La obra está ubicada en Avenida Argentina y Alderete, en uno de los laterales del Hotel Comahue. Está siendo restaurada por uno de los artistas que la pintó en 1986.
Corría 1986, la Argentina hacía tres años había vuelto a vivir en democracia dejando atrás la noche más oscura y atroz de su historia que representó la dictadura militar. Dos artistas plásticos neuquinos se interesaron en un concurso para muralistas organizado por la Secretaría de Cultura del Municipio de Neuquén, que por entonces estaba a cargo de Hilda López, para hacer una obra que representara ese tiempo que dejó 30 mil desaparecidos y unos 200 bebés nacidos en cautiverio que fueron apropiados por militares o amigos de estos.
Antonio Ortega Castellano y Eduardo Carnero ganaron el concurso y pusieron manos a la obra para pintar el mural en una emblemática esquina de la ciudad, Avenida Argentina y Alderete, precisamente en la ochava del Hotel Comahue, que por ese entonces era administrado por el Sindicato de Luz y Fuerza.
“Recién salíamos de la dictadura y queríamos hacer un mural con una temática totalmente política”, cuenta Ortega Castellano a LMNeuquén durante un descanso en los trabajos de restauración del mural “Neuquén” que lleva adelante por estos días junto a otros colegas. Es que después de innumerables idas y vueltas, de numerosos reclamos por parte de la comunidad artística y vecinos, el pasado 8 de noviembre comenzaron las tareas de restauración del emblemático mural, que sufrió el deterioro lógico del paso del tiempo, que tendrá su reinauguración el miércoles 15. A lo largo de estos 37 años, esta obra artística ha enfrentado los estragos del tiempo y la falta de un mantenimiento adecuado, lo que afectó su estado y legibilidad. Esta restauración tiene el propósito de recuperar el esplendor original y preservar su inmenso valor histórico, artístico y cultural para las generaciones futuras.
“Este mural representa mucho en mi vida personal y artística porque mi pintura era netamente política aunque después derivé para otros lados pero marcaba la época de la resistencia”, explica el hombre nacido en el barrio porteño de Caballito, que en los ’70 llegó a Neuquén y desde 2001 vive en España.
En el mural aparecen símbolos y rostros de protagonistas de la dictadura militar además de un mapuche, un soldado, una mujer, calaveras sobre un gorro arzobispal, una pala que va tapando la historia de desapariciones y muertes. “Representa todo contra lo que nosotros protestábamos, y los dos pueblos de ese momento, gente que estaba con la dictadura y quienes querían salir adelante. Esa imagen de la iglesia que está en el mural no es la iglesia de Jaime De Nevares”, explica. Lamenta no poder compartir este trabajo de restauración arriba del andamio con los pinceles en las manos, con su amigo y referente del dibujo y la escultura Eduardo Carnero, fallecido en 2011.
El trabajo en aquel momento les llevó un mes. “Utilizamos pintura nitrocelulosa, que es la que se usa para pintar coches, de lo contrario hubiera desaparecido porque pasaron tantos años y nunca se le hizo una restauración y además fue varias veces atacado. Ahora estamos usando pintura al agua y después le daremos unas manos de barniz para protegerlo por lo menos para que dure de acá a tres años”, explica.
Junto a Antonio colaboran en la restauración un grupo de artistas plásticos locales como Elisa Algranati, Agustina Cacciatore, Carlos Alberto De Fino, Jazmín Felice y Juan Carnero. Destaca la decisión de la subsecretaria de Cultura de la Municipalidad de Neuquén, Cintia Rojas, de poner en marcha la recuperación de la obra realizada hace 37 años, que desde 2021 forma parte del Patrimonio Artístico de la ciudad. Asimismo agradeció la generosidad y acompañamiento por parte de los propietarios del hotel.
Antonio no deja de subrayar los ataques que sufrió la obra una vez terminada pero también las intimidaciones que sufrieron mientras pintaban el mural. El artista cuenta que cada mañana cuando llegaban a la esquina para continuar con el trabajo notaban que manos anónimas les habían desajustado los andamios. Incluso el propio general Domingo Trimarco, quien había sido interventor del gobierno militar, les sacaba fotografías. Pocas semanas después de finalizado, el mural fue atacado con tres bombas de pintura sintética. “Con Eduardo decidimos no sacar esas manchas que aún se pueden ver porque entendíamos que esas manchas dan el testimonio de lo que había causado la siniestra dictadura en la ciudad”, comenta. Agrega que en la restauración “esas manchas” quedarán.
Las posturas sobre los derechos humanos y las posiciones negacionistas sobre las dramáticas consecuencias de la última dictadura militar expresada actualmente por Javier Miley y Victoria Villaruel, candidatos a presidente y vicepresidenta por La Libertad Avanza, respectivamente, hace que el mensaje del mural cobre actualidad. “Creo que esta obra representa un momento histórico de lo que pasó en Neuquén, como en todo el país, fíjate que Neuquén es reconocida como la capital de los Derechos Humanos, es decir que la cosa ha evolucionado”, enfatiza.
Por otra parte, durante estos días de intenso trabajo en la esquina de Avenida Argentina y Alderete el artista recibió el reconocimiento y agradecimiento de los vecinos de la ciudad que se detienen a contemplar la restauración . "La gente pasa y nos felicita, algunos nos dicen que siempre pasan pero no se detienen a ver el mural, debe ser porque ahora con la restauración las figuras se notan. Todos se muestran felices porque este mural es un patrimonio cultural de la ciudad y se tiene que conservar", expresa.
Reinauguración del mural
El miércoles 15 de noviembre a las 11 se hará la reinauguración del mural "Neuquén" en la esquina del Hotel Comahue organizada por la Secretaría de Cultura, Capacitación y Empleo y la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Neuquén.
Será una celebración callejera donde habrá música a cargo de Erika Sofía acompañada por Franco Gerber y en el interior del hotel se podrá disfrutar de la muestra de arte "Poéticas en democracia" con obras de los artistas Elisa Algranati Filmus, Daniel Mussatti, Eduardo Carnero y Antonio Ortega Castellano, quienes compartirán sus visiones a través de pinturas, dibujos y fotografías inspiradas en la democracia como catalizadora para la creación artística.
Desde la Subsecretaría de Cultura señalaron que las tareas de restauración se realizan en el marco de los 40 años de democracia con el objetivo de "devolverle su esplendor original y rendir homenaje a la memoria y al compromiso por la justicia y los derechos humanos a través del arte".
"Se recupera un símbolo de la ciudad"
Hilda López, quien estaba a cargo de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Neuquén organizadora del concurso que ganaron Ortega Castellano y Carnero para realizar el mural, comentó que con esta restauración "se recupera un símbolo ineludible de la ciudad". "El mural se deterioró y casi agonizante hoy aparecen los pinceles de gente joven con uno de sus autores: Ortega Castellano a plantarse frente a lo que vendrá con los colores vivos de la recuperación", expresó la periodista, gestora cultural y actriz.
En un artículo escrito en la revista de cultura "La Yapa", López precisó que la restauración del mural "quiere decir que todavía estamos a tiempo, quiere decir que jóvenes que representan a muchos toman las riendas de lo que hay que hacer, quiere decir que todavía creemos en la recuperación de lo que somos porque sabemos lo que nos pasó, quiere decir que todavía creemos en nosotros legando en los jóvenes lo que siempre soñamos. Otra vez, estará allí ese mural hablando por muchos de los argentinos de esta parte de la Patagonia". Agregó que "en unos días se bajará el andamio, volverá la ciudad a pasar casi indiferente frente al lugar, apurados, inquietos, preocupados. Juan Julián Lastra, el escritor neuquino, que recordamos a veces, dijo: 'El alma de la ciudad existe', y es cierto Juan Julián, existe y está entre nosotros".
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