Quién es la periodista cipoleña que tiró la primicia bomba del aumento a senadores
Conocé a Déborah de Urieta, la destacada colega que anticipó en una radio porteña el tema de la semana que revolucionó el país y también brilla en la gráfica.
“¿Un lugar en el mundo? ¡Cipolletti!”, responde sin titubear Déborah de Urieta durante una entrevista con una radio porteña, en la que no se olvida de las raíces y asegura que tras un período en el que “lo tuve un tanto abandonado” ahora se hace tiempo en su apretada agenda para volver al querido pago “2 ó 3 veces al año”.
Es la periodista local que en las últimas horas se lució con una primicia que causó enorme impacto a nivel nacional. Fue, nada menos, quien anticipó el aumento a mano alzada que se votaron los senadores este jueves, en el exitoso programa Buenas Tardes China, de Radio Con Vos.
A partir del enorme suceso que tuvo su adelanto exclusivo, el cual no solo alteró la agenda mediática sino que se convirtió en el polémico tema de la semana en la calle y en todos los ámbitos, repasamos un poco la historia de la destacada colega regional que vive un gran presente en la prensa nacional.
“Periodista acreditada en el Congreso. Escribo en @Cronistacom, hablo en #BTCHINA (@radioconvos899) y en @DePuntinAm590. Cipoleña. La política es teatro ”, resume su perfil de la red social X (ex Twitter). Como puede apreciarse, nuestra ciudad siempre presente…
Una descontracturada entrevista que brindó el año pasado en BCN Radio, más precisamente al programa Periodismo en Primera Persona, donde las figuras cuentan aspectos desconocidos de su vida, permite conocerla mucho más ya que hizo un repaso por su historia, su familia, aquellos años cipoleños y su ya rica trayectoria profesional.
“Llegué a los 18 años a Buenos Aires tras terminar mis estudios secundarios. Iba al Fátima, colegio católico pero soy más bien atea. Me llevé dos materias en quinto año, nada más. Estaba en el fondo sentada pero no era de las más revoltosas”, recordó su paso por la entidad educativa de Sarmiento al 300.
Consultada acerca de las típicas salidas nocturnas en su adolescencia, indicó: “Salía pero más a los barcitos que a los boliches, que en Cipolletti había uno solo en su momento”.
Lo curioso es que en su familia no hay ningún vínculo con la profesión. Es decir, no estuvo influenciada por nada ni nadie. Lo suyo es pura vocación, amor genuino si bien en un principio rumbeó hacia otro lado y coqueteó con otra carrera.
“Nadie de mi familia se dedicaba al periodismo, terminé por las vueltas de la vida acá. Siempre supe que quería escribir pero no sabía qué, no me imaginaba escribiendo una novela… Empecé a estudiar arte, me imaginaba más crítica de cine y de pronto, por escuchar radio me empezó a interesar más la política. Entonces me cambié a periodismo al poco tiempo, pensé que me iba a morir de hambre estudiando arte y periodismo no, no entendía nada -risas-“, confesó sobre el repentino cambio de rumbo y bromeó por aquella ingenua idea de que a través de esta actividad lograría un mejor pasar económico.
Sobre cómo está constituido su entorno familiar, aseguró: “Tengo dos hermanas, padres jubilados… Mi padre Alberto trabajaba en una empresa, mi madre Chipi tenía una perfumería. Yo me vine a vivir con mis dos hermanas, así que sí, ese departamento está gastado, hubo tensión de hermanas pero la mejor con ellas jaja”.
Soñaba con ser periodista de El Cronista Comercial
Sorprendió al revelar que “siempre soñé con trabajar en el Cronista Comercial”, uno de los medios a los que representa en la actualidad como periodista acreditada en el Congreso, entre otros y valiosos roles.
“Mandé curriculum y un día entré. Lo veía como un diario sobrio, ese perfil me gustaba, no tantos los mercados. Arranqué, en verdad, en 2014 en La Nación por un convenio tras una maestría en la Di Tella. Estuve en distintos medios, pero el hito 1 por así decirlo en mi carrera es el de La Nación, el inicio de todo y el otro en El Cronista”, aclaró.
Apasionada de lo que hace al punto de reconocer que “cuando hay sesiones me emociono, debo ser la única”.
Y si bien ya conoce casi de memoria los pasillos del histórico edificio, aún sigue impactada y deslumbrada por su enorme estructura: “Te perdés en el Congreso, ¿viste lo que es esa estructura?”.
En relación a sus inicios en el Parlamento y la relación con sus pares, destacó el apoyo de la colega “Carolina Ramos, muy laburante y generosa. Desde el día que llegué ella me abrió las puertas, me ayudó un montón. Trato de hacer lo mismo cuando viene algún colega nuevo a la sala de periodistas acreditados. Porque yo tenía miedo, imaginé que podía haber competencias, celos, pero somos como una pequeña comunidad, de hecho siempre está el chiste interno o corporativo “¿cuánto duró la sesión? ¿Ponemos todos 2 horas?”.
Comparó la cobertura de una jornada clave en el Congreso con una “final del Boca-River, para mí es lo mismo”. En ese sentido, una de sus primeras tareas inolvidables en el mítico recinto fue “cuando Macri dio su último discurso como presidente ante la Asamblea Legislativa, fue un discurso duro, primer evento grande por el que asistí al Congreso”.
La armonía con sus colegas también se ve reflejada en proyectos divertidos y “disparatados”. “Cuando estamos estresadas en el Congreso con el grupito de colegas decimos ‘chicas dejemos todo y armemos un vivero’. Yo ya tengo el nombre: Todas las hojas son del viento, por la canción del Flaco Spinetta. Si prospera, como hago cerámicas, me encargaría de las macetas, el resto lo delego jaja”, bromeó.
Gustos musicales, menú preferido y un libro
“Fuera del trabajo me emociona la música, el cine, los libros… El Flaco Spinetta, los Rolling Stones, la serie de Fito Páez. Esa serie emociona. Soy fana del Flaco, estoy esperando un billete con su cara”, avisó, siempre con el mejor semblante.
“Estoy leyendo un libro Días sin Ti, de la poetisa española Elvira Sastre, me lo regalaron hace años y chusmeando mi biblioteca lo encontré y me puse a leerla. Muy recomendable”, elogió.
Consultada por algún “toc”, aceptó que el “que más vergüenza me da es que tengo que ver si cerré la puerta muchas veces antes de irme de casa”.
Se describe, por último, como “una periodista en busca del quorum”. Ella no lo dirá, pero Déborah de Urieta es también “la periodista de las primicias bombas” a nivel país, un orgullo de nuestra ciudad.
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