Vecinos de diferentes barrios opinaron sobre la decisión del Gobierno nacional. Agradecimiento, críticas y experiencias personales marcan el debate.
La reciente decisión del Gobierno nacional de que los inmigrantes sin residencia permanente deban pagar por los servicios de salud y educación pública en Argentina generó un intenso debate en todo el país. En Neuquén, la mayoría de los consultados manifestó su apoyo a la medida, apelando a la reciprocidad internacional, las experiencias personales y la percepción de abuso del sistema.
Vecinos y vecinas expresaron su punto de vista en entrevistas realizadas en distintos sectores de la ciudad, y aunque no faltaron las voces que señalaron la necesidad de contemplar situaciones humanitarias, el consenso general fue de respaldo a la iniciativa.
Una vecina que nació en Chile, pero ha vivido desde hace más de cuatro décadas en la ciudad, sostuvo con firmeza: “Muy bien, excelente. Porque el único país generoso que queda es Argentina. Tienen que pagar. Nosotros hace 45 años vivimos acá, estamos legalmente establecidos. Acá nuestros hijos pudieron estudiar, cosa que no se nos permitió en otros países”. La mujer destacó su agradecimiento al país por haberles abierto las puertas en tiempos difíciles: “Vinimos a trabajar, no a pedir ni a vivir de planes”.
Su esposo, también inmigrante llegado en la década del 80 desde Chile, coincidió: “Vinimos con hambre, escapando de Pinochet, a trabajar. Y a los que quieran venir ahora, les digo que vengan con documentos, que vengan a trabajar, no a robar como algunos. Acá las cosas se hacen bien”.
Apoyo basado en la reciprocidad
Varios entrevistados justificaron su aprobación a la medida por la experiencia vivida en países vecinos. Una vecina mayor fue contundente: “Sí, señor. Que paguen. Uno va a Chile y le cobran hasta para ir al baño”. Otro vecino sumó: “Me parece perfecto. Siempre se nos complica a nosotros y al extranjero se le da todo demasiado fácil. No tengo nada en contra de ellos, pero me parece bárbaro que se les empiece a exigir”.
La percepción de que Argentina ha sido excesivamente permisiva también se repitió en otras voces. “Están viniendo de otros lados, estudian acá gratis y después se van a su país. La Argentina te da todo, y eso no puede seguir así”, opinó una mujer.
Una joven agregó: “Uno como argentino cuando va a otro país tiene que pagar. ¿Por qué no van a pagar ellos acá? Es lo justo”.
Otra mujer comparó la situación con las prepagas: “Me parece muy bien. A nosotros también nos cuesta pagar la salud. En otros países también se paga. Hoy está todo tan caro que esto es lo más lógico”.
Una mirada desde adentro: la voz de una inmigrante paraguaya
Entre las voces que se alzaron en torno al tema, se destacó la de una vecina inmigrante paraguaya que reside en Argentina desde hace 10 años y ya cuenta con documento nacional. Su mirada ofrece una perspectiva diferente, atravesada por la experiencia de haber emigrado por necesidad: “No sé qué decir, porque yo soy inmigrante. Nosotros venimos por la necesidad que hay en nuestros países. La salud allá es muy precaria y acá nos dan todo. Es gratis y eso es lo mejor que tiene Argentina”.
Consultada sobre la nueva exigencia para quienes lleguen en adelante, respondió con dudas: “Uno viaja buscando salud libre, por necesidad. No sé qué pensar de esta decisión. Lo único que sé es que la salud es lo primero, y en nuestros países no hay eso”.
Su testimonio arroja luz sobre los motivos que llevan a muchas personas a cruzar fronteras buscando una vida mejor. La falta de acceso a derechos básicos como la salud y la educación es una constante en muchos países de la región. Argentina, históricamente reconocida por su sistema de salud pública y sus universidades gratuitas, se convirtió durante décadas en un destino elegido por miles de personas que huían de la pobreza, la violencia o la falta de oportunidades.
En ese sentido, su relato no solo reivindica la necesidad de políticas migratorias ordenadas, sino también el valor de la inclusión. “Yo ya me siento argentina”, dijo.
Un debate que sigue abierto
Aunque la mayoría de los testimonios recogidos respaldan la decisión del Gobierno nacional, el tema promete seguir generando debate en la sociedad. Por lo pronto, en las calles neuquinas el mensaje parece claro: el acceso a la salud y la educación gratuitas debería estar reservado para quienes ya forman parte del país de manera regular y no para quienes cruzan la frontera sin residencia.
La medida, que ya comenzó a aplicarse en algunas provincias, pone a prueba el modelo de país que la Argentina quiere construir. Uno que equilibre solidaridad y responsabilidad, inclusión y sostenibilidad.
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