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La Mañana Deck

La sorprendente historia de Deck y la fortuna que embolsará en 80 días en la NBA

Siendo un niño dejó su pueblo, Colonia Dora, para triunfar en el básquet. De limpiar micros y trabajar en el campo a la NBA. Su historia y los jugosos ingresos que embolsará.

La vida de Gabriel Deck tuvo un giro de 180 grados. Se hizo más grande que su propia estatura (1,98 metros) porque siempre se crece hasta el cielo cuando se llega al Mundo de NBA, universo al que pertenecerá el alero que –al igual que Facundo Campazzo-, dejó la Casa Blanca para sumarse a la mejor liga del mundo para jugar en el Oklahoma City Thunder.

El joven de 26 años que consiguió cumplir el sueño del pibe, tiene detrás una historia de esfuerzo, grandes sacrificios que vale la pena contar. Una historia que no nació en las grandes canteras del basquetbol, se fue construyendo a sí mismo desde su Colonia Dora natal, un pueblito santiagueño distante 175 kilómetros de la capital, de apenas 2.500 habitantes.

Y desde ese punto perdido del mundo para las grandes potencias del básquetbol fue armando de niño su mundo de sueños imitando las fintas de Emanuel Ginóbili, con la 20 de los Spurs.

"Era feliz, estaba con los míos, en mi lugar. Y sólo pensaba jugar", le contó al periodista Julián Mozo.

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El también integrante de la Selección Argentina comentó en una charla con el portal Infobae, que la cancha era de tierra allí y había que marcar". Vistos en la retrospectiva del tiempo fueron aquellos como esbozos de sus grandes sueños. Es que la imaginación lo hacía todo real, hasta el tablero que era chico y no tenía red.

"El primer aro –confesó- lo hicimos con amigos, con ayuda de un herrero, pero se rompió y mi viejo fabricó otro con ayuda de un vecino. Lo hizo con un volante viejo de tractor que teníamos en la parte de atrás de casa", contó.

Ni el calor paraba la obsesión de los hermanos Deck y los amigos que desafían un rito sagrado: las siestas santiagueñas. Qué otra cosa se puede hacer a esas horas con 40 grados: “jugar al básquet e imaginar ser como los de la Generación Dorada con Manu a la cabeza”, parecían contestar los hijos de Nora el Carlos, El Gringo, hombre de campo y chofer de micros.

“Yo era Leo Gutiérrez o Luifa Scola”, rememora Gaby, recordando los desfios con su hermano mayor Joaquín y contó que en los picaditos alternaba entre ser el máximo ganador de la historia de la Liga Nacional o, una de las dos estrellas de la Generación Dorada, premonición que luego cumplió enfrentando a uno y compartiendo la selección con el otro.

Al hoy el alero será el 14 argentino en la NBA cuando firme su contrato de chico prefería el fútbol y se ve como un goleador que prometía, pero su hermano insistió para que probara con el básquetbol en el club Mitre que tenía piso de baldosas. Sin muchas ganas continuó hasta que se deslumbró por un partido de la Liga Nacional y se decidió definitivamente.

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En su historia de sacrificios contó que junto a su hermano ayudaban a su padre en la recolección de alfalfa en el campo y, a limpiar los micros de larga distancia en la empresa en la que, papá Carlos, era chofer.

El calor, el sacrificio y una luz de esperanza que había surgido en 2008 cuando quizás la gran visionaria de toda esta historia, la profesora de Gaby, Paola Águilar le vio condiciones a Gaby y recomendó participar del campus que hacía en Santiago, Quimsa entonces subcampeón de la Liga Nacional, resultaron decisivas para el cambio de rumbo y, claro también una apuesta fuerte: dejar todo y emigrar a la capital santiagueña para jugarse al todo o nada.

Y sin pensarlo mucho hacia allí partieron con su hermano que entonces fue una gran contención para él. El contacto quedó y fue el motor que los impulsó a probar suerte cuando el club les ofreció una pensión para mudarse a la capital. No era fácil para jóvenes de 13 y 14 años, pero también era –confesaron- una forma de aliviar la economía a la familia y por eso tomaron la difícil decisión.

Una frase tatuada en el muslo derecho, del escritor estadounidense John Calvin Maxwell, especialista en liderazgo, refleja su sentir: "Cuando quieras emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas; cuando vean que no pueden detenerte, te dirán cómo tienes que hacerlo; y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti. Hazlo por tu gente, hazlo por tu orgullo, nunca sabrás si nunca lo intentas…".

Su apodo Tortuga, no se corresponde con el vértigo que le imprime a su juego. Sin dudas la lentitud que sugiere el apodo no lo hubiera llevado nunca a la NBA, pero si este sobrenombre que le pusieron en la pensión de Quimsa, lo pinta en los actos de sus vida: observador nato, paciente y constante para cumplir sus sueños promete no cambiar tras el cambio radical que experimentará desde ahora su vida.

“Nunca dejé de tener los pies en la tierra: sé de dónde vengo y cuáles son los valores que me trajeron hasta acá. Trato de ser respetuoso, humilde y honrar mi palabra. Siempre. La calle me ha enseñado mucho: el respeto, la amistad, la importancia de portarse bien, porque en la calle no te podes hacer el loco”.

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El contrato

El vínculo que está a punto de firmar Deck con Oklahoma City Thunder por cuatro temporadas, especifica que percibirá cuatro millones de dólares en sus primeros 80 días en la NBA de los Estados Unidos, según los medios españoles.

Oklahoma City Thunder terminará su participación el 22 de mayo, ya que los números no le dan para meterse en los playoffs, y el ex Quimsa de Santiago del Estero recibirá en ese tramo esa cifra y una opción de tres años más y otros casi 12 millones en total por parte de la franquicia. Otro monto que desembolsó la franquicia fue el de 630 mil euros -media cláusula de salida de Real Madrid de España-, según informó el diario deportivo español AS.

La oferta, importante desde lo económico y lo deportivo, sedujo al alero de 26 años luego de una dura negociación para estirar su vínculo con el conjunto madridista en la temporada anterior.

Lo que empujó a los Thunder a mejorar el ofrecimiento inicial de dos millones de dólares fue que Real Madrid se la emparejó a cambio de otro año más de contrato.

La baja de Deck en Real Madrid es la segunda de la temporada, debido a que Facundo Campazzo también partió a la NBA para ponerse la camiseta de Denver Nuggets. El único argentino que quedó en la Casa Blanca es el base Nicolás Laprovíttola.

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