El llanto de la hija de Soledad Pastorutti en su fiesta de 15

Antonia, la hija de Soledad Pastorutti y Jeremías Audoglio, tuvo este fin de semana su tan esperada fiesta de 15 años. Pero todo se detuvo cuando Soledad, micrófono en mano, se acercó a su hija en el momento del brindis y en ese instante se vivió el momento más emotivo de la celebración.

Frente a los invitados y rodeada de su familia, la voz de La Sole empezó a entonar una de sus canciones más emblemáticas, “Brindis”. Jeremías abrazó a Antonia con fuerza mientras la joven empezaba a llorar. El salón, colmada de seres queridos, observó cómo la cantante deslizaba el micrófono hacia los invitados para que todos pusieran voz a las estrofas: “Por esos días por venir, por este brindis para mí, por regalarle la intuición al alma mía. Porque los días se nos van, quiero cantar hasta el final, por otra noche como esta doy mi vida”.

Soledad, al concluir el mágico encuentro, dejó mensajes cargados de emoción en sus redes. La cantante confesó que le cuesta salir de la intensidad vivida: “Antonia es un ser especial, no puedo creer que ya cumplió 15 años, parece que fue ayer que podía cargarla en mis brazos”.

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La Sole detalló la alegría de poder festejar rodeada de amor y remarcó el agradecimiento hacia quienes hicieron posible el gran evento, incluso aquellos que participaron a la distancia con mensajes de cariño. Un mensaje especial para su hija cerró su publicación: “Anto, mamá te ama y verte feliz es mi mejor logro”.

Cómo fue la fiesta de 15 de la hija de Soledad Pastorutti

La celebración, organizada en el pueblo natal y residencia familiar de Soledad Pastorutti, Arequito, reunió a familiares y amigos. El ambiente contenía la esencia de las fiestas tradicionales, vestida de modernidad gracias a una puesta en escena con brillos y espejos. La pista de baile aguardó a Antonia, quien llegó acompañada primero por su padre y luego se unió al tradicional vals, un clásico de los festejos de 15.

Videos y fotos difundidos en redes sociales permitieron ver la alegría compartida y la espontaneidad de los abrazos y lágrimas entre los invitados. La fiesta se vivió como una noche inolvidable, plena de amor y emociones auténticas.

Dos cambios de vestido marcaron la presencia de Antonia a lo largo del evento. Primero, para el ingreso, el vals y las fotografías protocolares, Antonia vistió un largo diseño blanco con bordados de cristales, escote en “v” y falda fluida. Más tarde, la pista la recibió con un vestido corto lleno de brillos, flecos plateados, escote profundo y tirantes, acompañado de zapatillas que sumaron frescura. Soledad lució un diseño verde inglés de Claudia Arce, corte asimétrico, bordado de cristales y silueta semi sirena, resaltando su elegancia característica durante toda la noche.