Se trata de una peluquería de la calle Juan B. Justo que sufrió rotura de pisos, paredes y hasta caños de agua, desde que comenzaron a edificar.
Un vecino de Neuquén, que tiene su antigua peluquería en pleno centro, comenzó a vivir un calvario desde que empezaron a construir un edificio al lado de su comercio, en el 2023. Paredones rotos, azulejos que se separan y caños con pérdidas de agua, son algunos de los problemas que soporta mientras espera que la aseguradora le de una respuesta.
Carlos Roberto Ilari tiene su peluquería desde 1995 en Juan B. Justo al 300 y allí atiende a sus clientes de toda la vida. Desde octubre del 2023, empezó el problema con el que convive él y sus empleados hasta el día de hoy.
Según contó Carlos a LMNeuquén, antes del inicio de los trabajos se reunió con la constructora para conversar sobre cómo sería el proyecto. En aquel encuentro les comentó que la medianera no estaba en buenas condiciones, ya que era vieja y no soportaría un edificio de tal magnitud, ya que tendrá 14 pisos.
Antes de firmar el convenio CIRSOC (reglamento para construcciones) con la constructora, se aseguró de consultar con la Municipalidad, donde -según contó- le remarcaron que él "no debía colaborar con la medianera, ya que es la responsabilidad de la constructora velar por los cambios" y agregó que, igualmente, "me aconsejaron que controle muy bien, dado que esta gente ha tenido muchos problemas en distintos edificios en Neuquén".
El comienzo del calvario
Los primeros días de noviembre del año pasado comenzaron los problemas. "En medio de la demolición y los primeros cimientos, notamos marcas en los pisos, que se abrían las juntas, se despegaban placas de durlock sobre la medianera y se nos cayeron productos que estaban en una estantería", relató y aprovechó para resaltar que siempre estuvo a favor de que la ciudad crezca, que entiende es parte del progreso, pero la situación se comenzó a poner cada vez más complicada y peligrosa.
El 13 de noviembre empezaron a notar que, a través de una puerta, se divisaba la propiedad lindera, ya que se estaba resquebrajando la medianera. Fue ahí que se preocuparon realmente y llamaron a la Municipalidad, que suspendió la obra por una semana hasta que se hagan las reparaciones.
En ese momento, Carlos decidió modificar toda la distribución de su negocio que, además de la peluquería, tiene otro local al lado para la venta de productos y donde, además, brinda charlas y capacitaciones. La medianera que divide la construcción del pasillo por el que se sube al departamento y entran los trabajadores a la peluquería, comenzaba a estar cada vez peor.
Para velar por la seguridad de sus empleados, los trasladó a todos a trabajar a otro sector, donde antes tenían la zona de descanso.
"Se me redujo el espacio de trabajo a la mitad. Tengo 63 años. Si yo me quedo endeudado ahora, a los 65 años cuando no pueda laburar más, ¿qué hago?", comentó enfadado, ya que comenzó a atender muchos menos clientes por el espacio reducido.
El terreno donde se encuentran los dos locales es de 10x30, según especificó Carlos. Además, arriba construyeron un departamento al que se ingresa por un pasillo, donde vive un amigo de él y que al momento de construirlo, hace ya varios años, decidieron no hacerlo sobre la medianera porque sabían de antemano que era vieja. Lo mismo que le advirtieron a la empresa constructora, pero hizo caso omiso.
El 7 de febrero fue el día en que, por suerte, no sucedió una desgracia mayor. Como cada día se abrían más las juntas de los pisos y las puertas ya no cerraban bien, Carlos contó que decidió ir a sacar una foto desde el costado de la obra.
"Habrá sido el destino o no sé, porque aproximadamente 45 minutos después ocurrió el derrumbe de esa pared. Por suerte sin desgracia de ningún lado, ya que mi señora pasó caminando por ahí unos 10 o 15 minutos antes", contó todavía sorprendido de cómo ocurrió todo.
Ese día la Municipalidad, la Policía y Defensa Civil se acercaron y constataron el desastre que "por negligencia, como consta en las fotos que saque minutos antes, lo demuestra", remarcó.
Si bien la empresa se hizo cargo de arreglar el muro y de alquilarle un departamento al inquilino de arriba, ya que no se podía ni ingresar, hubo muchos arreglos que tuvo que hacer Carlos.
"Dentro de los arreglos que yo hice y pagué, está el de una rotura de caños que nunca vinieron a arreglar y que perdía agua, la instalación de las tapitas de luz, porque la pared que se cayó tenía luces. Hay unas puertas de chapa que se hicieron pelota y nunca las arreglaron. El timbre lo puse yo, son pavadas, para la puerta ya tengo contratado un señor para que me la cambie porque quedó destruida y no se puede ni cerrar", aseguró y agregó que esa puerta se la dejaron atada con un alambre a la estructura superior, cuando debía ir soldada.
A partir de ese momento, por recomendación de un amigo arquitecto, decidió contratar a una ingeniera para que hiciera una inspección del lugar y tener un resguardo de la peligrosidad de esta construcción. Además, comenzó una demanda legal con abogados contra la constructora.
Carlos explicó a LMNeuquén que la empresa cuenta con un seguro contra linderos que es Federación Patronal y que coincide con el seguro que tiene él para su comercio. Justamente al tener la misma aseguradora creyó que iba a ser algo más rápido, pero desde la primera denuncia el año pasado hasta ahora, la aseguradora nunca fue al lugar a constatar los daños.
Mientras sigue lidiando con el caos, paredes que se siguen rajando, la caída de pedazos de concreto y cemento constantemente sobre su techo, aseguró que sus reclamos a la Municipalidad tampoco son recibidos y la aseguradora no aparece, mientras la constructora sigue avanzando como si nada.
"Mi abogado me recomendó que no arregle más nada hasta que salga la demanda legal. Pero yo no puedo seguir esperando, yo quiero la comodidad y seguridad para mí y mi grupo de trabajadores. Porque si me fundo, ¿quién responde? Yo vivo de esto, soy peluquero de toda la vida", sostuvo.
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