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La Mañana Familias solidarias

En la ciudad, 10 niños viven en forma transitoria con nueve familias solidarias

Se trata de menores judicializados, de entre 2 meses y 11 años, que son albergados en forma temporal por familias que forman parte de un programa del ministerio de Desarrollo Social.

Diez niños y niñas conviven actualmente con nueve familias solidarias de la ciudad de Neuquén, quienes asumieron brindarles transitoriamente cuidados y acompañamiento hasta que se resuelva su situación legal. Por otra parte, 100 niños, niñas y adolescentes se encuentran albergados por 70 familias extensas, es decir por algunos de los miembros de su propia familia que residen en la capital neuquina.

El programa Familias Solidarias, perteneciente a la Subsecretaría de Familia del Ministerio de Desarrollo Social y Trabajo de la provincia de Neuquén, se propone buscarles a los niños, niñas y adolescentes contextos familiares que puedan brindarles en forma transitoria cuidados y acompañamiento cuando se encuentran bajo una medida de protección excepcional emitida por el Poder Judicial. “Son niños, niñas y adolescentes que se encuentran judicializados por vulneración grave a sus derechos, ya sea por distintos tipos de violencia o negligencia por parte de sus progenitores, cuidadores responsables que atentan contra la salud integral de los menores”, explicó a LMNeuquén Silvana Garay, directora general de Familias Solidarias de la Subsecretaría de Familia.

El programa está previsto en las leyes 26.061 de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes, y la provincial 2.302, y tiene por objetivo la inscripción de una familia o un adulto mayor como voluntario para acoger en su hogar en un período de seis meses a uno o más niños, niñas y adolescentes desde 0 a 18 años.

Garay señaló que las edades de los 9 menores que se encuentran albergados por estas familias "van desde los 2 meses hasta los 11 años". Antes de ser acogidos por una familia, los niños y adolescentes pueden encontrarse en hogares de menores, instituciones o bien con algún integrante del grupo familiar. “Estos chicos antes de ser acogidos por una familia solidaria están en hogares de menores o como ocurre muchas veces se toma la medida judicial de retirarlo de la vivienda de sus progenitores porque ya se cumplieron todas las instancias que demuestra que no pueden seguir viviendo con ellos porque se encuentran en riesgo y de inmediato se los alberga con una familia solidaria”, explicó la funcionaria que es licenciada en Trabajo Social.

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La mayoría de los chicos entregados a familias solidarias o que se encuentran en hogares fueron por motivos de violencia en todas sus formas, en las que también se incluyen negligencia, abandono, sin los cuidados de salud, entre otros.

Las familias solidarias reciben un aporte económico “además se las asiste en todo aquello que pueda necesitar el niño como, por ejemplo, tratamiento médicos especiales”.

Garay expresó que “necesitamos de la solidaridad comunitaria, hay personas que tienen reticencias pero necesitamos que abran su corazón ya que son experiencias maravillosas en la que las niños, niñas y adolescentes esperan transitar el proceso judicial, que ya de por sí es doloroso, en el seno de una familia”.

Subrayó que las familias son acompañadas todo el tiempo por un equipo interdisciplinario de la Subsecretaría de Familia conformado por psicólogos y trabajadores sociales. Las familias interesadas en formar parte del programa son sometidas a una serie de entrevistas y procesos de evaluación en las cuales surgen los intereses que tienen ya que algunas se sienten más cómodas con bebés, otros prefieren niños que tengan desarrollada el habla para poder interpretarlos y, un tercer grupo se inclina por los adolescentes, pero son los menos.

“Todos los integrantes de la familia que se anota en el programa son entrevistados por nuestro equipo interdisciplinario porque todos tienen que estar de acuerdo con albergar al menor. Lo que tratamos es de tener el perfil de esa familia”, describió Garay. Agregó que cada familia manifiesta el interés por alguna edad y el equipo interdisciplinario evalúa si van a poder responder a la etapa que está atravesando ese niño o adolescente "porque no es lo mismo acoger a un bebé que a un niño de 5 años o a un adolescente". "Algunas familias han tenido la experiencia de tener hijos adolescentes, otros prefieren chicos que tengan la misma edad que sus hijos", agregó la funcionaria.

Garay precisó que en el programa hay parejas jóvenes, algunas con hijos o con bebés pequeños, personas mayores que están jubiladas, aquellos que tienen hijos mayores de edad y quieren albergar también o los que están dispuestas a repetir la experiencia.

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“Necesitamos de la solidaridad comunitaria, hay personas que tienen reticencias pero necesitamos que abran su corazón ya que son experiencias maravillosas en la que las niños, niñas y adolescentes esperan transitar el proceso judicial, que ya de por sí es doloroso, en el seno de una familia”, comentó Garay.

“Necesitamos de la solidaridad comunitaria, hay personas que tienen reticencias pero necesitamos que abran su corazón ya que son experiencias maravillosas en la que las niños, niñas y adolescentes esperan transitar el proceso judicial, que ya de por sí es doloroso, en el seno de una familia”, comentó Garay.

Los equipos interdisciplinarios tienen seis meses para evaluar la situación de los menores, si pueden volver o no a la familia de origen, y comunicarlo al juzgado interviniente. Posteriormente, los jueces tienen un plazo de tres meses más para resolver los estados de adoptabilidad.

Aquellos que quieran formar parte del programa de Familias Solidarias deben cumplir ciertos requisitos como ser mayor de 18 años, no poseer antecedentes penales, no formar parte del registro de violencia de género, no ser deudores de cuota alimentaria, ni encontrarse en el Registro Único de Adopción (RUA). “Muchas personas se anotan en el programa Familias Solidarias pensando que es el camino más rápido para adoptar. Y esto es lo primero que se aclara, porque no pueden adoptar al niño que cuidaron”, resaltó Garay.

Por eso desde el programa subrayan que las familias que se inscriben tienen que entender que “este no es el camino más corto hacia una adopción” porque el objetivo primordial es que tiene que favorecer el vínculo de ese niño para el retorno a su núcleo familiar de origen.

El rol de la familia solidaria no sólo es el de acoger y cuidar al chico sino también de colaborar con la familia biológica para tratar de restablecer la relación del menor de edad con su vínculo natural. La realidad indica que, por lo general, estos menores institucionalizados, separados de su núcleo familiar natural transitan durante mucho tiempo por estas familias de paso sin encontrar su destino final o, lo que es peor, en hogares e instituciones en donde consumen su infancia y adolescencia.

“Muchas personas se anotan en el programa Familias Solidarias pensando que es el camino más rápido para adoptar. Y esto es lo primero que se aclara, porque no pueden adoptar al niño que cuidaron”, resaltó Silvana Garay, directora general de Familias Solidarias de la Subsecretaría de Familia.

"Nos pone tristes no encontrar familias para los adolescentes"

“Todas las situaciones nos atraviesan, por más que esto sea nuestro trabajo es muy importante no deshumanizarnos, todas las situaciones nos generan alguna emoción ya sea para bien o para mal”, explicó Silvana Garay, directora del programa Familias Solidarias.

Afirmó que la emociona “mucho” que una familia solidaria acepte el desafío de albergar en forma transitoria a una niña, niño o adolescente. Señala que conocer a las familias que se acercan para ingresar al programa “es un momento especial, único, y les estamos muy agradecidos”.

Sin embargo, a Garay, como al resto de los profesionales que integran el equipo interdisciplinario del programa, “nos pone tristes que no encontremos familias solidarias para los adolescentes”.

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