Estudió Diseño Gráfico y encontró en la manicura una chance de hacer arte en cada uña. La salud, la capacitación y el trato personalizado son aliados en su crecimiento.
Primero como una tendencia masiva y hoy como un hábito ya incorporado en cientos de clientes, la manicura dejó de ser un tratamiento estético exclusivo para ser un engranaje más en la rutina del cuidado personal. Y aunque "hacer las uñas" parecía una práctica sólo reservada a las mujeres, el neuquino Lucas Esteban desafió los estereotipos de género para convertirse en uno de los manicuristas varones pioneros de Neuquén.
Todavía hay quienes se sorprenden cuando entran al gabinete estético de calle Belgrano que Lucas comparte con otros profesionales y con su pareja, Delsi Correa. "Las preguntas son siempre las mismas. Me dicen que es raro ver a un hombre haciendo uñas y cómo fue que empecé", contó.
La respuesta está ahí, frente a los ojos de todos los clientes. Y es que Delsi, además de su novia, fue también su inspiración y la primera en capacitarlo para iniciarse en las técnicas de kapping o esmaltado semi permanente. "Ella tiene 12 años de trayectoria en manicura y es muy conocida en Neuquén porque siempre le dio mucha importancia al cuidado de la salud", explicó el joven.
Ahora, los dos trabajan codo a codo y buscan cambiar el paradigma de los clientes para ver más allá de los fines estéticos. "No es pintarse y ya está", aclaró Lucas, que suele iniciar su vínculo con los que demandan su servicio a través de un diagnóstico, recomendaciones de cuidado y una rutina rigurosa de limpieza y desinfección de los instrumentos que va a utilizar.
Por eso, en su local suelen tener clientes fijos, y muchos llegan para reparar daños graves de intervenciones mal hechas o porque quieren dejar de morderse las uñas. Con buen humor y un trato cuidadoso, él se ocupa de dar consejos y de tejer una relación a largo plazo, para sumar las manos al resto de la rutina de cuidado personal.
Lucas estudió Diseño Gráfico y siempre tuvo al arte como su motor. Probó un tiempo con la música y, hace menos de dos años, decidió lanzarse a hacer uñas, después de observar con atención el cuidadoso trabajo que realizaba su novia.
Las primeras clientas llegaron cuando su pareja tuvo que rechazar algunos trabajos por su agenda superpoblada. Si bien dudaban de dejar sus manos a la merced de un principiante, que además era varón, la supervisión de Delsi les daba el empujón para confiar. Así, Lucas fue ganando experiencia y hoy su trabajo es cada vez más demandado.
Para el joven neuquino, cada cliente se traduce en 10 oportunidades para hacer arte. "No todas las manos son iguales, ni siquiera los dedos que tenemos son iguales, por eso me dedico a observarlos y ver cómo hacer el trabajo en cada uno", afirmó.
Las uñas minimalistas y los clientes varones
"Todo empezó por la curiosidad de las técnicas, la posibilidad de hacer arte en algo tan chiquitito que siempre me gustó. También el cuidado personal, que lo empecé a ser para mí", explicó Lucas y mostró, orgulloso, sus manos cuidadas con un perfecto esmaltado de tono rosa, que le da un resultado natural. Aunque sus uñas no parecen pintadas, sí ofrecen un aspecto saludable y cuidadoso.
Su formación en diseño le entrenó el ojo para entender de colores, combinaciones y formas. Sin embargo, Lucas no se dedica al "nail art", una práctica de diseño sobre uñas que permite hacer dibujos con esmalte y pincel o hasta imitar caricaturas usando como lienzo a esa superficie diminuta de cada dedo.
"Si es algo que me piden, lo hago, pero yo tengo un estilo más minimalista y elegante", dijo y agregó: "Me guío por esa frase que dice que menos es más". Por eso, prioriza lo simple con las técnicas bien aplicadas, los detalles cuidados y bien hechos.
Su estilo es también una invitación a que más hombres se animen a sacar turno en un gabinete. "Es muy raro que un hombre se haga uñas o se cuide las manos. Por eso buscamos romper el estereotipo, que tiene que ver con tener un espacio masculino para hacerlo", dijo Lucas, que ofrece un encuentro entre pares a la hora de hacerse un tratamiento estético.
"Tengo hombres clientes pero son poquitos", dijo y agregó que en Buenos Aires sí creció la demanda masculina, pero en Neuquén todavía cuesta más.
"Acá en la zona hay mucha barbería y peluquería pero no veo que se haga mucho en la zona. Soy uno de los pioneros que quiere empezar a enfocarse en el cuidado personal del hombre", detalló.
Una apuesta al futuro
Lucas sigue trabajando como diseñador gráfico. De a poco, sin embargo, las citas para hacer uñas fueron ocupando gran parte de su agenda. Y la demanda creció todavía cuando se mudó, junto a Delsi, a un nuevo gabinete estético, ubicado sobre la calle Belgrano. "Nos mudamos a este nuevo local y estamos en pleno enfoque en el salón", agregó.
Además de sumar cada vez más clientes, junto a su novia tienen otros proyectos a futuro. "Queremos generar un espacio de capacitación porque en la zona no hay muchos lugares de calidad para estudiar. Hay que recurrir a espacios de afuera, online o viajando a Buenos Aires", explicó.
"En Neuquén hay mucho talento pero mucha desinformación", dijo sobre la importancia de capacitarse no sólo en los nuevos diseños, las tendencias o los materiales que aparecen sino en la necesidad de esterilizar las herramientas y siempre poner la salud adelante de cualquier intervención sobre el cuerpo.
"Hay mucha demanda y por eso es muy común verlo como una salida laboral rápida", dijo Lucas y agregó que, sin embargo, "hay que estudiar patologías, enfermedades, el estudio es primordial y también el hecho de capacitarse en el rubro para poder destacar con el trabajo o el cuidado de los clientes".
Por eso, la mayoría de los profesionales del sector aseguran que hay que aprender con técnicas de afuera o tomar clases online con profesores del exterior. "Queremos que los argentinos también tengan el mismo nivel que los de afuera", dijo el manicurista y aclaró que, por eso, apuntan a sembrar su visión de la disciplina con un espacio propio de formación.
Más varones que hacen uñas
Por ahora, son pocos los varones de Neuquén que toman las manicuras como su principal sustento. Con la sonrisa que lo caracteriza, Lucas busca romper barreras y también surcar el camino para otros que se interesen en la actividad.
Así, recomendó a los varones a sacarse los prejuicios e insertarse en un rubro de alta demanda laboral. "Les diría que no tengan miedo al qué dirán, es un trabajo y una profesión como cualquier otra. Si bien abundan las mujeres, no quiere decir que nos cierren puertas a los hombres", señaló.
Para él, ser manicurista requirió romper barreras en la sociedad y también en su propio entorno. "Pasar de decir que era diseñador gráfico, que hacía música y después ser manicurista, el entorno quedó como "qué pasó". Hay que animarse porque no es fácil", expresó.
Aunque el joven veía en los tratamientos de uñas la fusión natural entre su gusto por el arte, su formación en diseño y su inclinación hacia el cuidado personal, entiende que abrirse paso en un rubro competitivo requiere de un trabajo a largo plazo, incluso con el apoyo incondicional de su pareja, ya con trayectoria en la actividad.
Tras la valentía, llega ese camino al éxito que se asemeja al de muchas profesiones. Con formación y trabajo duro, con sacrificios, pero sin atajos. Y, sobre todo, sin prejuicios.
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