Hoteles alojamiento: el negocio del placer, en caída
Cambiaron las costumbres y las habitaciones no se llenan como antes.
Natali Ruiz de Galarreta
Neuquén.- Un cambio de sábanas y al poco tiempo otro cliente saltaba a la cama. O por lo menos solía ser así. En picada desde los 90, los hoteles alojamiento o “telos”, como se los conoce, pasan en la actualidad por un periodo sostenido de pérdidas. Quienes trabajan en el rubro consideran que el contexto económico, más un cambio de costumbres de los jóvenes, es lo que desencadenó la complicada situación. Además, sostienen sus propietarios que los impuestos que deben pagar son demasiado altos.
Paredes o alfombras algo descuidadas y algunos servicios que ya no se ofrecen marcan la realidad de la mayoría de estos espacios, que en épocas pasadas fueron furor pero que hoy están en decadencia.
Héctor Riazuelo es dueño de La Cigarra, el emblemático motel de la capital neuquina que cuenta con 38 sólidos años de existencia. Orgulloso del lugar que construyó con esfuerzo durante cuatro décadas, relata que la situación viene floja. “Bajó como un 30 por ciento el movimiento en el último tiempo. Pero esperamos que mejore pronto”, explica con optimismo.
Héctor cuida con paciencia todos los detalles de ese espacio lleno de espejos y privacidad. Con sus 85 años, se sigue dedicando a mantener el lugar impecable, aunque lo deba hacer él mismo.
Mientras recorre las habitaciones, habla por un intercomunicador para corroborar que ninguna pareja esté entrando o saliendo de una habitación en ese preciso momento. “Podemos salir”, confirma. La intimidad en su trabajo lo es todo, comenta. Y señala que ahora los jóvenes ya no tienen tapujos ni vergüenza de que los vean por ahí. Por eso, a la hora de calmar sus pasiones, cualquier lugar les viene bien. Pocos piensan en los telos.
“Yo trabajo hace 20 años en el rubro, y año a año está viniendo menos gente. Es como con las canchas de pádel: en los 80 eran un negocio bárbaro, pero ahora ya no”, contó Cristian, encargado de los establecimientos Íntimo y KGB.
Aunque mantuvieron sus precios más de un año y medio, notan que la situación está complicada. “Todos los moteles de la zona están en decadencia. A muchos les falta pintura, ves que algún foco de luz está quemado, que no se les cambia el mobiliario desde hace años. Hoy damos lo justo y necesario para mantener al cliente”, detalló.
Un turno económico, de dos horas, vale en promedio 600 pesos. Las suites, que cuentan con jacuzzi y otros agregados especiales, superan los 1000 pesos por turno.
“Lo peor de este negocio es la carga impositiva, que es mucho más que la de un hotel común porque nos juntan con los casinos. Nuestra actividad está gravada con un 20% de ingresos brutos. Si le sumás IVA, todo suma como un 41%, sin contar empleados y otros gastos. De eso nadie se da cuenta, no lo saben”, indicó Cristian. Si bien la gente reclama por el precio, señaló que les es imposible pensar en bajarlo.
Según dueños y encargados, los viernes y fines de semana siguen siendo los días más convocantes. “En la semana solemos ver muy poca gente”, agregaron desde el Kafka Motel, en Centenario.
La situación actual llevó a muchos a lanzar promociones en días y horarios especiales. Por ejemplo, aseguran que los lunes a las 8 de la mañana usar una cama “es una ganga”.
Al mediodía de un viernes, en La Cigarra había 5 piezas ocupadas. El portón de entrada negro volvió a abrir para dejar pasar un auto más. Héctor, con un guiño, señala que esa es una hora movida. “Salen a hacer trámites y se pegan la escapadita”, explica en actitud cómplice. Del oficio, ya se las sabe todas.
“Los hoteles alojamiento se van a necesitar siempre. Son un espacio distinto que las parejas siguen usando aunque los tiempos cambien”, dijo Héctor Dueño del hotel La Cigarra
“Lo de sacar a los clientes apenas termina el horario es mentira. Si el tipo se queda tres horas, lo dejamos estar. Es parte del servicio”, dijo Cristian, Encargado de los hoteles Intimo y KGB
Ni siquiera los más exclusivos logran mantenerse arriba
Las propuestas de los hoteles alojamiento en la zona se expandieron para llegar a nuevos públicos. Pero ni los espacios VIP, que cuentan con decoraciones temáticas, mesas de pool, juegos eróticos y juguetes que se venden a pedido, se salvan de los tiempos de vacas flacas y de los cambios de las costumbres, especialmente entre las personas más jóvenes.
Hay quienes están dispuestos a pagar servicios y hasta algunos “lujos” durante una noche de placer, pero precisamente no son la mayoría.
“Hace poco armamos Íntimo, con otro tipo de propuesta, algo más exclusivo. Pero es malo el resultado”, enfatizó el encargado de este alojamiento.
Comentó que hace ya dos años están en pérdida pero que, pese a eso, es un negocio que no puede dejar.
“Siento que si está lo tengo que mantener un poco más, pero me estoy dedicando también a otros sectores para poder perdurar el negocio”, precisó.
Los hoteles alojamiento se mantienen pese a todo. Habrá que ver si perduran en el tiempo o si dentro de algunos años quedarán como el recuerdo de esos espacios íntimos donde la gente desahogaba su pasión en un par de horas.
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