Sierra Grande, la futura ciudad del GNL: del turismo natural en Playas Doradas a un polo de petróleo y gas
Los comerciantes y prestadores se ilusionan con la reactivación de un pueblo de 500 habitantes que vive de 40 días de temporada turística.
Tras el cierre de la mina de HIPASAM en 1991, los habitantes de Sierra Grande no tuvieron más alternativa que pensar en otras opciones para subsistir. Y encontraron la respuesta en el mismo entorno natural que les había dado la riqueza de su subsuelo. Esta vez, no hizo falta cavar un túnel subterráneo para encontrar hierro: el tesoro llegó con la inmensidad del océano y un ecosistema tan virgen como diverso que podía atraer a los turistas a Playas Doradas en los días de pleno verano.
Aunque el centro administrativo y comercial de la localidad está en Sierra Grande, cada vez son más los que se mudan a Playas Doradas, una aldea a 28 kilómetros de distancia en la que se salpican posadas dormidas a la orilla del mar. El pueblo de unos 500 habitantes permanentes se despierta cada verano, en una ventana de 40 días de buen tiempo que se presentan como una oportunidad para explotar la actividad turística y sobrevivir el resto del año. Ahora, esperan que la llegada del oleoducto Vaca Muerta Sur y la instalación de la planta de GNL sirvan también como vidriera para que más personas conozcan sus atractivos naturales.
"Nos preguntan si nos va a perjudicar la actividad turística y yo digo que es absolutamente al revés, nos va a potenciar", dijo la intendenta de Sierra Grande, Roxana Fernández, que consideró que ya estos anuncios pusieron el destino en el mapa y permitieron que más personas conozcan la belleza de sus playas extensas.
En invierno, todo duerme en Playas Doradas. En la bajamar, la arena ostenta su abundancia y allá lejos, el mar susurra el ir y venir de las olas más suaves. Y los que se aventuren a sus aguas podrán descubrir el verdadero tesoro de la zona: un nutrido ecosistema de biodiversidad marina que resistió, hasta ahora, los embates de la presencia humana.
Cada vez son más los pobladores se Sierra Grande que construyen sus viviendas en Playas Doradas, o que eligen su casa de fin de semana como residencia permanente. En enero y febrero, durante los 40 días de calor que permiten la ebullición de la actividad turística, algunos se los servicios básicos se resienten. Los rionegrinos de esa zona afirman que es normal quedarse sin agua o acortar las duchas en pleno verano. En invierno, los que no pueden costear la conexión domiciliaria del gas natural también se esmeran por ahorrar el insumo de sus garrafas, incluso cuando el frío aprieta con su viento del mar.
Ricardo Pereyra es el intendente del Parque Nacional Islote Lobos, una de las pocas áreas protegidas que está cubierta casi íntegramente por el mar. "Son 20 mil hectáreas, que tienen 35 kilómetros de costa y 4 kilómetros hacia el mar", dijo a LMNeuquén y agregó que hace dos años comenzaron a trabajar en la puesta en valor del espacio, con senderos y la prestación de servicios acuáticos para los turistas.
"Dentro del área protegida se encuentra un complejo de seis islotes que presentan una importante biodiversidad, destacándose colonias de Pingüinos de Magallanes y de Lobos marinos de uno y dos pelos", dijo Pereyra. Aclaró, además, que "es sitio de descanso y de nidificación de varias especies de aves migratorias. También es posible observar en la zona diversas especies de cetáceos, entre ellos delfines y orcas, y el Monumento Natural Ballena Franca Austral".
A través de prestados privados y los avances de las autoridades del Parque, los turistas pueden realizar distintas actividades para descubrir las especies marinas. Hay excursiones náuticas y también buceo y salidas en kayak o Stand Up Paddle (SUP). También se pueden encontrar artefactos de pesca y otros elementos que dan cuenta de la ocupación humana del lugar, que se remonta a unos 3600 años.
"Estamos recibiendo muchas consultas en el Parque, no sólo de turistas o curiosos sino también de guías y otros prestadores interesados en prestar servicios turísticos en la zona", afirmó el intendente del P.N. Islote Lobos en relación a las expectativas que generó el anuncio de inversión de YPF y Petronas de más de 30 mil millones de dólares, con una expectativa de creación de cerca de 5 mil puestos de trabajo en el sector.
José María Clemant fue uno de los secretarios de turismo que impulsó el empuje de Playas Doradas y mostró algunos de los proyectos ejecutados, como un parque de foodtrucks cerca del mar, que hoy parecen haber quedado en pausa porque el caudal de habitantes y de turistas no logra sostener la rentabilidad de las propuestas. "Nos llama gente para invertir en Playas Doradas, pero no se imaginan que no hay nada", dijo Clemant y agregó que el sector no tiene su propia estación de servicio, por lo que hay que cargar combustible en Sierra Grande, a 28 kilómetros del lugar.
En Playas Doradas está todo por hacer. Y eso ilusiona a inversores y pobladores por igual a partir de los anuncios de inversión. José Pellizer, propietario de un hotel sobre la ruta 3, en Sierra Grande, aseguró que todo el rubro se ilusiona con las últimas noticias.
"En todo nuestro rubro estamos contentos porque va a haber un cambio para todos en sí. Esperando que lleguen las empresas o la gente que va a trabajar para nosotros poder crecer un poco más en Sierra Grande", dijo a LMNeuquén. Su caso parece ilustrar la tendencia: había invertido en un mercado de víveres en Playas Doradas que sólo abría las persianas en enero y febrero, pero ya planea dejarlo activo durante todo el año.
"Siempre se trabajó en enero y febrero, y el sector de hotelería pasa lo mismo, se trabaja en temporada por el turismo. Y en el invierno es poco, sólo viajantes, gente de paso", dijo y aseguró que buscan que haya más demanda en los meses más fríos, no sólo en los rubros vinculados al turismo sino en lo que requiera el nuevo empuje de la construcción.
En su hotel ya recibe a los ejecutivos de las empresas. "Los primeros que nos vinieron a ver fueron para preguntar qué servicios podríamos brindar desde el pueblo, vino Techint que está compitiendo el concurso de construcción", dijo y agregó: "También muchas empresas chicas y trabajadores que quieren instalarse para poder trabajar en las empresas".
Cuando le preguntan qué le falta al pueblo, José se demora en mencionar servicios o comercios. Lo primero que se le ocurre nombrar es a la gente. "Desde que cerró la mina, se volvió un pueblo muy solitario", dijo sobre una localidad que se quedó con casas vacías y comercios de vidrieras tapiadas. Por eso, considera que la actividad comercial, gastronómico u hotelera va a llegar sola, cuando las inversiones se concreten y el lugar se llena de lo que más carece: personas.
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