Sus declaraciones alimentaron los prejuicios y hubo amenazas contra los refugiados. De dónde surgió la falsa afirmación de Trump y quiénes son los migrantes.
Estados Unidos vive una crispación particular con las lecciones de noviembre próximo y cualquier declaración conspirativa incentiva la polarización. Es lo que ocurrió estos días con la falsa afirmación del candidato republicano Donald Trump, sobre supuestos migrantes latinoamericanos que “comen perros y gatos”.
El expresidente lo dijo durante el debate televisivo de la semana pasada con su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, buscando desacreditar la política del actual gobierno sobre la política inmigratoria.
“Millones de personas llegan a nuestro país procedentes de prisiones y cárceles, de instituciones mentales y manicomios. En Springfield (Ohio), se están comiendo los perros, la gente que entró, se está comiendo los gatos, se está comiendo las mascotas de la gente que vive allí”, afirmó Trump, sin pruebas. Y lo repitió los días siguientes al debate.
Trump apuntaba de esta manera a inmigrantes haitianos que se asentaron en Ohio. Esto generó cierta paranoia en el estado, donde este fin de semana hubo amenazas contra hombres y mujeres de ese país caribeño, que son alumnos de la Universidad de Wittenberg.
Según se supo, hubo amenazas de bombas y también advertencias de que dispararían contra estos estudiantes, lo que obligó a esa casa de estudios a cerrar su campus durante un día.
“El FBI está trabajando en coordinación con el departamento de policía de Springfield y la Universidad de Wittenberg para determinar la credibilidad de las recientes intimidaciones, compartir información y tomar las medidas de investigación apropiadas”, indicó un comunicado de la oficina del FBI.
De dónde surgió la mentira de Trump
En Springfield viven desde hace unos años cerca de 20.000 migrantes haitianos que llegaron allí gracias a un programa estadounidense de estatus de protección temporal, tras los violentos y los prolongados disturbios en Haití.
Muchos jóvenes fueron aceptados en la universidad de Wittenberg para continuar sus estudios, los que les permite integrarse a la población.
Pese a ello, sufren constantes actos de racismo y estigmatización de algunos sectores que se oponen a la inmigración, quienes lanzan incluso campañas de desinformación.
En Springfield viven cerca de 20.000 haitianos.
El tema de las mascotas es una de ellas y surgió por un caso ocurrido en Canton, no Springfield. Y la acusada es una mujer estadounidense con graves problemas mentales.
La mujer, de 27 años, fue denunciada por sus vecinos. Cuando llegó la policía, vieron que había matado al gato, y fue arrestada por maltrato animal. Según la versión local, también había intentado comérselo.
Fue detenida en agosto pasado y un video con el caso se subió a Facebook el 6 de septiembre pasado. A partir de allí, hubo una ola de comentarios y memes sobre el tema, que luego utilizaron las corrientes antiinmigración para culpar a los haitianos.
Las autoridades de Ohio afirmaron que las denuncias son falsas
La policía local ha desmentido categóricamente que la inmigración haitiana tenga algo que ver con el hecho, al igual que numerosos medios de verificación de contenidos. Pero Trump lo ha repetido varias veces desde el martes, cuando lo mencionó durante el debate.
El propio gobernador de Ohio, el republicano Mike DeWine, tuvo que salir a aclarar que los haitianos que están en Estados Unidos son personas buenas y trabajadoras y que los falsos rumores son basura de internet. “No hay pruebas de esto en absoluto”, afirmó.
Crisis y pánico
Las declaraciones de Trump, repetidas y alimentadas por su compañero de fórmula, JD Vance, y otros dirigentes republicanos, impactaron sobre sus seguidores y se expandieron rápidamente. Esto exacerbó el odio de algunos sectores contra los inmigrantes.
Otros buscaron contrarrestar la campaña. “Jesús está con nosotros en la verdad, y la verdad es que los haitianos no están comiendo mascotas y gansos en Springfield”, afirmó el reverendo Carl Ruby, un reverendo de la iglesia Central Christian de Springfield.
Hay temor entre los haitianos por la ola de racismo.
Es más, el pastor invitó a los miembros de la comunidad a unirse a su congregación en oración y protesta pacífica por los falsos rumores vertidos contra los haitianos.
A raíz de esta polémica, los haitianos de la ciudad temen por su seguridad. Se sienten heridos por la falsa acusación y aterrados por la reacción de la gente.
Ya hay amenazas por mail a la universidad de Wittenberg, así como en las redes sociales. Las autoridades están tratando de llevar calma a la población y a los inmigrantes, que son los más afectados.
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