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Los secretos del mote y sus tradiciones que atraviesan generaciones en el norte neuquino

Teresa es "motera de ley" y con 64 años de experiencia, ofrece en Huinganco a vecinos y turistas una de las recetas más exquisitas.

Más allá de ser un alimento tradicional y ancestral, el mote se ha transformado con el tiempo en un “postre criollo”, que ha formado parte de las existencias en sus infancias de hombres y mujeres que atesoran recuerdos indelebles de momentos compartidos con padres y abuelos en épocas pasadas donde no sobraba nada y faltaba de todo. Siempre en la mesa había un vaso de mote para acompañar la escasa comida que familias numerosas tenían a su alcance compartir. Así el mote siempre estuvo presente y aún hoy la localidad de Huinganco cuenta con vecinos que apuestan a seguir “dándole” vida y apuestan a que no se pierda esta sana costumbre del norte neuquino.

El mote es un alimento natural, rico, saludable y ancestral que le agrega todavía más sabor a la principal fiesta popular de Huinganco. Cada año los moteros esperan ansiosos cargados con kilos y kilos del tradicional “postre campesino”. Y si algo le falta, el “huesillo” le otorga un final dulce tan propio de los huinganquinos.

Una de ellas es Teresa Muñoz, una esforzada mujer nacida y criada en las tierras del primer bosque comunal argentino. Es considerada una de las “moteras de ley” y como tal, estuvo de alguna manera de abanderada de todos aquellos que aún preparan el mote y participaron de la tercera edición de la Fiesta Provincial del Mote y sus Tradiciones.

Todos los emprendedores tuvieron un único stand circular con barra incluida, donde los turistas y vecinos pudieron disfrutar del tradicional alimento con agua fresca, azúcar y acompañarlo con los emblemáticos huesillos.

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Doña Teresa lleva 64 años de experiencia sobre sus espaldas, pero tiene una vitalidad, un espíritu jovial y un carisma innato que le otorgan un plus a sus ventas. Estuvo en el puesto junto a su compañero de vida Zenón Herrera, quien además la acompañó en todo el proceso de elaboración. En contacto con LMNeuquén, la popular motera explicó en palabras sencillas como llega a obtener esta exquisitez, una tradicional receta de su madre.

“Gran parte de mi infancia me alimenté con mote. Mi madre María Elisa Sepúlveda me enseñó todos los secretos para prepararlo. Primeramente elijo una buena leña para hacer ceniza, después preparo una lejía donde pongo a hervir el trigo hasta que afloja la piel”, contó. Y explicó que una vez completado este paso lo retira del fuego y lo lava. "Cuando queda libre de la ceniza y la lejía, lo pongo a hervir de nuevo y una vez cocinado sale un producto fresco, rico y muy sano”.

Teresa participó de la fiesta provincial del mote para vender junto a su esposo, la producción hecha en casa. “Vinimos a la fiesta a vender lo que hacemos y esperamos que todos los que nos compraron se hayan ido satisfechos”, señaló con total humildad.

Teresa cuenta los secretos del mote en Huinganco

Un legado para las nuevas generaciones

La emblemática motera del pueblo, que también le vende diariamente a sus vecinos por pedido, contó que si bien esto no es su única fuente de ingresos la ayuda mucho con la economía familiar. A su vez, ya pensando en el futuro, se animó a expresar un anhelo cargado de emoción y prosperidad. “Mi deseo de quienes hacemos mote es que no se pierda nuestra cultura. Que sigamos por el mismo camino y que los jóvenes se animen a hacerlo. Desde nuestro lugar estamos dispuestos a explicarles cualquier duda que tengan en el proceso de elaboración”, sostuvo.

Acerca del significado que tiene el mote para la cultura del norte neuquino, Teresa afirmó que: "Es algo muy especial porque es un alimento sano, siempre es bueno volver a hacer lo que se hizo en su tiempo. Porque antes la mayoría de las familias vivían la cultura de sembrar el trigo, de cosecharlo y llegar hasta el preparado del mote”.

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Asimismo, contó que su madre junta a su padre Vidal Muñoz también se dedicaba a la siembra de otros productos y la crianza de animales. La vida pasó y su árbol genealógico fue creciendo, junto a Zenón le entregaron tres hijos varones a esta tierra: Simón Pedro, Lázaro y Lucas Samuel. Hoy tienen la suerte de disfrutar de la compañía de tres nietos, dos varones y una nena. “Ellos son los que llenan nuestro tiempo, nos dan alegría y nos hacen sentirnos muy felices”, indicó la orgullosa abuela.

La trilla y el mote, el complemento ideal

El intendente de Huinganco, Luis Sepúlveda, informó que para acrecentar la actividad del proceso del mote y de otros derivados como el ñaco y la caña dulce ya en estos tiempos están llevando adelante la siembra de trigo en una chacra municipal a partir de un convenio establecido con un emprendedor privado. De esta manera se podrá revivir otro “ritual ancestral” como lo era la trilla del trigo.

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Según explicó el jefe comunal, la intención es llevar adelante todo el proceso que antecede al mote, para que vecinos y turistas puedan vivenciar esa experiencia en futuras ediciones de la fiesta. Sobre la importancia de la labor de Teresa, detalló que “ella es una de las representantes genuinas del mote y de los moteros de Huinganco. Nos viene acompañando desde la primera edición de la fiesta".

Teresa no solamente concurre a la Fiesta del Mote, sino que en gran parte de la temporada se puede encontrar mote en su domicilio y también lo vende en la pileta de natación. "Se dedica de corazón a trabajar, acompañar y muchas veces lo hace para promocionar nuestros productos locales”. dijo. Y mencionó que “le gusta mucho nuestra cultura y a ella le encanta poder hacer este producto, que además como todas las moteras lo hace con tanto amor, cariño y muy rico”.

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