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Francos en el Senado: un drama que no dejó perdedores en la aridez de un terreno adverso

El jefe de Gabinete se ofendió y dejó el recinto. Es cuestión de tiempo para que busque limitar sus informes de gestión. La senadora fueguina Cristina López no se retractó y reinstaló la situación de su provincia.

Quizás Cristina López no lo buscó. Sus palabras en el recinto del Senado reflejaron parte de la zozobra contenida que tiene una parte de los fueguinos. La senadora por Tierra del Fuego, de Unión por la Patria, acusó de "mentiroso" a Guillermo Francos. Hábil, el jefe de Gabinete no perdió su flemática actitud protocolar, pero aprovechó los señalamientos de López para agarrar sus papeles, pararse, e irse.

Habían pasado cuatro horas de la exposición que estaba ofreciendo ante los miembros de la Cámara Alta y el cruce con la legisladora le vino como anillo al dedo a Francos para exhibir el malestar que tiene, desde hace rato, sobre la extensión y el desgaste que implica cumplir con el artículo 101 de la Constitución Nacional.

La norma exige que el jefe de Gabinete brinde un informe mensual ante una de las dos cámaras del Congreso. Si fuera riguroso con el cumplimiento de ese mandato, quizás las sesiones del 101 no serían tan maratónicas. Desde que juró como reemplazante de Nicolás Posse, Francos sólo ha pasado dos veces por el Senado. Estuvo el 27 de noviembre y el segundo round fue este jueves. con una dinámica que tuvo pocos sobresaltos hasta que la senadora López perdió la paciencia y volvió a hacer uso de una dureza inusitada contra el Gobierno, o directamente proporcional a la virulencia que le dedican los libertarios al kirchnerismo.

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“Leí muy atentamente las respuestas que nos mandó y debo decirle que usted es un mentiroso”, lanzó la senadora. “Para Usted y Javier Milei, Tierra del Fuego es un punto en el mapa para negociar con las potencias extranjeras. Poco les importa la soberanía, el Atlántico Sur, las Islas Malvinas, ni el futuro de la Antártida”, acusó. En ese momento Francos comenzó a juntar sus papeles y López no paró.

“No le importan los fueguinos que sentimos el desprecio y somos miles los fueguinos que sentimos el abandono nacional. Somos miles de fueguinos quienes creemos que el presidente quiere entregar nuestra provincia a los yanquis y al mejor postor”, insistió López, mientras Francos se retiraba.

Es la segunda vez que lo hace. El 4 de septiembre, cuando asistió por primera vez a Diputados, se fue mientras aumentaba la represión de las fuerzas de seguridad en los alrededores del Congreso durante una marcha de jubilados. El saldo de este jueves pareció traumático, pero no hubo perdedores. Sin perder la posición dialoguista dentro de un gobierno que sobrevende su dureza, Francos se sintió ofendido, pidió que la senadora se retractara y como no sucedió, se retiró.

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En el entorno del ministro defienden a su jefe porque es el único que asiste a un Congreso donde ya fueron citados otros de sus colegas, como el ministro de Hacienda Luis Caputo. Para sus defensores, Francos hace mucho más que un favor en respetar la dinámica institucional, pero los números lo dejan bien lejos de ser el paradigma de cumplimiento del 101. En un año y medio Francos fue al Senado dos veces o, quizás una y media. A Diputados también fue dos veces: el 4 de septiembre de 2024 y el pasado 16 de abril.

Hay una tercera comparecencia, una semana después, pero en el marco de la interpelación por el caso de la criptomoneda Libra. Posse, antecesor de Francos, sólo registra una visita a la Cámara Alta durante su breve paso por la jefatura de Gabinete: asistió el 15 de mayo de 2024, cuando el Gobierno libertario llevaba seis meses de gestión.

Francos, en sus cuatro visitas, siempre defendió su rol como pararrayos. Lo hizo valer adentro del Gobierno pero también padeció las largas horas de exposición y los cruces previsibles. En su última visita a Diputados prometió que reglamentaría el artículo 101 para evitar ese desgaste. No son las horas acumuladas, sino la cantidad de reveses que Francos logra contener, acompañado por bloques de legisladores inexpertos y con una capacidad discursiva que no ayuda en nada al locuaz ministro coordinador. El portazo de este jueves fue el aprovechamiento de la ofensa para insistir sobre esa idea.

Luego sólo se focalizó en López, dijo que no estaba a la altura del cargo y continuará el informe el próximo miércoles. Antes de irse, Francos tuvo un pequeño bálsamo cuando escuchó al titular de la bancada peronista, José Mayans, hacerle un tirón de orejas a la senadora. "Estamos en un debate parlamentario, no en un Concejo Deliberante, pará un poquito", le dijo a López.

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Con Francos en posición de ofendido, sólo es cuestión de tiempo para que busque limitar sus comparencias ante las dos cámaras del Congreso. Aprovechará el exabrupto de López para defenderse, aunque sabe que el cruce es sólo un emergente del escenario político que el Gobierno enfrentará en el Senado, porque comenzaron a condensarse todos los reclamos de los gobernadores en forma de desquite.

Bajo ese prisma, López también ganó, porque a su modo, volvió a instalar la incierta situación de Tierra del Fuego. “Ay pobrecito. Está faltando a la verdad. No se puede sentir mentiroso, alguien que es mentiroso ¿se acuerdan de que venían por la casta? La casta terminó siendo los jubilados y discapacitados. Que se vaya, si nunca dieron la cara. ¿Alguna vez el presidente fue a Tierra del Fuego a dar la cara?”, inquirió López.

La provincia austral afronta un sismo político desde que el Gobierno comenzó con la eliminación gradual de aranceles a la importación de celulares y una reducción de impuestos internos a estos aparatos junto a televisores y aires acondicionados importados. El cóctel puede jaquear el empleo fueguino y desatar una crisis sin precedentes. La gravedad de la situación y la profundidad del debate ha quedado en segundo plano. Lo mismo sucede con los avances del acuerdo con Estados Unidos para instalar una base naval militar integrada en el puerto de Ushuaia.

A su modo, López reinstaló el tema. La senadora tampoco perdió. Sus acusaciones son sólo el anticipo de los cruces que pueden dedicarle a Francos otros senadores en nombre de sus gobernadores, embarcados en una nueva pulseada con la Casa Rosada por la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional y de la recaudación del Impuesto a los Combustibles. La bronca de López, quizás inapropiada para un Senado que sobreactúa institucionalidad, es la muestra de un malestar que al Gobierno le está costando contener.

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