La madre de Matías Rosales regresaba de Bolivia con la noticia, llena de bronca y dolor. "No voy a parar", manifestó.
La Justicia de Bolivia archivó la causa en la que se investigaba el homicidio del joven neuquino Matías Rosale s y su mamá, constituida en querellante, ni siquiera había sido notificada. La mujer viajó el lunes a Oruro y en esas circunstancias tomó conocimiento del hecho. "La cerraron el 15 de abril", precisó Andrea Karina Cheuquepan Cruces, en diálogo con LMNeuquén.
El domingo pasado se cumplieron ocho meses sin Justicia para el joven asesinado y tres días después, la Justicia de Bolivia archivó el expediente. "No fuimos notificados, ni siquiera sabía el cónsul. No sabíamos nada. El fiscal a cargo de la causa -Fernando Antezana- la cerró a pedido del jefe de la Departamental, Aldo Morales Antonini", expresó indignada.
Antes de emprender el regreso, presentó un recurso de objeción. "La cerraron porque no tenían pruebas y en realidad, la investigación fue una vergüenza. No buscaron al colombiano sospechado, no ampliaron la declaración de Florencia (la pareja de la víctima)...no hay nada porque no investigaron", cuestionó la mujer.
Es más, en una de las últimas audiencias realizadas en torno a la causa, y de la que participaron la madre de la víctima y el cónsul argentino en Bolivia, apareció una foto donde se ve a Matías, su pareja y el presunto asesino entrando juntos a un supermercado. La imagen, inclusive, fue exhibida por la asistente letrada del fiscal, Guadalupe Machado. "La tuvo siempre en su celular y nadie la anexó al expediente, hasta que fue archivado", advirtió Cheuquepan.
Comentó también que nada de lo que pidió por escrito como parte querellante se llevó a cabo. Karina insistía con la foto y el identikit del colombiano. "Aunque no se ve muy bien la imagen, Interpol realiza un trabajo muy bueno para reconstruir la identidad del sospechoso (con antecedentes)", aclaró.
También se dirigió a la ciudad de La Paz para presentar el reclamo ante el Ministerio de Justicia. "No voy a parar, no voy a parar. Espero que me reciba en una audiencia, ya dejé todos mis datos", aseguró.
"Es una vergüenza lo que han hecho y una falta de respeto tremenda hacia mi familia. Siento mucha bronca". Andrea Karina Cheuquepan Cruces.
Este viernes estaba de regreso a Neuquén con su marido y su hija. Volvían en colectivo, 20 horas de viaje llevaban y estaban a media hora de cruzar la frontera, en La Quiaca-Villazón.
El crimen de Matías Rosales
De acuerdo a la investigación, la víctima conoció al sospechoso mientras vendía collares en las calles de Oruro, Bolivia, junto a su pareja. Ese mismo día, volvieron a verse en un comercio. Matías fue a comprar una botella de Coca Cola. A la salida y por razones que se desconocen, hubo una discusión entre ellos. En esas circunstancias, el colombiano sacó un cuchillo y le asestó una puñalada mortal en el pecho.
"Ya sabemos a quién están buscando. Es un ciudadano de origen colombiano. Está la orden de captura y hay un identikit. También lo muestra una cámara de seguridad cuando sale de un supermercado, dos días después que mataran a mi hijo", recordó Karina.
Sobre el sospechoso, indicó que tiene antecedentes penales y que se conoció con su hijo el día que le dio muerte. "Aparentemente, le propinó una puñalada porque le quiso robar. Fue sin mediar palabra, y tan certera que lo mató. Sabía dónde pegar y cómo lastimarlo", sostuvo.
Dos versiones contrapuestas
El fiscal del caso informó que tras la agresión el joven caminó malherido hasta el alojamiento donde estaba su pareja y se desvaneció en la puerta. Aseveró que Matías ya llegó sin vida al hospital. Aunque la familia de la víctima aseguró que podría haber salvado su vida. "No lo quisieron atender por ser argentino. Lo dejaron tirado", manifestó.
Matías encontró la muerte un día después de haber llegado a Oruro con su pareja.
Tenía un hijo de 11 años y era reconocido por su trabajo en la organización Ni Un Pibe Menos por la Droga. Además, era un vecino conocido por haber formado parte de los talleres de música en la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) del barrio Confluencia, donde aportó sus conocimientos de guitarra y percusión para este espacio de formación comunitaria.
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