El reencuentro de los compañeros del colegio San Martín, a 50 años de su egreso
Mabel Nacimiento y Patricia Robiglio recordaron su paso por la institución que marcó su infancia y dieron detalles del evento que convocó incluso a quienes viven en el extranjero.
Con los recuerdos intactos de los momentos más felices de su infancia y un sentido de pertenencia inoxidable, unos 20 egresados del Colegio San Martín se reencontraron cara a cara este 1° de diciembre en el establecimiento, a medio siglo de su egreso.
Se trata de la primera camada de alumnos que inauguró la institución educativa, ubicada en Avenida Argentina 935, cuando el asfalto aún no había llegado a extenderse a lo largo de la principal arteria de la ciudad.
Lo hicieron luego de conocerse -algunos- en el jardín de infantes y de iniciar la primaria en el edificio ubicado en Salta y Belgrano donde funcionaba en aquel entonces "el Departamento de Aplicación de la Escuela San Martín".
"En tercer grado nos mudamos al establecimiento que está en la avenida, donde teníamos más patio y desde donde hacíamos caminatas a la "'Boca del sapo' en la zona de Canal 7. Era todo barda. El (policlínico) ADOS estaba en construcción en ese entonces. Hasta ahí era todo arena y tierra, el asfalto de la avenida llegaba hasta el Comando del Ejército. Íbamos con el uniforme de medias tres cuartos, guardapolvo y blazer azul, así que imaginate cómo nos pegaba la arena los días de viento", recordó entre risas Mabel Nacimiento, en diálogo con LMNeuquén.
"La mayoría veníamos de jardín de infantes. Terminamos séptimo grado en 1973 y varios hicimos el secundario en el mismo colegio, mientras que otros se fueron a la ENET", agregó la egresada que, más tarde, construyó una carrera como docente.
"Lo bueno de este grupo es que siempre fuimos muy unidos. Todos participábamos de todo, todos íbamos al cumpleaños de uno y de otro. Algunas mamás, como Delia de Zabert, nos organizaban asaltos en sus casas. Era todo muy familiar, los chicos llevaban la gaseosa, nosotras algo dulce y compartíamos una tarde de baile. Las mamás estaban muy pendientes de nosotros y cultivamos una hermosa relación hasta ahora, más allá de que algunos viven en otros puntos de la Argentina e incluso en otros países como Estados Unidos y Venezuela", destacó.
En sintonía, otra egresada, Patricia Robiglio, recordó: "En ese entonces la escuela tenía solo una división para cada grado y sólo existía el turno tarde, desde la una a las 5.30 de la tarde. Éramos 30 alumnos, de los cuales 9 eran varones. Había una comunión entre la escuela y los papás. Compartíamos los mismos valores y era otra época. Neuquén era más chico, nos conocíamos todos y eso ayudaba a que haya lazos tan grandes de amistad y cariño como tenemos ho
En efecto, los vínculos que se mantuvieron por el boca en boca y los reencuentros realizados por subgrupos a lo largo de los años. La llegada de las redes sociales fortalecieron esos lazos aún más y, a partir de 2014, Whatsapp les ofreció un ida y vuelta cotidiano.
"Tenemos un grupo de Whatsapp y la mañana nos decimos 'Buenos días'; por ahí alguien cuenta algo que le pasa. Si alguien está con algún inconveniente económico o de salud tratamos de acompañar. Ahora, que estamos por volver a vernos, son pilas de mensajes a cada rato", describió Mabel ponderando la conexión a través del chat.
El evento por los 50 años de egreso tuvo una parte más protocolar, aunque no por eso menos emotiva. Los excompañeros de primaria del San Martín fueron homenajeados por las autoridades del establecimiento. En contrapartida y tal como lo hicieron hace 25 años, el grupo colocó una placa en la institución para conmemorar y coronar medio siglo de historia.
"No sé qué habrá preparado la escuela, porque eso siempre es una sorpresa, así fue para los 25 años. Hay mucha ansiedad, nos mandaron una preciosa tarjeta de invitación virtual. La verdad es que es emocionante", exclamó la docente días previos al encuentro.
"Cada uno de mis compañeros fue importante en mi vida, incluso en mi vida como ser adulto. Fuimos tan felices en esa infancia-preadolescencia. Eso fue precisamente lo que nos ayudó a convertirnos en adultos fuertes, capaces de resolver situaciones. Creo que esa etapa nos ha marcado a todos", reflexionó conmovida Patricia.
"No puedo recordar un mal momento en la escuela ni con mis compañeros, siempre hubo mucha amorosidad y compromiso de los maestros con nosotros. Siempre estaban muy pendientes de nosotros. Para mi fue una de las etapas más hermosas de mi vida. Cada vez que entro al colegio me emociono, era como la continuidad de mi casa. Para mi era un placer ir. Yo siento que es mi colegio, nunca dejó de ser mi escuela", subrayó con un gran sentido de pertenencia.
"Muchos no nos vemos hace tiempo pero cuando nos encontramos es como si nunca hubiera pasado el tiempo, tenemos muy buenos recuerdos que nos unen", añadió.
"La amistad que tenemos es un privilegio, conservamos un poco esa candidez de la primaria para fortalecer este vínculo que tenemos de adultos", expresó, en concordancia y a modo de conclusión, Mabel.
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