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La Mañana Denuncia

Acosada y amenazada: la grave denuncia de la empleada de una panadería contra un cliente

La víctima terminó renunciando a su trabajo por la situación que vivía a diario. Ocurrió en una panadería de calle Falucho y Esmeralda.

Una joven cipoleña terminó renunciando a su trabajo tras las amenazas de muerte de un cliente habitual que no paraba de acosarla. Sin protección, y ante el temor de que el hombre vaya por más, radicó una denuncia en la Comisaría 32.

El denunciado es un hombre que anda siempre con una campera azul, como se lo ve en las imágenes y videos que aportó la propia dueña del local a la Policía. Tiene, además, otra característica particular: su ojo izquierdo es de vidrio. Es alto, morocho y de pelo lacio color negro.

Vecinos que lo conocen manifestaron que vive en las calles Esmeralda y Venezuela. Trabaja para una firma que vende pollos. La panadería está muy cerca: en Esmeralda y Falucho.

"Mi jefa fue a decirme que entendía mi miedo, pero que no se podía quedar nadie conmigo, mientras este señor siga entrando a mi laburo. Por eso tuve que renunciar", expresó la trabajadora, en diálogo con LMCipolletti.

La denuncia fue radicada el jueves 28 de junio, en horas de la noche. Días después renunció. "La hice por acoso y amenazas", comentó la joven.

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El miércoles, el cliente había ingresado a comprar a la panadería. Comenzó diciéndole que le gustaban su sonrisa y sus ojos. Le preguntó si se los podía arrancar. Ella le pidió que se ubique y le recordó que estaba trabajando, tras lo cual la amenazó.

"Me dijo que me iba a hacer desaparecer. 'Te voy a meter en una bolsa, y como no vas a entrar entera, te voy a cortar en pedazos'", recordó que le dijo. También le manifestó que no le diga a nadie.

"Enfermos hay en todos lados, no se termina más. Tuve que renunciar a mi trabajo porque la Policía por el momento no puede hacer nada hasta no tener toda la información", contó indignada.

El sábado el cliente volvió a la carga, pero la salvaron dos personas más que entraron a comprar. El quiso que pasen antes, pero éstas se negaron y la cuidaron.

"Esta zona es peligrosa. Si no te pasa esto, te entran a robar. A nosotros nos pasó dos veces ya. Una vez con un fierro le robaron a mi compañera de trabajo, y en otra oportunidad, yo estaba cuando ingresó un ladrón que le había robado a otra persona y se escondió en el baño", relató.

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