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La Mañana contadora

Es contadora, mamá y piloto de avión e inspira a las mujeres neuquinas a volar bien alto

Andrea Molejón creó un evento para que más mujeres se animen a emprender y ser líderes en los negocios. Cómo aplica la aviación para potenciar carreras.

Aunque se convirtió en piloto hace pocos años, Andrea Molejón ya había despegado mucho antes. Ya en la adolescencia soñaba con llegar bien alto y hoy, con una carrera exitosa que equilibra la vida familiar con su estudio contable y sus vuelos el aeroclub, lidera "Volando Alto", un evento que inspira a otras mujeres a emprender y empoderarse en el mundo de los negocios.

Andrea creció en su casa de General Roca con la certeza de que iba a hacer cosas grandes. "A los 13 pensaba que era adoptada, porque veía todo mi entorno y sentía que no encajaba", recordó con una sonrisa. No sabía por qué su cabeza pensaba a tanta velocidad o cuál era el origen de esas ambiciones. "Sí sabía que era pobre, pero estaba convencida de que esa pobreza sólo iba a durar un tiempo", agregó.

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Su pista de despegue era la educación. Por eso terminó la secundaria y se esforzó por obtener su título universitario: el primer diploma que colgaron en su familia. "Estudié administración de empresas y después me recibí de contadora, ya con mi primera hija. Estudiaba a distancia y viajaba a Quilmes a rendir", relató sobre una carrera siempre atravesada por el balance entre sus facetas.

Hoy, con dos décadas de experiencia en su estudio contable, Andrea se especializa en el asesoramiento de pequeñas y medianas empresas. "Empecé a notar que había un área vacante entre los contadores, que no trabajan en rescatar empresas fundidas, y lo convertí en mi especialidad", aclaró.

Como siempre tuvo una inclinación por restaurar objetos olvidados, trasladó esa impronta a su rol profesional. "Hay empresas que tenían seis años sin presentar balances y sin ellos no podían operar, estaban bloqueadas en todos lados. Yo me dedico a darles vida, buscar que no se caigan", aclaró sobre su labor, aplicada a firmas de distintos rubros económicos.

Desplegar alas: mucho más que ser piloto

Pese a que encontró una veta profesional para inspirar a otros a través de su estudio contable, la trayectoria laboral se presentó también con algunos sobresaltos. Y en un momento complejo de su trabajo, empezó a buscar alternativas para desenchufar la cabeza de la sobrecarga de trabajo.

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"Necesitaba trabajar mi autoestima, sentirme poderosa, pero no encontraba ninguna actividad o deporte que me convenciera", dijo y aclaró que fue entonces cuando un cliente del estudio le habló del aeroclub de General Roca. Sin dudarlo demasiado, se decidió a probar.

"Me atrapó la adrenalina de volar. Es una actividad de alto riesgo pero la sensación de estar en el aire no se puede explicar, es una mezcla de libertad y felicidad", relató la mujer, que completó los entrenamientos y hoy tiene el título de piloto privado.

Si bien el aeroclub es un espacio de gran presencia masculina, Andrea ingresó al lugar sin prejuicios y siempre se sintió bien recibida. Su obstáculo era volar sola: "Tenía un entrenador que supervisaba los sobrevuelos y no me dejaba volar sola, me decía que no estaba lista".

Con esa frustración, buscó opciones para extender más sus alas y volar en solitario. "Le planteé al presidente del aeroclub que me iba a ir al aeroclub de Neuquén, que tiene más apertura hacia las mujeres, y ahí fue cuando tomaron la decisión de cambiar de entrenador".

"Y ahí llegó Juan, mi nuevo instructor, que fue el que me dio mis alas", recordó con gratitud. Lejos de la sobreprotección del antiguo docente, Andrea recibió la confianza necesaria para hacer un sobrevuelo en solitario por el Alto Valle. "No te voy a decir que no tuve miedo porque sería una mentira, pero cuando vuelo, se alejan todos los problemas, puedo tener un mal día pero estoy en el avión y soy otra persona", afirmó.

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Para Andrea, la aviación se transformó en una metáfora de su propia carrera profesional. "En el aeroclub dicen que despegar en una opción pero aterrizar es una obligación", dijo y agregó: "Y siempre lo comparo con emprender, con esto de animarse a despegar con una idea, pero después la obligación de bajarlo a tierra con un plan de negocios responsable".

Una cruzada por más mujeres fuertes

Su vida familiar, su carrera o su paso por el aeroclub la llevaban a conocer casos de mujeres atravesados por un relato histórico que socavaba su autoestima. "Las mujeres por lo general no se la creen, es como que siguen pidiendo permiso", afirmó.

Y aclaró expresamente que lo decía en tercera persona. "Porque no es mi caso, yo soy respetuosa pero no pido permiso, cuando quiero algo, me lo propongo y lo hago", dijo sobre una característica que considera la clave de su éxito y que la empujó a contagiar su impronta a otras mujeres que se quedaban a mitad de camino.

"Por eso al aeroclub también traté de llevar más mujeres, y hoy tenemos una chica que está avanzada en la carrera de piloto", dijo y aclaró que en esta disciplina aún predominan los varones, quizás por el desconocimiento o por esa carga histórica que aleja a las mujeres de actividades de mayor riesgo o responsabilidad.

Además, entrenarse como piloto requiere de muchas horas de entrenamiento y estudio, algo que suele ser complicado para las agendas femeninas, que suelen estar sobrecargadas con la vida académica, laboral y familiar. Por eso, Andrea busca convertirse en una inspiración para que otras mujeres se animen a probar y se hagan esos espacios para elevarse sobre las alamedas roquenses y ver el mundo desde otra perspectivas.

"Es que en la cabeza de las mujeres hay muchas limitantes", dijo, pero aclaró: "Se han logrado cosas maravillosa a través de la historia, hay mujeres que dieron la vida por nosotras, y por eso podemos ir a la universidad, tomar decisiones, ocupar puestos importante en distintas empresas, pero siempre va a faltar".

Volando alto, un evento que es combustible para el despegue

Con esa premisa nació Volando Alto, un evento de networking destinado exclusivamente a mujeres emprendedoras o que buscan un cambio en el ámbito profesional. "Fue como una forma de fusionar mis dos pasiones, el diseño de empresas y la aviación", aclaró Andrea y aclaró que las participantes se enamoran del evento, que ya sumó cuatro ediciones.

Como pasó con su carrera de piloto, su faceta como organizadora de eventos también surgió de un cimbronazo en su vida personal. "Primero tuve que tocar fondo, me guardé un tiempo y entendí que tenía que sacar algo positivo de todo eso, por eso pensé en aplicar mi creatividad para empujar a otras mujeres con lo que había vivido yo", relató.

¿Qué se propone con el evento? Una transformación. Así al menos lo explicó ella, que buscó generar charlas magistrales, talleres y actividades para que otras mujeres que estén dudando sobre su carrera encuentren la inspiración que necesitan para desplegar sus propias alas.

"Volando Alto tiene dos encuentros en junio y noviembre, es una jornada completa de 8,30 a 16. Se trata de compartir un desayuno y un almuerzo con ocho ponencias en vivo. Este año tenemos finanzas para jóvenes y niños, finanzas en el punto de despegue y finanzas de inversión, donde hablamos de bonos, por ejemplo. Me pareció bueno que hubiera niveles distintos", dijo.

"Tenemos seguidoras de hace tiempo y por eso no ponemos siempre el mismo tema. El tema de finanzas de tercer nivel ya lo dimos y lo pedían mucho, por eso repetimos a la speaker que es Laura Pereyra. "En estas ediciones hemos tratado inteligencia artificial, diseño y rediseño de empresas, o entrevistas a mujeres exitosas de distintas industrias de Neuquén".

El encuentro, que este año será en el Centro de Convenciones Domuyo, incluye también shows, DJs y algunos recreos de café para hacer networking o rondas de negocios. "Como ya hay otros eventos de este tipo en Neuquén, buscamos darles una experiencia distinta, que salgan motivadas y que se arriesguen", dijo Andrea.

Ella es el testimonio de cada mensaje que busca transmitir. "El evento empezó en Roca pero cuando llegué a Cipolletti entendí que tenía que llegar a Neuquén también, para tener más alcance", dijo y agregó: "Era un desafío es una ciudad nueva donde no conocía a nadie, pero todo resultó bien y en la primera hora que lanzamos el evento ya teníamos mujeres inscriptas".

Para este año, planean reunir a unas 500 mujeres que compartan información o que incluso encuentren futuras socias o aliadas. "El evento busca construir una vida con propósito, pero también empoderar a las mujeres, que hagan negocios, que tengan plata, que se la crean", dijo sobre las rondas de networking, que pueden ser semilleros de futuras sociedades o empresas.

"¿Cuántas veces dijeron en voz alta "soy exitosa"? La gente no verbaliza, lo que no lo verbalizamos el cerebro no lo da por enterado. Es importante decirlo en voz alta, nuestro cerebro lo asimila distinto", aseguró.

Con las medallas de cuatro ediciones exitosas ya colgadas al cuello, Andrea se animó a un espacio más amplio y en una capital vibrante como Neuquén. Busca replicar los casos positivos que ya vio en los eventos anteriores.

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"A Mariela la conocí en la tercera edición, hablamos un ratito y un tiempo después me escribió. La reconocí por la foto. Me contó que había ido a las charlas buscando algo, pero no sabía qué", relató. "Ella es martillera y salió del evento tan inspirada que se animó a armar una red de mujeres del rubro inmobiliario, en un año ya tiene 124 personas asociadas de distintos países", expresó.

Un ejemplo cercano

Mientras crecía en un entorno que le resultaba ajeno, Andrea se propuso mostrar otro ejemplo para los demás. Y sus aprendices más cercanas fueron sus hijas, que hoy tienen 23 y 17 años, y ya se perfilan como mujeres fuertes.

"Yo venía de esa estructura del hombre como cabeza del hogar, y cuando crecía me propuse formar una familia distinta", dijo Andrea. Casada hace 23 años con un hombre que la deja ser quien es y nunca corta sus alas, le transmitió a sus hijas la importancia de ser independientes "y no dejarse pisar la cabeza".

Su hija mayor estudia Medicina en Córdoba, y ella observa orgullosa como siempre se hace tiempo para todo, incluso para acompañarla a ella en la organización de cada "Volando Alto". La menor está por terminar el secundario, y se propone también desplegar las alas para perseguir una profesión universitaria.

"Hoy las nuevas generaciones vienen con otro mapeo, pero todavía falta mucho por hacer, y por eso el espíritu de este evento, para crecer libres, pero con propósito".

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