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La Mañana Violencia de género

Mató de 17 puñaladas a la ex mujer frente a su hijo

El niño, de 3 años, presenció el crimen junto a su dos hermanitas.

Buenos Aires.- Un hombre asesinó de 17 puñaladas a su ex pareja y madre de su hijo de tres años, en presencia del menor y otras dos hijas de la mujer que salieron gritando a pedir ayuda. El ataque ocurrió en Castelar, provincia de Buenos Aires.

Según declaró la ex suegra de la víctima y abuela de las nenas, el hombre habría saltado la reja de la casa y atacado a Cintia Verónica Laudonio, de 25 años, cuando dormía. Primero le dio una puñalada en la aorta, pero la mujer alcanzó a llegar al baño cuando su agresor le propinó las demás 16 puñaladas, en presencia de su hijo de 3 años y las dos menores, de 8 y 10 años.

Según la ex suegra de Laudonio, ella había denunciado varias veces al agresor, de nombre Cristian, quien hostigaba a toda la familia. "Otra más, una más, esto es la crónica de algo anunciado. Ella había hecho denuncias y pedidos de restricción. Una vez él se le había metido en el cuarto y estuvo 20 horas debajo de la cama. Con él tenía un solo hijo. Las dos nenas son de mi hijo: Leila y Azul".

"Él creía que ella había vuelto con mi hijo pero no, tenía otra pareja. Se me paraba enfrente de la casa, iba a buscar a mi hijo al frigorífico y lo amenazaba, le decía que lo iba a matar. Un día se presentó a un almuerzo familiar con un arma, era un psicópata. Hice varias denuncias, acosaba el barrio de mi hijo", concluyó.

El asesino tenía un pedido de restricción, pero nunca fue otorgado pese a las amenazas que realizaba.

Casos similares

Hay otros dos femicidios calcados donde las restricciones no sirvieron de nada. Entre un caso y otro pasaron siete meses. Mayra Belén Morán hizo de todo para que su ex no la matara. Una y otra vez, doce veces en total, denunció por violento a Sebastián Moreno, en Manzanares, partido de Pilar. A Moreno no lo frenó nada. A cada denuncia, él contestaba con más violencia y amenazas.

Mayra había logrado que a Moreno lo excluyeran del hogar y le impusieran una restricción de acercamiento de 500 metros a la redonda. Moreno siguió impune, como si nada. Un día violó la restricción perimetral y fue directo a la casa de su ex. Se topó con la madre de la víctima y le dijo: "Vaya comprando tres cajones, uno para usted, uno para su hija y otro para su nieto".

Mayra se levantó decidida a denunciarlo una vez más. Juntó en su cartera todas las denuncias previas. Su idea era llegar a la fiscalía de género para alertar que Moreno seguía hostigándola. Pero a él nada lo detuvo. Volvió a violar la restricción y atacó a Mayra cuando salía de su casa de varias puñaladas. No le dio chance de defensa. Escapó y lo detuvieron a los pocos días, cuando deambulaba sin nada.
Deborah Natalí Díaz también había denunciado a su pareja, Brian Montenegro. La Justicia también lo había excluido del hogar y le había impuesto una restricción perimetral. Como en todos los casos, a Montenegro nada lo frenó. Una y mil veces violó las restricciones. La tarde previa al crimen gritó su amenaza en la cara de la hermana de la víctima. A las cuatro horas cumplió y mató. Deborah fue atacada delante de sus hijos de 1, 6 y 11 años y murió desangrada. Montenegro escapó y lo detuvieron al día siguiente.

No se controla a los agresores

La pregunta para todos estos casos es igual: ¿de qué sirvieron los pedidos de restricciones perimetrales y las exclusiones de hogar? De nada. Nadie otorgó esas medidas y cuando se dieron, no se controló el cumplimiento. Triste realidad.

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