El "woquismo" neuquino se la quiere poner difícil a Javier Milei
El muro de la Ley de Educación Ambiental Integral que deberá sortear el Presidente. Los avances en la Provincia que rechaza el líder libertario.
En su brulote del Foro de Davos, el presidente Javier Milei incluyó al cabio climático como una de las cabezas del monstruo “woke” y también como parte de la “subversión cultural” que esta preconizaría.
El líder libertario retiró la delegación argentina de la cumbre climática COP29 y se opone al Acuerdo de París, las iniciativas globales más importantes en la cuestión ambiental. En el ámbito doméstico, sin embargo, su narrativa encontrará algunos obstáculos para desmarcar al Estado respecto de sus responsabilidades jurídicas e institucionales en la materia.
Coincidentemente con la polémica intervención de Milei en Suiza, este domingo se conmemora el Día Mundial de la Educación Ambiental, cuyos ejes, en Argentina, se materializaron con la implementación de la Ley de Educación Ambiental Integral, sancionada en plena pandemia, y que pese a los avatares de la administración anterior ha logrado avances significativos en el país, y especialmente en la provincia de Neuquén.
Entre sus alcances, la norma, establece a la educación ambiental como un derecho e incorpora una novedosa mirada holística en la materia, al tiempo que introduce el “Principio de igualdad desde el enfoque de género”, una arista que Milei también impugnó como una “ideología” ante el auditorio de Davos.
La Ley asigna a las provincias un rol central, puesto que los sistemas educativos y los contenidos son resortes jurisdiccionales. En Neuquén, los alcances de la norma tuvieron una serie de medidas concretas ya desde el gobierno provincial anterior y el actual ha recogido el testigo para concientizar a las infancias respecto de la importancia de cuidar el ambiente.
En el sistema educativo, tanto el nivel primario como el secundario, se encuentran trabajando en las currículas con ayuda de la Universidad Nacional del Comahue. Y en la formación docente ya está en marcha desde hace varios años.
Difícilmente se podría decir que, el caso neuquino, adscriba al woquismo (de salón) con el que fantasea Javier Milei.
Sin embargo, estas acciones no implican relajar su rol tutelar en materia de control ambiental en una actividad como la hidrocarburífera y a los pasivos oficialmente reconocidos en los suelos de la Cuenca Neuquina.
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