Una semana sin Rosana Artigas: la última secuencia
Las imágenes y los detalles de la causa que complican a su ex pareja, José Fernández, detenido, hasta ahora, por falso testimonio.
Rosana Artigas está desaparecida desde el 23 de noviembre y ningún investigador considera encontrarla viva. Buscan un cadáver descartado, pero todo está entreverado porque el principal sospechoso y último contacto fue su ex pareja, José Fernández, detenido por falso testimonio.
Mientras la Policía despliega todas las divisiones para la búsqueda de Rosana, los investigadores y fiscales trabajan a destajo tratando de desentrañar la suerte que corrió la mujer.
Nada lo conmueve
Fernández debe ser perfilado por expertos, quizás eso permita determinar rasgos psicopáticos y entender por qué cuando lo entrevistaron no estaba consternado por la desaparición de la madre de su hijo y de la mujer que, supuestamente, amó durante casi 20 años y cuyo nombre lleva tatuado en su antebrazo derecho. Esa frialdad es estremecedora.
Durante casi una hora, el hombre habló de su ex como si se tratara de un objeto.
“Entre nosotros ya no hay nada. No hay amor, no hay nada porque las cosas se dieron así”, justificó Fernández con esas palabras, lo que parece ser una total carencia de empatía.
Toda la causa transita al filo del abismo por lo que hay que caminar con sigilo.
Tratemos de entender. Fernández mantuvo una relación de 20 años con Rosana. Ella venía de salir de una relación y él de su segundo matrimonio cuando se conocieron trabajando en el municipio de Plottier.
Ella prácticamente le crió a sus tres hijos y durante la relación tuvieron un hijo en común. Con todo ese contexto de fondo, cualquier persona se vería mínimamente alterada, conmovida y angustiada. Pero Fernández estaba bastante tranquilo, aunque durante la entrevista, realizada el 24 de noviembre, intentaba tapar con la mano izquierda el tatuaje que reza “Rosana”.
En paralelo, brindó un relato que luego resultó ser falaz, tal vez por eso su mirada fue esquiva en todo momento.
Hay que saber leer los detalles, incluso los paraverbales.
A última hora del sábado advirtieron, por la información relevada, que había mentido. La fiscalía de Homicidios, el domingo, lo acusó de falso testimonio y le dictaron 30 días de prisión preventiva por entorpecer la investigación sobre el paradero de Rosana.
La mentira
Durante su declaración ante los efectivos de Seguridad Personal, Fernández contó que la última vez que vio a Rosana fue para ir a votar juntos el domingo 19 de noviembre.
El 23, día de la desaparición, dijo que había ido a buscar a su madre a la casa y la llevó a un centro de día para jubilados y de ahí se fue a ver un trabajo de plomería al barrio Venecia, en Plottier, donde estuvo desde las 9:20 hasta las 10:20 que se retiró porque nadie lo atendió.
Después, brindó un derrotero de eventos fácilmente comprobables. Fue a cargar combustible a la YPF de Constituyente y Avenida del Trabajo de Plottier. Pagó 2.500 pesos en efectivo. De ahí pasó a comprar pan y volvió a su casa y a las 12:30 fue a buscar a la madre y la llevó a lo del hermano.
Así se repiten otros eventos, que son coartadas comprobables.
Pero los investigadores descubrieron en base a testimonios, cámaras y geolocalización de celulares que Fernández mentía.
Y la mentira importa y mucho porque busca ocultar algo. En este caso, a Rosana.
Lo que encontraron fue que Fernández había estado en Centenario en el mismo horario en que aseguró estar esperando que lo atendieran en una casa de Plottier por un trabajo de plomería.
A esto se suma que se comprobó que estuvo con Rosana. De hecho, fue la última persona que estuvo con ella. Y Fernández no era cualquier persona, era su ex, había sido denunciado por “darle una cachetada”, según figura en la Justicia de Familia, y tuvo una restricción de acercamiento que no fue renovada.
Recientemente, Fernández se enteró que Rosana estaba saliendo con alguien. Este último dato, en perfilación criminal, se lo conoce como estresor, es decir, un desencadenante.
Hay que saber leer en conjunto la información recolectada.
La secuencia final
La fiscalía de Homicidios y el departamento de Seguridad Personal pudieron reconstruir lo que se denomina “la última secuencia de Rosana”. Eso fue posible gracias a la ayuda de cámaras de seguridad, testimonios, los impactos de los celulares en las antenas de telefonía y las horas de trabajo de campo y análisis que realizaron pesquisas y fiscales.
¿Qué se sabe? Que el 23 de noviembre Rosana le envió un mensaje a Fernández a las 9:20. Las cámaras relevadas confirman que Fernández buscó a Rosana en su casa y luego fueron a la suya.
De hecho, está el testimonio de una vecina que los vio y que luego se replicó en la audiencia de formulación de cargos donde Fernández sonrió con cinismo frente a los fotorreporteros.
Las antenas de telefonía también ubican a ambos en el lugar y a las 10:52 impactan en una antena de Centenario que coincide con la imagen que devuelve las cámaras de seguridad ubicadas a la altura del ex peaje de Centenario.
Justo a esa hora, 10:52, el celular de Rosana se apaga y a la fecha no ha sido localizado, al igual que su dueña.
El vehículo que manejaba Fernández es un Chevrolet Corsa color gris oscuro con vidrios polarizados y portaequipaje.
Las cámaras no solo tomaron al vehículo sino también la patente que se correspondía con el auto de Fernández.
Además, también lo tomaron cuando a las 11:03 vuelve a pasar por el mismo lugar, pero ahora en dirección a Neuquén.
A esta altura, las preguntas abruman y ordenan.
¿Por qué les mintió a los investigadores si dice no tener nada que ver con la desaparición? ¿Es creíble que la última persona que estuvo con Rosana y cuyos celulares impactan en las mismas antenas, no tenga nada que ver con la desaparición? ¿Cómo se hace para seguir sosteniendo su inocencia con estos elementos sobre la mesa?
Búsqueda
Los investigadores ahora tienen la ardua tarea de armar el rompecabezas y para ello también es necesario recopilar todas las piezas que están sueltas.
De nuevo los detalles. Tanto en la casa de Fernández como en la de su madre no se encontraron rastros de criminalidad. Tampoco los hallaron en el Corsa y en una camioneta Renault Duster que es suya.
¿Qué da a entender esto a los investigadores? Varias hipótesis y ninguna descarta la sospecha sobre Fernández que es la última persona que estuvo con Rosana y además mintió sobre un momento puntual que lo incrimina.
Entonces, si Fernández permanece en la ecuación hay que pensar en un acto criminal con descarte de cadáver, un modus operandi que se viene repitiendo en los femicidios de la región.
Sigamos hurgando en este sentido. Fernández fue director de Espacios Verdes en Plottier, es decir, conoce como la palma de su mano el territorio en el que se mueve. ¿Se entiende o es necesario ser obvio?
Además, parece que mentir es algo recurrente porque en el municipio está con licencia médica desde hace cuatro meses producto de una lesión de meniscos, pero el último feriado fue a jugar un partido de fútbol en Villa Regina.
Retomemos, de Centenario se lo ve regresar solo, pero como los vidrios son polarizados no se supo si fue con Rosana o si simplemente fue a deshacerse del celular de ella.
Estuvo once minutos fuera del radar de las cámaras, pero a ese tiempo hay que descontarle lo que manejó tras apartarse de la ruta, por lo que como mucho habrá tenido cinco minutos para concretar un descarte y los rastrillajes realizados en la zona dieron negativo.
Y es acá donde entra en juego la pregunta de cajón: ¿Actuó solo? Al menos, en la entrevista del 24, emanaba la seguridad de quien depende de sí mismo, pero también de quien tiene conciencia forense.
Es por este motivo que se hace un perfil geográfico, es decir, reunir información de los lugares que frecuentó Fernández y rastrillarlos, tarea en la que está trabajando toda la Policía.
Y si ahora, en este punto frenamos y volvemos al principio para bregar por la inocencia de Fernández, estamos obligados a preguntarnos ¿por qué mintió? Y finalmente, ¿qué pasó con Rosana?
El silencio y la ausencia de un cuerpo no son garantía de impunidad.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario