Una vecina de Neuquén sufrió severas lesiones tras ser derribada por un perro que deambulaba sin correa. Denuncia abandono, gastos imprevistos y ausencia de controles municipales.
Una situación cotidiana terminó en una grave secuela de salud y en un fuerte reclamo vecinal por la presencia de perros sueltos en la calle. Una mujer fue derribada por un animal mientras cruzaba la calle y sufrió múltiples fracturas que la obligaron a permanecer inmovilizada durante dos meses, con cirugías programadas y gastos económicos que no tenía previstos.
El hecho ocurrió en el barrio Mercantiles de la ciudad de Neuquén, en la intersección de las calles Raqui y Huemul, cuando la vecina caminaba por la zona y fue sorprendida por un perro Labrador de gran tamaño que se encontraba suelto en la calle. Según relató, el animal se le abalanzó de manera repentina y la hizo caer violentamente sobre el asfalto.
Mirta Encina, la damnificada, explicó que el animal no la atacó con agresividad, sino que se acercó en actitud de juego. Sin embargo, el peso y la fuerza del animal fueron suficientes para provocarle lesiones de extrema gravedad. “Yo iba cruzando la calle y de repente viene un labrador y me apoya las dos manos en los hombros. Fue a jugar, pero me tiró de espaldas”, contó en declaraciones con Radio Mitre.
Como consecuencia de la caída, Mirta sufrió la fractura de la primera vértebra lumbar, dos costillas y una muñeca. Además, se le cortaron tendones y ligamentos de la mano. “Probablemente me tengan que operar la columna después de 60 días de cama y la primera semana de enero me operan la mano”, detalló.
El proceso de recuperación fue doloroso y complejo. La vecina aseguró que llegó a recibir morfina debido a la intensidad del dolor y que debió permanecer inmovilizada durante dos meses, sin poder realizar tareas básicas. “No podés manejar, no podés trabajar, no podés hacer nada”, resumió.
A las secuelas físicas se sumó un fuerte impacto económico. Encina debió contratar a una persona para que la asista en su vida diaria. “Tuve que contratar a una chica, que cobra 15 mil pesos la hora. Son un montón de cosas que yo no tenía previstas, porque estaba bien, no tomaba medicación para nada y de golpe me encuentro con todo esto”, explicó.
“Si a una criatura le hace eso, no sé qué pasa”
La mujer advirtió que el problema no es un hecho aislado y que los perros continúan circulando libremente por el barrio. Incluso relató que, tiempo después de su accidente, otro joven fue derribado por un perro y logró evitar una caída peor al sujetarse de un árbol. “Si a una criatura le hace eso, no sé qué pasa. Yo estuve a milímetros de darme con el cordón de la vereda en la cabeza”, señaló.
En ese contexto, Encina remarcó que su reclamo no apunta a estigmatizar a los animales, sino a exigir responsabilidad por parte de los dueños. “Yo no dije en ningún momento que el perro fuera malo. Es un labrador que vino a jugar, pero es un perro grande, con fuerza”, aclaró.
El reclamo al municipio y la ordenanza que no se cumple
Tras el episodio, la vecina intentó canalizar su denuncia por vías oficiales. Aseguró que acudió en dos oportunidades a la municipalidad, donde le indicaron que debía llamar al 147 para ver qué se podía hacer. “Te mandan de un lado para el otro y nadie contesta”, cuestionó.
También mantuvo conversaciones con el presidente del barrio, con quien coincidió en la necesidad de mayor control. Sin embargo, la respuesta institucional no llegó. “Me dijeron que iba a ir gente del municipio a verme, pero yo no quiero que vayan a verme. Quiero que hagan cumplir una norma, una ordenanza, una reglamentación”, enfatizó.
Encina sostuvo que el problema se repite especialmente en la plaza ubicada en esa esquina del barrio. “Está siempre llena de perros. Hay un placero que está sentadito en su auto, pero es una lástima porque es una linda placita y no se puede disfrutar: los perros hacen sus necesidades ahí, hay moscas, es tierra de nadie”, describió.
La mujer aseguró que tiene identificada a la dueña del perro que la tiró al suelo, aunque la situación derivó en versiones contradictorias. “Al principio dijo que se le había escapado, después que era imposible que su perro haya hecho eso porque es bueno”, relató. Para Mirta, el eje del problema no es la conducta del animal, sino la falta de control. “Acá lo que está en discusión es por qué hay perros sueltos en la vía pública y por qué nadie hace cumplir nada”, afirmó.
Su pedido final fue claro y apunta a evitar que otros vecinos pasen por lo mismo. “Estoy cansada de pagar impuestos, de cumplir con todo y que la municipalidad no cumpla. Esto no puede volver a pasar. Es horrible estar 60 días en una cama, gastando plata que uno necesita para otra cosa y tomando remedios”, concluyó.
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