El propietario de un almacén comenzó a implementarlo luego de mudarse de barrio. Los vecinos lo utilizan. ¿Qué es lo que más piden?
La idea del delivery nació cuando Andrés López cerró la despensa que tenía en el barrio Fonavi, en la zona centro oeste de la ciudad de Neuquén, para abrir el negocio en un local propio a unas 15 cuadras de donde estaba el anterior.
La noticia impactó en la vecindad, que de golpe se quedó sin aquel comercio de proximidad que siempre salvaba de apuros ante la necesidad de una compra de último momento. También porque el pequeño boliche era un lugar de encuentro entre los vecinos.
Entre esa nostalgia por tantos años de trabajo en el barrio, el contacto telefónico que mantenía Andrés con los vecinos y la nostalgia por el almacén cerrado, surgió la decisión del “delivery de despensa”, un servicio que comenzó hace menos de un mes, pero parece ir en crecimiento con el correr de los días.
La modalidad de venta no es en cualquier momento del día. Andrés suele hacer dos viajes al barrio para optimizar el consumo de combustible (uno cerca del mediodía y otro al atardecer) para hacer el reparto de los productos que le compran. De a poco, los vecinos se fueron enterando de este nuevo servicio y se sumaron a los pedidos.
¿Qué es lo que vende? De todo un poco. Pan, harina, verduras, leche, huevos, fiambres, artículos que muchos vecinos prefieren pedirlos por teléfono antes que tener que ir al supermercado que se encuentra a unas seis cuadras del barrio. Y no es una cuestión de fiaca. En los monoblocks de Fonavi vive mucha gente mayor que le cuesta trasladarse hasta las grandes superficies comerciales para hacer la compra de un par de productos.
“No son grandes pedidos; a veces son dos o tres artículos. Yo voy haciendo una lista, les digo cuanto es el total y la gente paga en efectivo cuando llego o a través de Mercado Pago”, explicó Andrés, quien aclaró que no cobra el envío.
Aseguró que hay mucha gente que hace el pedido porque tiene buenas ofertas. “Ahora que no pago más alquiler y tengo local propio puedo bajar algunos precios y por eso los clientes me hacen pedidos, especialmente de cosas para comer”, aseguró.
La despensa Mi Familia nació hace 11 años en la calle República de Italia al 700. El nombre del comercio no es casual. Junto a Andrés trabaja Mary (su pareja), Pedro (el suegro) y también colaboran hermanos, cuñados y hasta algún amigo que pasa a saludar y a tomar mates. Nunca sobra gente porque el trabajo es intenso. Pero todo se desarrolla en un ámbito familiar.
La despensa funcionaba en un local modesto que Andrés alquilaba, pero que no tenía todas las comodidades. Por eso, con el tiempo surgió la necesidad de buscar otro, aunque no era una tarea sencilla. Tenía que ser en un barrio que tuviera características del Fonavi o algo parecido.
Con los ahorros de muchos años, Andrés logró construir uno propio en un terreno que compartía con su suegro y a mediados de enero se mudó a su nuevo emprendimiento ubicado en Irma Cuña, 1123, en el barrio Islas Malvinas.
Hoy, en el nuevo almacén, Andrés y su familia intentan establecer nuevos vínculos con la gente del barrio, pero no se olvidan de los viejos clientes. Por eso, el delivery de despensa se mantendrá en el tiempo, como una buena forma de combinar trabajo con afecto y nostalgia.
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