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La Mañana Estados Unidos

Mató a su hija y a su nieta pero pide que no lo ejecuten

Una mujer de 80 años salió en defensa del hombre que le arruinó la vida.

Los rostros del mal son habituales en el cotidiano estadounidense de las matanzas. Daniel Lewis Lee, con sus tatuajes nazis visibles en el cuello, es una de esas representaciones diabólicas. Lee, supremacista blanco, fue sentenciado hace 20 años a la pena de muerte por asesinar a William Muller, su esposa Nancy y su hija Sarah, de 8 años. Hoy, la madre de la mujer y abuela de la niña pide por favor que no lo ejecuten.

En 1999, Lewis Lee y su amigo Chevie Kehoe salieron a robar armas y dinero en Arkansas, pero terminaron cometiendo crímenes aún más violentos: asesinaron a los tres miembros de una familia y luego intentaron ocultar sus cuerpos arrojándolos a un pantano. Si no hay un cambio de última hora, Lee será el 9 de diciembre el primer preso federal en ser ejecutado en dos décadas. En julio, el fiscal general William Barr anunció que el Gobierno de Estados Unidos había decidido poner fin a una pausa de 16 años. “El Departamento de Justicia defiende el imperio de la ley y les debemos a las víctimas y a sus familias sacar adelante las sentencias impuestas por nuestros tribunales”, había subrayado Barr.

Daniel Lee dañó mi vida, pero no creo que quitándole la suya vaya a cambiar mi situación. Soy incapaz de ver cómo ejecutándolo se honra a mi hija en ningún sentido

Earlene Branch Peterson, de 80 años, mujer conservadora, votante convencida de Donald Trump -lo apoyó en 2016 y piensa hacerlo en 2020-, dio a conocer un video de seis minutos en el que pide clemencia para Lewis Lee al presidente de Estados Unidos. La señora Earlene es una de esas familiares a las que aludió Barr. Nancy era su hija y Sarah, su nieta. “Por favor, no maten a Daniel”, pidió en la grabación.

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No está sola en esa petición: su otra hija, Kimma Gurel, y otra nieta, Monica Veillette, secundan su solicitud. “Sí, Daniel Lee dañó mi vida, pero no creo que quitándole la suya vaya a cambiar mi situación. Soy incapaz de ver cómo ejecutando a Daniel Lee se honra a mi hija en ningún sentido. En realidad, es como si ensuciaran su nombre porque ella no querría eso y yo no lo quiero. Esa no es la forma en que debería ser, no la del Dios al que sirvo”, recalcó la mujer, que no pide el perdón de Lewis Lee, sino que cumpla perpetua.

Ensuciaran su nombre porque ella no querría eso y yo no lo quiero. Esa no es la forma en que debería ser, no la del Dios al que sirvo

La discusión está planteada. Mientras que a Kehoe, el otro autor de los crímenes y autor intelectual de los asesinatos, se lo condenó a pasar el resto de su vida entre rejas, a Lee se le impuso la sentencia definitiva, aunque el fiscal pidió la misma pena que a Kehoe.

Pero el Departamento de Justicia revocó esa petición y el jurado envió a Lee al corredor de la muerte. Para la señora Lee esa resolución “fue un shock”. “En el fondo de mi corazón sentí entonces que los dos merecían ser ejecutados”, reconoció ahora. Sin embargo, los consejos de su pastor y la lectura de la Biblia la llevaron a la conclusión de que ninguno de los dos merecía ser ejecutado.

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