La senadora aseguró que pese a sus creencias personales, el foco debe estar en que se trata de una cuestión de salud pública.
Lucila Crexell, la senadora neuquina que se mostraba como una de las indecisas en el debate por la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, y que en 2018 se había abstenido de votar, reveló que apoyará el proyecto y aseguró que pese a sus creencias personales, el foco debe estar en que se trata una ley de salud pública y de derechos humanos.
En el inicio de su discurso, la legisladora apeló al respeto de posiciones, y aclaró que ella misma llegó a presentar un proyecto que limitaba la práctica hasta la semana doce, pero que jamás había conseguido tratamiento. Acto seguido, repudió las amenazas contra los diferentes senadores, sin importar su postura.
“No cambie mis creencias personales, no cambie mi modo de pensar respecto al aborto-ella asegura que no es una solución definitiva ante un embarazo no deseado-, cambie el enfoque desde el cual entiendo desde ser abordado este proyecto. No se trata de feminismo o religión. El aborto clandestino es una causa de muerte silenciosa que muchos se niegan a ver”, expresó Crexell y luego agregó: “Este un debate que afecta emocionalmente a muchos argentinos porque hay demasiados sentimientos en juego y eso demanda respecto”.
“Se afirma que el aborto no es la única solución y coincido. También comparto que el estado no ha hecho lo suficiente para evitar los embarazos y es ahí donde aparecen los abortos. Pero también han fallado las instituciones el educativo, el de justicia. Ha fallado la sociedad en diferentes facetas”, contó la senadora, como parte de argumentos y luego continuó: “Desde mi rol de senadora nacional y con absoluta buena fe, y sin menospreciar las posiciones de nadie, me enfrentado al tema para decidir sobre la mirada que debe tener el estado y que nos obliga a arribar a aquellas alternativas que privilegien el bien común y atiendan las necesidades reales. Lamentable se ha llegado a este punto del debate y no hay una síntesis de cada una de las posturas confrontadas”
En ese momento, le hizo algunos cuestionamientos al proyecto, los cuales podrían hacer sido mejorados, si no hubiese sido por el mismo debate en cuestión.
En ese sentido, sostuvo Crexell: “El proyecto que se trae a consideración se podría haber mejorado sustancialmente si no fuera por las posiciones intransigentes y extremas que dominaron el debate. Entre algunas de las observaciones que se pueden señalar y que fueron motivo de discusión está: la regulación de la institución de la objeción de conciencia de forma insuficiente y confusa; el nuevo régimen penal de los agentes de la salud, el régimen de información sobre la persona gestante, la calificación de orden público de cuestiones administrativas en el ámbito de la salud pública, y la naturaleza jurídica del aborto que no queda del todo clara”.
Por otro lado, remarcó que la criminalización de los abortos no hizo que estos acabaran y que desde el 2018, año en el que se trató el proyecto, muchas mujeres siguieron practicándoselos en la clandestinidad.
Tras pedir nuevamente que el debate se centre en hecho y no es cuestiones morales, Crexell señaló que el proyecto de IVE es parte de una “cuestión de salud pública”. “Somete a mujer a procedimiento inseguros es evitable. ¿No les parece motivo suficiente? Es una cuestión de derechos humanos porque el no atenderlas es un abandono. Y que pasa con las niñas que son obligadas a parir y criar a los hijos que son productos de una violación. Hay provincias que no cuentan con protocolo para la ILE y las que lo tienen lo incumplen sistemáticamente”, comentó y luego cerró: “La pobreza y la marginación son factores de riesgo… Esta ley no le cambia nada a los que están en contra pero si a quienes necesitan este tipo de prácticas, pues será una ley a lo que no tendrán que apelar. Pero por el contrario si le cambia todo a las personas de la sociedad que necesitan que el estado las visibilice y las atienda. Creo que negar la gran cantidad de aborto que existen en nuestro país es un gran acto de hipocresía, sobre todo cuando el debate se da en la abstracción moral filosófica... y por eso que voy a acompañar este proyecto de ley”.
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