El puente carretero que une Neuquén y Cipolletti cumple 87 años
Fue inaugurado el 20 de febrero de 1937. La obra fue un punto de inflexión para ambas ciudades y permitió un enorme desarrollo de la región.
Siempre que se cumple un aniversario es inevitable pensar el acontecimiento que fue la inauguración del puente carretero entre Neuquén y Cipolletti. Y precisamente este 20 de febrero marca la efeméride que en aquel entonces significó un punto de inflexión para los habitantes del Alto Valle.
La obra del puente había generado muchísima intensidad entre los pobladores de la región, dado que por primera vez el paso entre los dos pueblos dejaría de ser complicado. Ya no dependerían más de balsas y botes o de aquellos vados que históricamente habían utilizado los campesinos para el arreo de ganado.
El gobernador Carlos H. Rodríguez fue el impulsor de aquel proyecto en 1932, cuando se dio cuenta de que no había posibilidades de integración y desarrollo sin una vía importante que comunicara las dos provincias. Si bien el puente-dique Cordero ya había sido construido, la distancia para llegar de una provincia a la otra era una incomodidad en aquella época. Por eso, razonó que sería importante montar uno nuevo que corriera paralelo al viejo puente ferroviario que se alzaba sobre las aguas del Neuquén.
La obra demandó casi cinco años de excavaciones, movimiento de suelos, cálculos y mucha fuerza humana para instalar los pilotes en el lecho del río, y luego los nueve tramos de hormigón que estarían contenidos por arcos del mismo material.
Por desgracia, Rodríguez nunca pudo ver concretada aquella obra que lo desvelaba, porque murió en 1934.
El 20 de febrero de 1937, columnas de vecinos de ambas ciudades partieron rumbo al puente para participar de su inauguración, en una peregrinación alegre. Los pocos autos que había en aquel entonces también se sumaron a la caravana, con bocinazos convocando a los pobladores para que fueran al río.
Un asado popular preparado desde temprano permitió un singular almuerzo de integración entre la gente de ambas ciudades, de cara al puente adornado con guirnaldas y banderas argentinas y una gran cinta en el ingreso que fue cortada por las autoridades.
El puente carretero se había inaugurado. Atrás habían quedado las balsas, los botes y la tradición milenaria de los arrieros.
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