Por lo general, los integrantes de estas bandas tratan de no estar comunicados entre ellos y se reúnen para trabajos muy puntuales.
Aunque podría haber más casos, en lo que va del año sólo trascendieron nueve golpes certeros de boqueteros, de los cuales cinco fueron en empresas y comercios del Bajo neuquino.
Oficialmente la Policía no habla del curso de las investigaciones, pero bajo cuerda se admite no tener demasiados elementos para avanzar aunque están detrás de algunas pistas de ladrones foráneos.
En los golpes que dieron en el Bajo se alzaron con montos que van de los 10 mil a los 285 mil pesos y con más de 300 mil pesos en mercadería de un local deportivo.
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Dateros
Los boqueteros suelen tener muy buenos dateros, que son aquellos que venden precisiones para que den un golpe. Una vez que tienen el dato, los ladrones mandan a algún miembro de la banda, que no suele participar del golpe para evitar quedar marcado por las cámaras y es el que se encarga de hacer el trabajo de inteligencia.
Luego se traza toda la logística de las necesidades para concretar el robo, entre las que se incluye transporte, desactivación de cámaras y alarmas, herramientas que deben llevar dependiendo del tipo de boquete que tengan que realizar, es decir, si hay que cortar las chapas del techo, romper una pared o forzar una caja fuerte.
Todos esos detalles tienen que estar contemplados ya que durante el golpe cada minuto cuenta, por lo que elegir el día y la hora es sumamente importante.
Es por todo esto que, siempre que hay un boquete, la Policía tiene la sospecha de que puede haber empleados vinculados y son los que podrían advertir sobre la existencia de dinero y hasta entregar un plano detallado del local, lo que facilita la labor de los ladrones.
Generalmente los dateros suelen recibir parte del botín una vez que este se concreta el golpe y nunca son descubiertos.
Robo boqueteros Patagonia Eventos
Sebastián Fariña Petersen
--> Fallaron por un detalle
Entre el 9 y 14 de agosto hubo dos golpes boqueteros fallidos, pero no porque la Policía haya podido filtrar información certera del accionar de los delincuentes, sino por errores en la logística de ladrones.
En un Rapipago de calle Santa Fe entre Independencia y Rivadavia, los delincuentes habían realizado el boquete aprovechando una casa lindera pero no habían tenido en cuenta la existencia de un censor que fue el que disparó la alarma, por lo que debieron dejar abandonadas hasta las herramientas, que fueron encontradas por la Policía cuando llegó a los pocos minutos.
El otro golpe fallido fue en una tapicería del Bajo, en Ignacio Rivas y 12 de Septiembre, donde el hijo del dueño del local escuchó los golpes y vio a los boqueteros trabajando con la maza para ingresar a robar. Dio aviso a la Policía, que con sus luces y sirenas advirtieron de su presencia y así los delincuentes lograron escapar.