Flavio González cuenta los orígenes de uno de los artes más antiguos de la humanidad. "Hilos, Guantes e Ilusiones", el nombre de la obra.
Contaba el gran titiritero Javier Villafañe que "el títere nació el primer amanecer, cuando el primer hombre vio por primera vez su propia sombra y descubrió que era él y al mismo tiempo no era él". Por eso el títere, al igual que su sombra, vivirá con él y morirá con él, y desde esos remotos orígenes, los títeres y las marionetas han despertado el asombro de la humanidad y lo siguen haciendo.
Quizás, a causa del enorme desarrollo tecnológico en el que vivimos inmersos, este arte haya siendo relegado y sus encantos aprovechados por otras ramas artísticas como el cine (cuando apela a su realización artesanal), las publicidades, cuando los muñecos demuestran superar a la animación para atraer la atención sobre cualquier producto y a modo de resistencia revolucionaria en las aulas como propuesta educativa.
Flavio González, es titiritero y docente, trabajador de la cultura que apuesta a que el teatro de títeres y su lenguaje universal no sea doblegado por el hipnotismo de las pantallas y el vértigo de la vida diaria, está dando a conocer su último trabajo "Hilos, Guantes e Ilusiones”.
“El libro que está recién editado cuenta la historia del teatro de títeres en nuestro país desde el siglo XV hasta el siglo XX ya entrados los años '70", contó a LMNeuquén el autor.
El origen de "Hilos, Guantes e Ilusiones” es fruto de una casualidad y la pandemia, y nace cuando en un festival alguien le mencionó a César Lóprez Ocón, quien era coterránea suyo, ya que ambos nacieron en Azul.
Flavio retuvo el nombre y empezó su investigación que dio origen al libro. Aurelio César Ocón fue titiritero y folklorista, integrante de la extensa nómina biográfica. “Descubrí qué en mi pueblo, hubo antes de mí, otros titiriteros y allí, comencé a investigar la historia de los títeres. Descubrí titiriteros locales muy grosos y eso fue lo que me dio el sustento y el apoyo para dedicarme a esta profesión. En esa época, no había muchos titiriteros en el país y todos tenían una relación muy fluida entre sí, así que la tarea de investigación fue creciendo y la empecé a realizar a nivel nacional, investigando esas relaciones y el armado de redes para comenzar con mi trabajo", agregó González.
"En ese momento yo no pensaba escribir un libro, pero les hacía entrevistas a otros titiriteros y coleccionaba fotos del mundo de los títeres y de sus trabajadores, gracias a ellos, descubrí muchos textos, recortes de diarios y revistas, que fui guardando a lo largo de 37 años de trabajo. Cuando llegó la pandemia y el “parate” de actividades generalizado, fue algo que me permitió poder concretar la idea del libro, desgrabando todos esos reportajes y trabajar en profundidad con todo ese material, además gracias a Zoom pude relacionarme con un montón de gente, que sin esa herramienta no hubiese podido tener contacto con ellos", detalló.
"Los títeres presentan toda mi vida y buscar sus orígenes, es buscar también, mi identidad titiritera. Con respecto a otra bibliografía similar, se diferencia en que está contada en modo vivencial. Obviamente lo que me es contemporáneo, ya que lo demás sale de las entrevistas a los grandes maestros titiriteros, y lo anterior de siglos pasados, es investigación pura, revisando archivos, actas, libros, revistas y consiguiendo datos precisos, de periódicos de la época como “La Gaceta” que es un diario de la época de la colonia, las actas del Cabildo de Buenos Aires y otros documentos, pero intente hacerlo lo menos solemne posible contando la historia como un cuento, para que no sea solo interesante para titiriteros, sino además, para toda la gente que quiera leer esa historia de una manera distinta", añadió el autor.
"Un dato curioso y tal vez disparador de la idea del libro, fue descubrir que muchos tangueros reconocidos, antes de ser tangueros fueron titiriteros o tuvieron algo que ver con el teatro de títeres y estoy hablando de Pascual Contursi, Juan de Dios Filiberto, Homero Manzi, Discépolo y hasta del mismísimo Carlos Gardel del que encontré una anécdota relacionada con los títeres”, contó Flavio.
Su historia con los títeres
La formación de González como titiritero fue totalmente autodidacta. Si bien pasó por diferentes escuelas de arte en búsqueda de determinados conocimientos. "Yo tuve un papá teatrero y de niño jugaba dónde él actuaba con su grupo en los años '70", recordó.
"A los seis años hice un curso de magia por correspondencia que duró como tres años, en la escuela de “Fu Manchú”. A los nueve ya estaba animando cumpleaños de mis compañeros de escuela. Cuando pasé a 7º grado, hice un show en mi escuela para fin de año y entre el público había una directora de teatro para niños, que me contrató para integrar su grupo y ese fue mi primer trabajo profesional", dijo.
"A los quince me independicé y formé mi propio grupo de teatro para niños incorporando música a las obras. Ese año una tía pianista se vino a vivir con nosotros y al contar con un piano en mi casa, incorporé un nuevo instrumento. A los veinte años comencé a estudiar Bellas Artes en la escuela “Luciano Fortabat” de Azul, y aunque no terminé ahí mis estudios, porque no encontraba lo que estaba buscando, curse de todos modos durante dos años y medio, metiéndome además en el mundo de la danza a los veinticuatro. También estudié cine en el IUPA y logré terminar mi carrera en la Escuela Provincial de Música de Neuquén. Pase por todas las academias de arte, además de hacer cursos de dramaturgia con Roberto Cossa, con Arístides Vargas, y unos cuantos consagrados más", agregó.
Flavio recordó que en el '86 Ruben Boggi, que por esos años era jefe de redacción del diario El Tiempo de Azul, le hizo un carnet de periodista con una tarjetita personal y con un fibrón rojo al que le puso “Periodista”. Lo plastificó y le permitía entrar gratis a todos los espectáculos. "En enero de ese año fui con ese carnet a cubrir el Festival de Espectáculos Infantiles de Necochea y el diario publicaba las notas que yo enviaba", recordó.
"Ese año en particular hubo muchísimos espectáculos de títeres, Javier Villafañe actuaba todas las noches en el Teatro Municipal y a la salida íbamos todos cenar y después a hacer un fogón en la playa y escuchar las historias que contaba Javier hasta que amanecía. Fue ahí cuando me enamoré del mundo titiritero y me iba con mi carnet de periodista a Buenos Aires a ver todos los espectáculos de títeres que pudiera. Rubèn Boggi, que además de periodista era un gran poeta, me escribió una obra de títeres para que la representara y con ella empecé a investigar ese mundo maravilloso", contó.
Flavio recordó que un día, en agosto de ese mismo año recibió una invitación para participar del Primer Festival Nacional de teatro de títeres en Mar del Plata, cuando nunca como titiritero. "No desaproveché la oportunidad, armé la obra con algunos títeres feos que hice y así empecé. Mi primera función de títeres fue en un festival con titiriteros importantes de Argentina, Uruguay y Brasil. Tenía en primera fila tenía seis periodistas especializados en espectáculos infantiles. Al otro día la noticia de mi espectáculo, había salido en todos los diarios del país", dijo y añadió que los titulares decían "El peor espectáculo de títeres que se ha presentado en Mar del Plata”.
"El titular a pesar de ser muy mala prensa para mí, me dio por otro lado mucha publicidad y me empezaron a llamar de todos lados porque la gente no podía creer que fuera tan malo como decía la prensa. Allí se me empezaron a acercar otros titiriteros para darme una mano: Pepe Ruìz, Luis Olguín, Kique Sánchez Vera, Hugo Adamini y hasta el mismo Javier Villafañe", sostuvo.
"Es como si hubiera tomado un curso acelerado. Me empezaron a invitar de muchos festivales y sin darme cuenta cuando me quise acordar, los titiriteros me decían ahora sí te puedo considerar un colega. Por eso yo siempre digo que, en mi caso, el trabajo continuo y el relacionarme con mis colegas todo el tiempo, fue lo que hizo que la profesión de titiritero se me metiera en la sangre. Y aún hoy, luego de haber recorrido, como todo titiritero que se precie de tal, además de toda la Argentina y algunos países como Chile, Colombia, Venezuela, México, sigo recorriendo y dejando huella a través distintos proyectos que llevo siempre adelante", contó González.
"Yo siempre trabajé con las escuelas, toda mi vida y siempre agradeceré el apoyo de las y los docentes que facilitan todas mis propuestas, pero creo que siempre fue desde lo personal, de cada docente. Si bien en nuestra comunidad hay una escuela de títeres no creo que esté insertado en las currículas y actividades escolares. Es más, desde la escuela de títeres siempre peleamos para que esto suceda. Pero cada vez que tenemos que hacer una gira por las escuelas del interior neuquino, somos nosotros, los titiriteros de la escuela, los que tenemos que movernos para conseguir las condiciones necesarias para que se lleve a cabo, cuando el elenco depende del Consejo Provincial de Educación”, indicó Flavio.
Vivir del arte de los títeres
Al igual que todas las actividades artísticas, los titiriteros no son ajenos a los vaivenes económicos y las políticas gubernamentales que los rigen en materia de cultura. “Creo que el panorama de los titiriteros en el país es el mismo que tenemos todos los argentinos, no estamos exentos, de vivir las políticas económicas que nos agobian a todos. Sí, los titiriteros, por lo menos los trashumantes, hemos desarrollado circuitos de trabajo por todo Latinoamérica, que nos ayudan a sobrevivir. Festivales, circuitos de giras, intercambios artísticos, todas actividades muy bien organizadas que nos permite tener una continuidad laboral e independiente", dijo González.
"En nuestro país gracias al Instituto Nacional del Teatro también tenemos incentivos con distintos programas de apoyo al teatro en general y en el que los titiriteros también estamos incluidos”, agregó.
El libro de pronta edición tiene prólogo de Felipe Pigna y será editado por Escénicas Sociales Editorial de Teatro. “Estoy ansioso esperando que llegue el libro para poder presentarlo en sociedad y ya comencé además a trabajar en un proyecto nuevo, financiado por el Instituto Nacional del Teatro, que es la realización de seis micro-documentales sobre los Títeres y el Tango, que empezaremos a filmar la semana que viene”, concluyó Flavio.
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