Salir del vértigo neuquino, permite observar a la distancia cómo nos ven desde otras provincias. Es llamativo que destaquen "políticas de Estado".
Cuando uno sale de la provincia descubre que al periodismo de otras latitudes poco y nada le importa Neuquén. No es porque no sea una provincia importante, sino que porque al igual que el resto de los medios están embotados en la dinámica del clickeo que suele enceguecer.
Tomando café con varios periodistas de Mendoza, una provincia vecina muy ligada a Vaca Muerta, descubrí no solo que sus precios están entre un 30 y 40 por ciento por debajo de los de Neuquén, sino que los mendocinos no viven con tanto furor el boom de Vaca Muerta. Eso sí, creen que es una política de Estado que no solo tiene Neuquén sino el Gobierno Nacional y no están para nada equivocados.
Me resultó interesante que destaquen dos temas de la agenda actual neuquina que también parecen proyectarse como políticas de Estado, aunque para serlo no solo hay que parecerlo.
Pero repasemos porque suena interesante, aunque no sea clickero.
La lucha contra el narcomenudeo
El nuevo gobierno supo escuchar a distintos actores sobre el impacto devastador de la droga en la población y la necesidad urgente de enfrentar el narcomenudeo.
En 2015, el fiscal General José Gerez había advertido sobre esta problemática y señaló la importancia de adherir a la ley nacional para abordar el problema de manera integral.
Figueroa supo reconocer el contexto y la demanda e impulsó en conjunto con la Justicia la adhesión. La Legislatura la aprobó por unanimidad y ahora se espera que la Justicia habilite la feria para conformar la unidad fiscal que trabajará exclusivamente en este tema.
Este avance demuestra un esfuerzo coordinado entre ejecutivo, legislativo y judicial, algo poco habitual en gestiones anteriores.
El freno a la corrupción
Otra política destacable ha sido el combate contra la corrupción. En el año de gestión del nuevo gobierno fueron expulsados del sistema decenas de empleados públicos, entre ñoquis y delincuentes.
Para lograrlo, bastó con revisar los remanentes de personal y cruzar datos: las irregularidades eran tan evidentes que el proceso fue relativamente simple. Luego, se agilizaron los mecanismos administrativos para dar de baja a quienes no cumplieron con sus funciones.
¿Por qué la gestión anterior no avanzó en esto? La respuesta es sencilla: complicidad.
Además, se avanzó contra funcionarios de la gestión anterior y la actual. Nadie está exento, al menos eso se demuestra.
Por un lado, la causa Planes, con 19 imputados, está camino a juicio, y según la fiscalía, los involucrados actuaron con total impunidad.
Por otro lado, la suspensión de la vicegobernadora Gloria Ruiz puso en evidencia excesos e irregularidades, incluyendo detalles cuestionables de su gestión en la intendencia de Plottier.
Rodeada por la evidencia, se valió de un mediático abogado porteño que como no puede accionar en Neuquén, no está inscripto en el Colegio de Abogados de Neuquén, consiguió un par de letrados locales a los que le precede una impronta poco virtuosa.
En ambas luchas –contra el narcomenudeo y la corrupción– se percibe una coherencia en el accionar de los tres poderes del Estado. Esto permite hablar de políticas de Estado, aunque para que realmente lo sean, será necesario que se sostengan en el tiempo. Por ahora, hay viento a favor.
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