Este miércoles son velados los restos de Marcos Bravo, quien supo reinventarse en su peor momento y cuya obra seguirá viva en Oro y Cipolletti. Imágenes de sus creaciones y su palabra.
Profunda tristeza y congoja causó en toda la región la repentina muerte de Marcos Bravo, el talentoso escultor cuya obra permanecerá viva tanto en Fernández Oro como en Cipolletti y puede apreciarse en los principales museos y espacios de ambas ciudades y la zona en general.
“Estamos muy dolidos. Fue un artista que transformó el dolor en obras de Arte de una excelencia increíble, que plasmó en cada soldadura creatividad y talento”, lo describió este miércoles Leonor Salomone, una de las referentes del área de prensa y cultura de GFO. Hasta las 00, en Don Bosco y Arenales -Cipo- eran velados sus restos y este jueves recibirán sepultura.
Marcos supo reinventarse y salir adelante en la adversidad. Sacó lo mejor de sí en su paso por un penal en el peor momento de su vida, donde sorprendió con sus majestuosas obras de arte realizadas en hierro. El minotauro, la tortuga son algunas de las tantas que popularizó con su magia.
Tras abandonar la prisión, se reinsertó de la mejor manera en la sociedad e incluso dictó un taller de Arte en la Municipalidad orense, que le abrió las puertas para canalizar su innato talento y capacidad.
Lamentablemente, cuando todo parecía encaminarse y salir el sol, su joven vida se apagó. “Que el Arte y el talento sean las palabras que más resuenen cuando se escuche tú nombre. Gracias!”, lo despidió la propia Leonor, símbolo del periodismo y el arte en la región.
El año pasado, poco después de recuperar la libertad y en su debut en el dictado de clases del Taller, Marcos accedió a una rica charla con LM Cipolletti en la que habló de todo, asumió sus errores y se mostró entusiasmado con la idea de transmitir sus conocimientos a los vecinos.
Una de las últimas entrevistas
“Lo artístico siempre estuvo pendiente en mi vida, la música, la lectura. En 5 años que estuve privado de la libertad generé decenas de obras. Cuando comencé a hacer las primeras obras en el penal, la motivación era reencontrarme con esa pasión. Jamás pensé que iban a interesar afuera. Cosas que se fueron dando. Tengo ese talento creativo y la gente que estaba en Cultura puso los ojos en mí por suerte, no voy a desaprovechar esta chance”, celebró en ese momento de plena felicidad.
“Ya cumplí la condena por mi mal actuar. Siempre estuve arrepentido de lo que había hecho, uno es consciente de que cometió un ilícito, un delito, y siempre supe que tenía que pagarlo. Creo que todo esto te enseña a no volver a cometer errores”, reflexionó el destacado soldador.
Quien comenzó a improvisar en 2018 al conformar un guanaco de casi dos metros con un viejo termotanque y varas de hierro. Y no paró más.
“Fue productivo lo que hice dentro de la privación de libertad. Comencé nuevamente a indagar con la máquina de soldar, había estado un tiempo bastante complicado por una enfermedad psíquica… Había perdido la gimnasia de soldar. Fue productivo, pude ganar un espacio en el taller del penal. Lo primero era hacer herrería y de pronto surgió el arte, desechos a los que había que darle una parte artística. Salieron cosas que se dieron a conocer a la sociedad sin pensarlo”, explicó.
“Esto genera que haya una cultura al trabajo. Vamos a enseñar lo que yo sé y ver qué potencial hay en las personas. Los Talleres están organizados para diferentes edades, para mujeres y hombres. La idea va a ser comenzar con teóricos referidos a lo que es una máquina de soldar y a partir de ahí iniciar con lo artístico, con materiales reciclados que es lo que disponemos y de esa manera poder ir viendo qué es lo que va saliendo de todo eso”, resaltó muy motivado en aquel momento tras conocer a sus alumnos.
Falleció Marcos Bravo, el valletano que dejó enseñanzas y una exquisita Obra.
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