares concurridos del centro. "Estamos trabajando para que yo también me pueda dedicar completamente a esto", confió este último.

"Por suerte ahora entendí quién soy", dijo Daniel. "Tardé en darme cuenta, pero ahora sé que quiero esto, lo suficiente para vivir. El resto me fijo quién necesita", agregó.

El legado de la familia

"Mi viejo fue el tipo que más me puteó y que más me enseñó", dijo Daniel. Tercero de cuatro hijos de Hugo Blasco y Carmen "Coca" Goenaga, su familia le inculcó valores importantísimos que no solo lo impactaron a él sino a toda la comunidad.

Un ejemplo de esto es que la panadería Blasco tiene una tradición que lleva décadas: entregar 80 kilos de pan a personas en situación de calle. "El pan y el agua no se le niegan a nadie", decía Hugo. También donan semanalmente pan y facturas a merenderos de la ciudad.

Hugo Blasco panadero
Hugo Blasco, histórico panadero neuquino y padre de Daniel.

Hugo Blasco, histórico panadero neuquino y padre de Daniel.

El histórico panadero le enseñó la profesión a sus hijos y fue un referente en el rubro de Neuquén. También fue una personalidad importante en el barrio Valentina Sur, al punto de que una plaza, ubicada en la esquina de Concepción e Iguazú lleva su nombre.

"El sol sale para todos", le dijeron una vez sus padres a Daniel. Con esto querían decir que, con acuerdos y desacuerdos, todos pertenecemos a la misma comunidad.

La trayectoria de la panadería Blasco es palpable inclusive cuando Daniel vende por las calles del centro. En un momento de la mañana del pasado martes, una mujer mayor reconoció su apellido. "Los que tenían la panadería en la Bahía Blanca", dijo la señora.

Hugo y Coca

Ella se refería al antiguo local de la panadería Blasco, que estaba ubicado en la esquina de Bahía Blanca y avenida Mosconi. Este pertenecía al abuelo de Daniel, oriundo de Villa Regina, que se mudó a Neuquén luego de que se le diera una oportunidad de adquirir ese lugar para desarrollar su oficio. A día de hoy, la familia recuerda el apellido del hombre que vendió la panadería a su abuelo porque les dio una oportunidad.

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