Subir el Lanín y el caso Christian Petersen: una cumbre exigente que no admite improvisaciones
El volcán neuquino atrae a miles de personas cada año, pero guías y deportistas advierten que es una montaña físicamente demandante y de alto compromiso.
El reciente episodio de salud que sufrió el chef Christian Petersen durante una excursión en la zona del volcán Lanín volvió a poner en primer plano una advertencia que los especialistas repiten desde hace años: el Lanín no es una montaña “fácil” ni apta para la improvisación, incluso cuando se trata de personas activas o con buen estado físico general.
Cada temporada, cerca de 3.000 personas intentan alcanzar la cumbre del Volcán Lanín, uno de los íconos naturales de la Patagonia. Sin embargo, detrás de su imagen imponente y su popularidad, se esconde una montaña muy exigente, que combina largas jornadas de marcha, pendientes pronunciadas, frío extremo, viento, altura y una fuerte carga psicológica.
Desde la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM) coinciden en que el Lanín requiere un entrenamiento específico y sostenido, muy distinto al que se realiza para actividades recreativas habituales.
“El volcán está calificado como muy exigente desde el punto de vista físico. No alcanza con ‘estar bien’ o hacer gimnasio ocasionalmente”, explican los guías. El ascenso implica dos días intensos en montaña, caminatas prolongadas en pendientes inclinadas y el transporte de mochilas que pueden pesar entre 12 y 15 kilos, según la calidad y el tipo de equipo.
La recomendación general es clara:
-
Entrenar al menos seis meses antes del ascenso.
Priorizar entrenamiento en montaña, con ascensos y descensos.
Fortalecer piernas, espalda y zona lumbar.
Simular el peso real de la mochila durante las caminatas.
“Si querés subir una montaña alta, entrená en montañas más bajas”, resumen los guías, en una lógica simple pero difícil de sostener en la práctica.
Controles médicos y preparación previa
Otro punto clave es la evaluación médica previa, algo que la AAGM considera indispensable. Se recomienda realizar un examen físico general, con especial atención a antecedentes cardiológicos, además de pruebas de esfuerzo que permitan determinar si el cuerpo está preparado para una actividad de alta intensidad sostenida durante varias horas.
A esto se suma la necesidad de evaluar la “base física” de cada persona con profesionales del entrenamiento, para diseñar rutinas realistas y progresivas, orientadas a la resistencia y no solo a la fuerza.
El desafío psicológico de la montaña
Más allá del cuerpo, el aspecto psicológico aparece como una de las variables más determinantes. El Lanín pone a prueba la motivación, la tolerancia al cansancio, la frustración y la ansiedad.
“El ascenso empieza en casa”, explican desde el ámbito del montañismo. Durante meses de planificación y entrenamiento se construyen expectativas muy fuertes: la imagen de la cumbre, la foto final, la sensación de logro. Cuando por condiciones físicas, climáticas o de seguridad no se puede continuar, esas expectativas se rompen y aparece la sensación de fracaso.
Para los especialistas, la actitud correcta frente a la montaña es otra: aprender, disfrutar y aceptar límites. Tal como sostenía el legendario montañista Walter Bonatti, la montaña es “un juego donde uno pone sus propias reglas”.
Principiantes, experiencia y resultados
Aunque el Lanín recibe cada año a personas que se inician en el montañismo, los datos muestran una diferencia clara: quienes ya tienen experiencia en montañas de menor dificultad alcanzan la cumbre con mayor frecuencia.
Influye saber caminar con frío extremo y de noche, avanzar sobre piedra suelta o nieve, manejar el ritmo y la respiración y controlar la ansiedad cuando el cansancio aparece. Los principiantes, en general, se cansan más y sufren con mayor intensidad las inclemencias del ambiente, especialmente cuando enfrentan por primera vez una montaña de gran porte.
La advertencia desde la experiencia
Una deportista que ascendió el Lanín en varias oportunidades fue contundente al describir el desafío a LM Neuquén: “Mínimo seis meses de entrenamiento previo, pero entrenamiento en montaña. Fuerza de piernas y espalda, mochila de 15 kilos y alimentación adecuada. No es joda. El que dice que lo sube cualquiera, no es así”.
También advirtió sobre una práctica frecuente: “Hay guías que te venden el ascenso y te dicen ‘vos subís, despreocupate’. No funciona así. La cabeza es clave, porque hay que bancarse que parece que no llegás nunca”.
En su última experiencia relató que subió sin guía habilitado, pero acompañada por una guía muy experimentada, con más de 20 ascensos, comunicación permanente por radio y controles periódicos desde la base. Además, recordó que es obligatorio acreditarse previamente en Parques Nacionales y cumplir con todos los requisitos de equipo y seguridad.
Seguridad, regulación y el rol de los guías
Desde el montañismo profesional también remarcan la importancia de contratar guías habilitados y registrados, no solo por una cuestión administrativa, sino por el impacto directo en la seguridad. Un guía formado evalúa condiciones físicas, controla el equipamiento, interpreta la meteorología y, sobre todo, toma decisiones a tiempo cuando continuar implica riesgos innecesarios.
El Lanín es una montaña donde el clima puede cambiar de forma abrupta, con vientos intensos, nevadas repentinas o temperaturas extremas, incluso en temporadas consideradas favorables. Estas variables, sumadas al cansancio acumulado y a la altura, pueden derivar en cuadros de descompensación, hipotermia o accidentes si no se actúa con rapidez.
Por eso, los especialistas insisten en desterrar la idea de que llegar a la cumbre es el único objetivo válido. En montaña, saber volver a tiempo también es una conquista, y muchas veces la decisión más responsable es detener el ascenso y priorizar la integridad física del grupo.
El volcán Lanín sigue siendo una experiencia única para quienes se preparan con seriedad y respeto. Entender sus exigencias, asumir los límites propios y planificar con responsabilidad es, coinciden guías y deportistas, la única forma de disfrutar la montaña sin poner en riesgo la vida.
Te puede interesar...














Dejá tu comentario