La escritora que busca el "Nobel" de literatura infantil
Escritora, trabaja en capacitación docente y coordina talleres de lectura y escritura. Fue seleccionada para el prestigioso Premio Andersen.
Por Pablo Montanaro - [email protected]
“Para mí ya es un premio el hecho de que me hayan seleccionado en representación del país”, afirma la escritora María Cristina Ramos, quien acaba de ser designada finalista del premio Hans Christian Andersen, considerado el máximo galardón internacional dentro de la literatura infantil y juvenil, al que también se lo conoce como “pequeño Premio Nobel”.
Ramos, nacida en la ciudad mendocina de San Rafael en 1952 y que desde 1978 reside en Neuquén, es autora de más de 60 libros de poesía y narrativa para niños y jóvenes publicados en Argentina, México, Colombia, Perú, Chile, Brasil y España. Además, se desempeña como docente y coordinadora de talleres de escritura para niños y promotora de lectura en escuelas y bibliotecas.
Comenta que la selección a tan prestigioso premio, que se otorga desde 1956 en honor al escritor danés del siglo XIX autor de La sirenita, El soldadito de plomo, Los novios, entre otros, lo lleva adelante la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (Alija), “con los autores que tienen más consenso a nivel especialistas, escritores y lectores. Por lo tanto, es un reconocimiento precioso porque lo hacen compañeros de ruta que saben lo que implica la escritura y la publicación siendo yo una autora que vive en la Patagonia, lejos de los grandes centros urbanos”.
Considera de suma importancia haber sido seleccionada para este premio porque implica “la mirada que hay sobre la totalidad de la obra de una escritora, en mi caso, que escribe en distintos géneros, con distintas propuestas, con traducciones y que también haya publicado ensayos para docentes y bibliotecarios”.
El premio, que se dará a conocer en marzo del próximo año durante la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia, Italia, tiene para Ramos “mucho de respetabilidad por el jurado y al mismo tiempo de azar y circunstancias”. Además de que el premio lleva el nombre de un autor “entrañable, que marcó una época y una sensibilidad; me encanta Andersen”, agrega. Recuerda que en 2012 lo ganó su colega cordobesa María Andruetto.
Aunque haya publicado numerosos libros de narrativa, la escritora confiesa que el género que más le seduce es la poesía, no solo para escribir sino también para leer. “Como tengo experiencia docente con chicos muy pequeños tanto en la escuela como en la actividad taller, sé de qué manera el chico se imanta a la palabra poética. Se imanta a la musicalidad, al ritmo, a la percepción de un mundo desde una mirada singular”, cuenta.
Sostiene que la poesía es “una entrada al mundo de lo afectivo”. Explica que “jugar con poesía con los chicos es sembrar un camino para la lectura”.
Por eso le desespera que la poesía no sea compartida en las aulas “desde la manera vital que uno puede compartir la poesía, no desde lo pedagógico sino desde un vínculo diferente, enriquecedor y que convoca a la subjetividad”.
En sus poemas, cuentos y novelas, la naturaleza ocupa un lugar especial. Desde los títulos de sus obras -como Un bosque en cada esquina, Del amor nacen los ríos, Azul la cordillera-, el lector puede establecer ese vínculo.
Nacida en el sur de Mendoza, sostiene que sus figuras afectivas más cercanas tienen que ver con la tierra pero aún así se inclina por el mar. “Yo estoy llena de paisajes marinos y no los viví”, dijo alguna vez.
La escritora no se cansa de repetir que la mirada que le mostró el mundo de la naturaleza fue su madre. “Mi madre era muy perceptiva en las pequeñas cosas de la naturaleza, en los pequeños seres, en los pequeños animalitos, en los pájaros. Mi madre me acompañaba a mirar”, explica.
Considera que el rol de los adultos “para soñar una sociedad más sensible” es acompañar a los chicos a mirar. “Eso está al alcance de toda madre y todo padre, esté en la situación económica en la que esté. Acompañar a ver el mundo, ser sensible, acompañar a mirar al otro, descubrir al otro. Ese es para mí el eje del mundo”, reflexiona. Para Ramos, el arte “implica al otro como ser valioso aunque haya una mirada crítica. La posibilidad de ser solidario en la mirada de los demás”.
El aporte a la literatura desde una mirada auténtica y sensible de la realidad latinoamericana y el cuidado en la construcción de sus textos y su profundo respeto hacia el lector, sus personajes y la realidad que recrea, fueron los argumentos que expresó el jurado que en 2016 le concedió el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil en su decimosegunda edición.
Al recibir el prestigioso galardón en noviembre de ese año en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, expresó su gusto al trabajar con niños y jóvenes. “El hecho de cooperar con ellos en la construcción de sentidos o en la lectura es algo emocionante, a la vez de compartir y escuchar de ellos su singularidad en el mundo de la lectura”, dijo. Y agregó: “Los escritores nos perdemos en la escritura en ritmos y formas. Nos encontramos con la palabra del lector o en la caricia de un libro nuevo”.
LEÉ MÁS
"Es imposible entender la Argentina sin entender el peronismo"
Historia de superación: una casa hecha con los cimientos de la solidaridad
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario