Hace 32 años, los alemanes vivimos uno de los días más felices de nuestra historia. “Ahora lo que debe estar unido empieza a unirse”; con estas famosas palabras, el ex canciller alemán Willy Brandt describió lo que sintieron los alemanes en 1989 y 1990.
El 9 de noviembre de 1989, después de décadas de división, pudimos ser testigos del principio del fin de la división alemana: el Muro de Berlín, el muro entre las dos Alemanias, empezó a caer. La revolución pacífica en Alemania empezó. Y apenas un año después, el 3 de octubre de 1990, los alemanes pudimos celebrar nuestra reunificación en paz, democracia y libertad.
Y fue más que la unidad alemana: con el Muro también caía la Cortina de Hierro en Europa. La unificación de Europa trajo consigo la libertad, el Estado de Derecho y la democracia a todo el continente europeo.
Unidad en paz y en libertad – nunca debemos pensar que esta gran fortuna es algo común.
Por eso, siempre recordaremos el ejemplo de los ciudadanos de Alemania Oriental, que derribaron el Muro y que lograron la unidad de nuestro país. Fue su valentía, su coraje que logró algo muy raro en la historia: una revolución pacífica.
Es muy importante subrayar que no fueron solamente los alemanes los que actuaron con gran arrojo y solidaridad. También debemos nuestra unidad a millones de ciudadanos de otros países de Europa, a los trabajadores de Gdansk, a los protagonistas de la revolución en los países bálticos, a los húngaros, a muchos otros. Tampoco olvidaremos el papel de los líderes de los cuatro poderes junto con nuestro canciller federal de entonces, Helmut Kohl.
No solamente por esto, la necesidad de tener alianzas fuertes es una de las lecciones más importantes de la reunificación de Alemania. El progreso real nunca puede alcanzarse por sí solo.
También me gustaría compartir algunas observaciones acerca del mundo de hoy:
El mundo está hoy más dividido que hace diez o veinte años atrás. Todos teníamos la esperanza de que – luego de la Caída del Muro de Berlín y de la reunificación alemana y de toda Europa – el mundo continuara transitando hacia la libertad, la democracia y la cooperación.
Pero el sistema internacional está sufriendo una grave crisis. Vivimos en un mundo en el cual se levantan más muros que los que se derriban, en el que nuevamente ideas autoritarias ganan en popularidad y los muros se engrosan en demasiadas mentes. Actores importantes ya no comparten la idea de que un sistema basado en normas y reglas es la mejor garantía para nuestra seguridad y nuestra prosperidad. Esos actores apuestan a la fuerza, a la presión, al nacionalismo y a los discursos rígidos o anteponen los intereses de un partido o de una ideología a los intereses de los ciudadanos.
Ese es un mundo en el cual ni la Argentina, ni Alemania, ni toda la Unión Europea van a prosperar. Por eso, tanto la Argentina como Alemania y Europa tienen una larga tradición de apoyo al multilateralismo – la idea de alcanzar objetivos compartidos en pos de la paz y del bien común mundial. El multilateralismo es la mejor manera de encontrar soluciones justas para los desafíos globales. La lucha contra el cambio climático es un ejemplo manifiesto y fundamental, como lo son también la promoción de los derechos humanos y muchos otros desafíos globales. Por eso, me alegro que la Argentina sea un participante muy activo en la Alianza por el Multilateralismo, una iniciativa lanzada por Alemania y Francia, para fortalecer nuestros intereses comunes.
Este año, en Alemania, el lema de las celebraciones de la Unidad Alemana es „Forjar juntos el futuro“. Es también un buen título para nuestra agenda argentino-alemana. En junio del presente año inauguramos junto con nuestros ministros de relaciones exteriores, empresas y especialistas nuestro foro argentino-alemán, denominado „Foro Futuro“. Si nosotros mismos no forjamos el futuro, otros lo harán por nosotros.
Por eso: ¡Debemos enfocarnos hacia adelante y encarar aquellas cuestiones que serán de especial importancia en los próximos 5, 10, 20 años!
La idea fundamental del Foro Futuro es: buscamos participar en la reanimación de la economía argentina, contribuir a su modernización y conectividad con la economía mundial y dar un fuerte impulso general al intercambio entre nuestros países. Y trabajar de forma determinada y perseverante en proyectos de cooperación para salir fortalecidos de la crisis y estar mejor preparados para el mundo del mañana.
Es una agenda que se basa en dos pilares: la transformación industrial, estrechamente ligadas a la Industria 4.0 y al avance digital, y la transición energética. Nuestros ministerios de economía aspiran a construir un denominado diálogo sobre energía y una asociación en materia de energía, que sirvan de marco político a proyectos en el sector de energías renovables. Observamos que la Argentina posee un enorme potencial para la producción y exportación de hidrógeno verde. En esto, Alemania puede ser un socio clave.
El Foro Futuro tiene también por objetivo dar un impulso a la formación profesional. Las y los jóvenes tienen derecho a formarse – y la industria los necesita en forma urgente. Alemania ofrece compartir y poner a disposición nuestro know-how y nuestras muy buenas experiencias con el llamado sistema “dual”, tan exitoso en los países de habla alemana y en el ámbito empresarial alemán en Argentina.
Alemania y Argentina pueden y deben expandir y profundizar su colaboración. ¡Nos separa el Atlántico, pero en muchos sentidos prácticamente no hay distancia!
*Ulrich Sante, Embajador de Alemania en Argentina
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