Su crónica “Todas las formas de ser hermano” centrada en un personaje de Aluminé recibió el primer premio en el Concurso de Crónicas Patagónicas.
Cecilia Rayén Guerrero Dewey volvió de Bariloche después de ganar el primer puesto en el Concurso de Crónicas Patagónicas, un reconocimiento no sólo a su talento, sino a su compromiso con la narrativa de las historias latentes en el territorio de Neuquén. Su crónica, “Todas las formas de ser hermano” está centrada en la figura del artista Titi Ricciuto, drag queen y gestor cultural de Aluminé.
Si bien la historia de Titi le es familiar porque entre ellos existe un vínculo previo y de hecho escribió para LMNeuquén sobre su participación en un videoclip, en esta crónica Cecilia se sorprendió: "con Titi nos conocemos de la gestión política, y somos amigos, pero me volví a fascinar con su relato; y lo que hice con la crónica fue trabajar sobre la belleza, los brillos y las sombras entendidas como lugar de lo que trasciende el relato cotidiano".
En este sentido, aunque guarda cierto misterio sobre el tema, porque las crónicas ganadoras aún no fueron publicadas, Rayén transmite admiración: "es sobre una persona que habitó los márgenes de la vida y es muy querida en el pueblo de Aluminé, vive desde joven, le aportó muchísimo desde lo cultural, ha tenido sensibilidad por el pueblo mapuche con la dirección de Pulmarí y el Centro de Interpretación y Museo El Charrúa, porque se busca no quedarse con la historia institucional y profundizar en la raíz".
Un camino que vuelve a las raíces
Desde su paso por la Facultad de Periodismo y Comunicación de La Plata, Rayén exploró la crónica en un libro sobre el folklorista santiagueño, Jacinto Piedra: "es un formato que me hace sentir cómoda, me gustan los procesos de la cultura popular y me causa fascinación por lo que hacen las personas". En este sentido, consideró que estudiar junto al periodista Martín Malharro "a todas las personas que pasamos por él en la UNLP nos cambió, era imposible permanecer inmóvil".
Dentro de su recorrido, además de mencionar a Cristian Alarcón, también fue importante realizar un taller con Leila Guerriero, la periodista que brilló al final del Festival Iberoamericano de Periodismo Narrativo con una charla sobre la escritura como elección y como destino.
En este sentido, Rayén dijo que sintió necesario el reconocimiento porque le reafirmó su camino como escritora y además ganar el primer puesto le abre nuevos horizontes: su crónica “Todas las formas de ser hermano” será editada y difundida en medios latinoamericanos. “No se trata de que me lean en Colombia; lo importante es visibilizar un territorio que muchas veces espera ser contado desde afuera, o tiene que venir un porteño a decirlo", dijo y agregó: "es hora de que las historias de acá brillen por sí solas, contadas por quienes las viven”.
El texto podría ser editado por Santiago Rey, Ángeles Alamendi o Alejandro Seselovsky, quien integró el jurado: "Seselovsky viene de la tradición de la crónica irreverente y disruptiva, es el tipo de escritura que me gusta, me sentí cómoda" y agregó que también le gustó ser evaluada por la poeta Liliana Campazzo porque cree que la poesía en la crónica es fundamental y es el género que más lee.
La escritura como trinchera
Como apasionada por la gestión cultural tras su paso como funcionaria de Villa Pehuenia, Rayén volvió a la escritura y no piensa dejarla, sino al contrario. En este sentido, el territorio que habita la estimula a escribir: “Neuquén es un territorio de contradicciones: joven y pujante, pero con una raíz profunda de derrotas y luchas”, explicó.
En este sentido, para ella, la crónica permite explorar esa dualidad: “El Cutralcazo, los tres meses de la ruta cortada por la Ley Federal de educación, un Movimiento Popular Neuquino, un movimiento histórico, en esto Neuquén es una provincia vanguardista, con sus heridas y resistencias, y una profunda soledad".
Por otro lado, consultada sobre las condiciones de escritura siendo madre y periodista, como la escritora Dolores Reyes, Rayén expresó que tiene dificultades para hacerse el tiempo de escribir, pero también que está en el mejor momento. "Una amiga me leía un texto de Bukowski, "Aire, luz, tiempo y espacio", que habla de que estamos buscando justamente eso, quizá una vida más larga para encontrar nuevas excusas".
A esta altura de su vida, Rayén hace carne ese poema del escritor alemán: "Cuando los momentos ideales no abundan en mi vida, procurando que mi hija esté bien, que tenga tiempo de calidad, un laburo que me sostenga, es cuando mejor me encuentro escribiendo, porque es lo que hay que hacer".
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