Corea del Norte: cómo es la insólita ley que castiga con severas penas al que mira series extranjeras
El régimen de Kim Jong-Un acaba de sentenciar a dos jóvenes a 12 años de trabajos forzados por ver un programa de Corea del Sur.
El régimen de Corea del Norte, una dinastía que se autodenomina comunista, viene aplicando una serie de insólitas leyes con el fin de evitar que la población “debilite” el sistema de gobierno. Pero la más llamativa es una de las últimas, que condena con severas penas al que mire series y películas extranjeras.
Lleva a tal punto esta concepción ideológica que recientemente hizo público un video donde muestra la sanción pública a dos jóvenes que se atrevieron a ver una serie de Corea del Sur, conocidas como K-Drama.
Los adolescentes, de 16 años, fueron sentenciados a 12 años de trabajos forzados. Para mostrarlos como ejemplo de la severidad de la medida, las cámaras los exhibieron esposados frente a cientos de estudiantes en un estadio al aire libre.
En el video se puede ver, además, a dos agentes uniformados que retan a los jóvenes por lo que habían hecho y los exhortan a “reflexionar profundamente sobre sus errores".
Exposición pública
El video con el castigo le llegó a la cadena británica BBC a través de South and North Development (SAND), un instituto de investigación que trabaja con desertores del Norte.
Que se haya filtrado el video no es casual. Significa que el régimen quiere que circule. De hecho, las fuerzas de seguridad norcoreanas nunca dejan que se difundan fotos o videos de lo que ocurre en el interior del hermético país asiático.
Para los analistas internacionales, esto implica que el régimen de Kim Jong-Un está tomando medidas más duras ante este tipo de incidentes, que cada vez son más frecuentes.
El video, señalan, se difunde con fines de educación ideológica y advertencia a los ciudadanos. En la grabación se incluye un narrador que afirma que la serie vista por los adolescentes es “una grabación decadente”, repitiendo así la propaganda estatal.
"La cultura del podrido régimen títere –por Corea del Sur- se ha extendido incluso a los adolescentes", sostiene la voz en off. Y agrega, respecto a los condenados, que “sólo tienen 16 años, pero arruinaron su propio futuro”.
La severa ley contra las series “decadentes”
Corea del Norte tiene prohibido cualquier entretenimiento de Corea del Sur, con quien nunca hizo la paz tras la guerra de 1950, que dividió la península. También rechaza las producciones de los países occidentales, especialmente de Estados Unidos.
Pese a las sanciones, muchos jóvenes se arriesgan y se pasan en forma clandestina videos de los K-dramas surcoreanos, como “El Juego del Calamar", “Estamos muertos” o “Mi adorable demonio”, que hoy están en la cartelera de Netflix.
La frontera con China es la principal vía de ingreso de series, películas y música surcoreana, que resultan muy atractivas entre los adolescentes norcoreanos y les brinda la posibilidad de disfrutarlas en su propio idioma.
En 2020, el régimen de Kim lanzó una ley que castiga con una serie de severas penas a aquellas personas que sean sorprendidas viendo series o películas extranjeras, que utilicen ropa o incluso la jerga de otros países.
Estos dos últimos ítems tienen que ver con la tendencia de algunos jóvenes que se identifican con el K-pop, un género musical que incluye diversos estilos musicales.
“Pensamiento reaccionario”
A principios del año pasado Kim Jong-Un, el líder norcoreano, escribió una carta a medios estatales del país pidiendo que la Liga Juvenil del país tome medidas contra lo que consideró un “comportamiento desagradable, individualista y antisocialista" entre los jóvenes.
Le había molestado profundamente la tendencia de algunos adolescentes a usar la jerga, los peinados y la vestimenta de los cantantes de K-pop, a los que calificó de “venenos peligrosos”. Consideró que estaban imbuidos de “pensamientos reaccionarios”.
Lee Sang Yong, editor del Daily NK –con sede en Seúl- explica a la BBC que los infractores a la ley están enfrentando cada vez sentencias más severas, como encarcelamiento y hasta pena de muerte.
“Si un trabajador es descubierto consumiendo este tipo de productos extranjeros, el jefe de la fábrica puede ser castigado, y si un niño es problemático, los padres también pueden ser castigados”, señala.
Lee considera que el pensamiento del régimen es que “si se introducen culturas de otros países, podría crearse un sentimiento de resistencia en la población”.
Otros analistas creen que se busca evitar que la información externa llegue a la población norcoreana en un momento tan complejo como el actual, ya que la situación económica es crítica.
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