Venció la discriminación y coordina el único equipo de natación LGBT de Neuquén que se fue al Mundial

Este domingo el equipo de natación Pehuenes Queer de Neuquén volvió de Buenos Aires tras ganar medallas de oro, plata y bronce en el Mundial de Deportes Acuáticos LGBTQ+. Su coordinador, Federico Sepúlveda, un joven de 30 años apasionado del deporte, tiene el pecho inflado de orgullo y la fuerza para seguir militando por la inclusión.

La emoción no es para menos: Pehuenes Queer fue el único representante de la Provincia del Neuquén e incluso de la Patagonia en el Mundial de Deportes Acuáticos organizado por IGLA+ (International Gay and Lesbian Aquatics) que se realizó por primera vez en Sudamérica.

"Es un gran paso en la visibilización de las identidades en el deporte en la región", dijo Federico en diálogo con LMNeuquén, y consideró: "Si bien en la ciudad hay mucha gente que salió del closet, las chicas caminan de la mano y muchos comentarios ya no recibís porque la gente está aggiornada, lo que pasa es que hay exclusión en las piletas, y otros espacios".

Para Federico, su familia son sus compañeros del Espacio Queer de Neuquén quienes ayudaron a juntar la plata de la inscripción al campeonato internacional: "Es un lugar de contención, un refugio para las personas LGBTQI, un lugar donde nos juntamos entre pares para bailar, entrenar o proyectar planes como torneos, actividades".

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El reencuentro con el deporte

Queer, taurino, nadador‍, crossfitter, palista, docente de arte, instructor de musculación y fitness, swimming coach; así se define Federico. Por las noches, el joven neuquino trabaja en una secundaria para adultos y de día entrena al único equipo que representa a la Patagonia en el Mundial de IGLA.

Pero no siempre vivió su sexualidad y su amor por la actividad física de esa manera. A temprana edad atravesó situaciones de violencia que hoy recuerda como si hubiesen sido ayer: "Desde chico siempre sufrí bullying en la escuela, me elegían último para los equipos de fútbol, la matanza, handball, porque usaba anteojos, porque cuando hablaba movía las manos, estaba marcado".

La discriminación por su identidad hizo que se alejara totalmente del deporte, una de las asignaturas básicas que se promueven a lo largo de toda la formación educativa. "Cuando hice la secundaria me llevé hasta tres veces educación física porque era un grupo machista y en febrero, el profesor me hizo rendir el reglamento como un castigo", recordó. Pero como le gustaba estudiar, aprobó la materia y, mientras, hizo la transición, es decir, salió del closet de la heterosexualidad.

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Luego, Federico se anotó en la Escuela de Bellas Artes, donde se recibió de profesor en Artes Visuales y trabajó en el sistema educativo de Neuquén. En ese momento la vida le dio revancha y tuvo la oportunidad de hacer un instructorado de musculación que duró todo un año. Fue el puntapié para descubrir no sólo la capacidad física que le había sido dificultada en su niñez y adolescencia, sino una puerta para habitar otros espacios de militancia para gozar del derecho al deporte y la recreación.

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Natación inclusiva

Desde ese reencuentro con su cuerpo, Federico comenzó a entrenar crossfit y en paralelo hace unos 7 años conoció un pequeño grupo de natación impulsador por César Mercu que se llamaba Dogos. "Éramos tres personas y entrenábamos en Alta Barda, luego en SERES, CEF 1 hasta llegar a ser quince personas y sentir que necesitaban una identidad propia", señaló Fede y reconoció: "No queríamos usar más el nombre del grupo de Buenos Aires, entonces dijimos, vamos a 'desdogarnos', busquemos algo típico de la provincia".

Así, en Neuquén nació Pehuenes, siendo el primer equipo de natación inclusivo del país que en vez de un nombre de animal, como Las Yararás y Las Torras, hizo referencia al fruto de la araucaria. El equipo integra a su vez el Espacio Queer, un grupo de militancia por los derechos LGBT+ conformado por 30 personas que organizan actividades culturales en un centro cultural del oeste conocido como Pehuenia Cultural.

"Hay grupo de folklore, de ciclismo, kayak, cine debate, todas libres y gratuitas para que nadie se quede afuera", enumeró Federico y destacó que esa es la impronta del espacio: "El grupo de natación queer está abierto a todas las identidades, no solo lgbt, porque si no, es como si hiciéramos lo mismo, estaríamos excluyendo a personas heterosexuales".

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La solidaridad

Fue en abril que ocho personas del equipo de natación Pehuenes Queer comenzó a pensar en participar del Campeonato Internacional. No era sencillo, tenían que pagar la inscripción en dólares y entrenar el doble. El sueño colectivo comenzó a tomar forma cuando empezaron a vender tortas fritas, rifas, fideos y bailes con el apoyo de su espacio de militancia, el Espacio Queer.

Así, al viaje se sumó un compañero que enseña clases de folklore y una compañera para manejar las redes sociales. "Nos motivó que era la primera vez que se hacía en Buenos Aires, y el viaje era accesible".

"Fue todo autogestivo y así logramos hacer la inscripción en dólares porque la gente que organiza es de Estados Unidos. Desde aquel momento nos empezamos a preparar con entrenamientos más fuertes, con tiempos, vueltas americanas, salidas, ajustando cosas para tener una base".

Doble orgullo

Cuando llegaron al Parque Olímpico de Buenos Aires el 4 de noviembre, los Pehuenes alucinaron: encontraron un espacio seguro, respetuoso y festivo, pero por sobre todo profesional, con 800 atletas provenientes de más de 19 nacionalidades. Ese lunes empezaban a competir como no federados en natación: 50 metros espalda, 200 metros libre, 100 metros espalda, 100 metros pecho y 4 x 100 postas americanas. En paralelo además había competencia de waterpolo, saltos ornamentales, aguas abiertas, natación artística y pink flamingo.

La bandera del equipo neuquino lució al río Limay pintado con los siete colores de la bandera LGBT y un pehuén en el medio tanto en la competencia internacional como en el centro de Buenos Aires. "Aprovechamos la fecha y participamos todos juntos de la masiva Marcha del Orgullo", contó Federico.

Pehuenes Queer deslumbró desde la primera prueba del Mundial de Deportes Acuáticos: obtuvieron medallas de oro, plata y bronce. "Yo tuve la de bronce en 200 metros libres, quedé tercero, estaba como medio asustado y nervioso pero lo logré", indicó con orgullo doble, por la identidad y el fruto del esfuerzo colectivo. En la única instancia que no participaron fue en aguas abiertas.

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"Somos todos nadadores amateur, con una experiencia de 5 a 4 años, e hicimos buenos tiempos y medallas", expresó Fede pero resaltó: "Lo que les transmito es que tenemos que relajarnos y disfrutar". Ese también es el espíritu que históricamente promovió IGLA. Por eso, el coordinador de los Pehuenes rescató: "Es gratificante al ver los frutos de todo lo que uno les está enseñando desde la experiencia, porque no soy profe de natación, pero tengo otros conocimientos que los enseñé desde el amor y la voluntad".

Transformar

Luego de la experiencia olímpica que hicieron con Pehuenes en el Mundial de Deportes Acuáticos LGBT+, Federico volvió con todas las pilas para que sea ejemplo tanto para otras personas y espacios LGBT+ como para autoridades locales encargadas de pensar políticas públicas: "Si no ocupamos estos lugares nosotros, no existimos, entonces esto es una invitación a que vengan otros equipos, es una semilla que la dejamos sembrada en Neuquén y ojalá que dentro de poco tiempo sea sede de un torneo LGBT"

En este sentido, que el grupo haya sido reconocido de interés cultural por la Legislatura de Neuquén fue motivo de alegría y dio esperanzas: "Queremos que esa información se replique a la ciudad de Neuquén y en todos los torneos heterosexuales donde las identidades LGBT no se anotan y si se anotan son juzgadas, por ejemplo una chica trans porque dicen que tiene fuerza de hombre".

En especial, el neuquino subrayó la necesidad de incluir la categoría open en torneos locales: "Si bien en la mayoría de los mundiales las categorías son binarias, hombre y mujer, al ser inclusivo, el Mundial LGBT, tiene una categoría que abierta y se pueden inscribir y competir varones y mujeres trans y travestis".

Otra característica positiva de la competencia internacional que destacó el coordinador de los Pehuenes fue la frecuencia: "El mundial clásico se realiza cada cuatro años, pero este al ser LGBT es anual", dijo y agregó: "Se busca que año tras año se inscriban más personas e identidades a los torneos, porque si se deja pasar mucho tiempo hay identidades que se bajan, entonces de esta manera se mantiene el cupo".