Dos años de Figueroa: el contraste con lo viejo y el diálogo con Milei
Hubo un reseteo en la política provincial, que llega a mitad de camino con crédito a favor. Consolida su propio armado sin abandonar las raíces propias del frente Neuquinizate, alejando los fantasmas agitados por la oposición.
Se cumplen dos años de la asunción de Rolando Figueroa como gobernador de la provincia de Neuquén. Veinticuatro meses sin el MPN en el Poder y con el actual mandatario provincial profundizando su modelo político, aquel que en abril del 2023 lo llevó a desbancar del poder a la Lista Azul del MPN y terminar con 60 años de hegemonía política en la provincia.
Los dos primeros años le valieron para tener a punta de pistola a la vieja dirigencia del partido provincial, pero también le rindió sus frutos en el desguace de los partidos opositores. Sin adversarios de fuste a la vista, al menos por ahora, Figueroa se encamina con cierta tranquilidad a cumplir su segunda mitad de mandato.
Pero veamos que es lo que ha sucedido en esta primera mitad de mandato y cuanto ha tenido que ver el pensamiento del actual mandatario neuquino.
Figueroa, en lo político, recupera a exponentes del peronismo neuquino con proyección propia. Abreva de la misma manera en el PRO provincial y en algunas referencias del radicalismo local. A la vez mantiene buen diálogo con el actual presidente, Javier Milei, cultivando su tono “amigable” pero crítico en defensa de los derechos de la provincia.
En el plano gremial, fluye la relación con los dirigentes del sector privado y profundiza el vínculo de compromiso compartido con las cabezas de los gremios que representan a los empleados estatales neuquinos. Con los intendentes y presidentes de comisiones de fomento la relación es de par a par. Si dejar de exigir transparencia y honestidad en los actos de gobierno.
La confianza de la sociedad
Neuquén llega, este 10 de diciembre, al punto clave del balance. La sociedad depositó su confianza en Rolando Figueroa, interpretando un cambio más profundo que una simple alternancia partidaria. Su victoria no se entiende como continuidad del Movimiento Popular Neuquino: el voto del 2023 expresó la necesidad de reiniciar la política provincial y lo hizo eligiendo justamente al principal crítico del oficialismo de entonces. Lo que ni el peronismo, ni el radicalismo, ni el macrismo, lograron en seis décadas, Figueroa lo alcanzó abriendo un nuevo capítulo político.
Ese mandato social no fue automático: requirió un primer año de reconstrucción minuciosa. Paciencia, diálogo y diagnóstico territorial fueron el laboratorio inicial desde donde se hilvanó un proyecto propio. Allí comenzó la transición desde la crítica hacia la acción, orientada a diseñar una Neuquén proyectada para las próximas décadas. Con la mitad de camino recorrida, ese diseño empieza a tomar forma en decisiones concretas de gobierno, más allá de etiquetas partidarias y viejos alineamientos.
Una parte determinante del cambio tuvo lugar al interior del Estado. La reconfiguración de empresas públicas, la exigencia de “trabajo real por salario real” y la depuración de estructuras donde se sostenían beneficios sin contraprestación marcaron un antes y un después. Esta línea atravesó salud, educación, seguridad y la propia administración pública. El mensaje político fue claro: el Estado debía ponerse otra vez al servicio del vecino, no de la política ni de las viejas lógicas burocráticas.
Austeridad
En esa dirección se inscribe la austeridad. La reducción de direcciones innecesarias, la eliminación de “pantallas” administrativas y el corte de gastos improductivos impulsaron una nueva relación entre recursos públicos y eficiencia estatal. El resultado inmediato fue un incremento en la confianza, no sólo social, sino también en ámbitos gremiales y del sector público. Allí comienza a consolidarse un punto central: previsibilidad con reglas claras.
Lo mismo ocurrió en la relación con los poderes judicial y legislativo. La premisa fue ordenar, controlar abusos y garantizar que las instituciones funcionen con responsabilidad acorde al contexto provincial. Ese equilibrio, que exige firmeza sin confrontación innecesaria, le permitió al gobierno construir una gobernabilidad distinta, basada en acuerdos concretos más que en alineamientos automáticos.
En materia económica, la reducción del déficit en obras públicas —de seis mil millones de dólares a poco más de cuatro mil— plantea un horizonte con desafíos enormes, pero con una base más sólida. La provincia crece aceleradamente y esa expansión se potenciará con el desarrollo de Vaca Muerta. Neuquén puede transformarse en una región de más de dos millones de habitantes en las próximas dos décadas. Esa proyección demanda planificación ahora, no después.
Para adelante
Allí aparece el segundo tramo del mandato: el diseño de una provincia pensada para los próximos 20 o 30 años. Ese es el verdadero sentido del cambio: no la rotación política, sino la construcción de un modelo capaz de responder a una Neuquén más compleja, más poblada y con mayor impacto nacional e internacional.
Con la mitad del recorrido transitado, el gobierno parece haber encontrado su identidad definitiva: previsibilidad, diálogo transversal y una orientación estratégica que no busca volver atrás ni copiar modelos externos. La sociedad pidió cambio y gobierno y política están respondiendo con un rumbo propio, en contraste tanto con el pasado cercano como con la turbulencia actual del escenario nacional.
En ese marco, la discusión paritaria cobra un lugar central. Neuquén sostiene que cuenta con la mejor pauta salarial del país y que dicha política permitió cerrar acuerdos amplios con casi todos los gremios del sector público, incluso en áreas donde históricamente el diálogo resultaba más complejo. La administración provincial subraya una inversión sin precedentes, no solo en términos salariales, sino también en infraestructura, cargos, actualización curricular y transformaciones pedagógicas reclamadas durante años por la comunidad educativa.
Frente abierto
Sin embargo, el capítulo docente continúa abierto y plantea un desafío adicional para consolidar un cierre integral del año. A pesar de que el Gobierno insiste en que la propuesta supera los estándares nacionales, el gremio docente aún no la acepta. El oficialismo mantiene el discurso de continuidad del diálogo y advierte que la búsqueda de acuerdos de fondo en educación es imprescindible para un horizonte de calidad y estabilidad institucional.
Mientras la provincia sostiene un criterio de previsibilidad con salarios actualizados y consensos transversales, la resolución del frente educativo aparece como el punto pendiente para coronar el primer tramo de gestión. Si ese entendimiento finalmente se alcanza, Neuquén podría cerrar esta etapa con una imagen de consenso pleno, profundizando la impronta de cambio responsable que dio origen al nuevo ciclo político.
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