Un joven bombero de Villa La Angostura protagonizó el hallazgo del cuerpo del vecino desaparecido en el fondo de un precipicio que se desprende de un desfiladero del Cerro Belvedere. Antes había encontrado su mochila y la campera, indicios que hicieron presumir del fatal desenlace.
La montaña cordillerana de Villa La Angostura está envuelta en tristeza y dolor por el final que nadie esperaba ni se atrevían a pensar siquiera. Matías Ezequiel Vergara fue encontrado en un desfiladero sin vida después de una angustiante búsqueda de más de dos semanas. Hoy la pena es tremenda y caló hasta los huesos de familia, amigos y un pueblo conmocionado.
Si bien los restos demoraron en recibir la identidad oficial de la justicia, fueron los propios padres quienes confirmaron la desgarradora noticia. La montaña que tantas veces sirvió de refugio para sus aventuras, lamentablemente también fue el templo de su imprevista partida. Y como esas cosas que solo el destino conoce, un bombero de la Central 5 de esta localidad y a su vez amigo y vecino fue el protagonista principal del desenlace de esta historia que mantuvo en vilo a toda la provincia.
Fue quien encontró su cuerpo, a instancias de un pedido del tío del joven. Se trata de Ismael Ayala, de 26 años, un trabajador del correo y miembro desde hace seis años del cuartel bomberil angosturense. Además tiene una vasta experiencia en rescates en la montaña y muy conocedor de toda la geografía de este rincón neuquino ubicado a unos 7 km del casco urbano. “Yo no me siento como un héroe, sino que simplemente le ayudé a un conocido mío en la búsqueda. Por fortuna pude darle la tranquilidad y la paz a una madre y un padre que estuvieron muchos días preocupados y ahora podrán darle como un cierre a este lamentable ciclo y hacerle una despedida noble a su hijo”, contó el joven bombero en diálogo con LMNeuquén.
Pedido del tío
El bombero Ismael Ayala relató que su faena clave para encontrar a Ezequiel Vergara fue parte de su trabajo profesional que realiza en el cuartel de bomberos junto a sus compañeros. “Lo hacemos con total desinterés y con la mayor predisposición y voluntad”, señaló. En cuanto al hallazgo precisó que “el pasado domingo entre las 13 y las 13.30 horas pude encontrar a Ezequiel al fondo de un paredón enclavado en un desfiladero del Cerro Belvedere”.
Para ampliar este triste desenlace recordó que “yo subí a la montaña a buscar a mi amigo por pedido de su tío Pablo Arias. Procedí a ayudarlo a él por una cuestión de cercanía y de amistad ya que fui alumno de su escuela de taekwondo y ahí tuve el placer de conocer a Ezequiel que también fue compañero mío en esta especialidad deportiva”. Además contó que emprendieron el camino de ascenso a primera hora hasta llegar al conocido filo La Cruz, a ellos dos se sumó su hermano Daniel Ayala. Tras caminar varios kilómetros en determinado punto Ismael siguió la travesía solo en la alta montaña hasta llegar al crucial sector de desfiladeros.
Como lo encontró
Los indicios encontrados por Ismael fueron claves para localizar a Ezequiel. En este sentido detalló que en primera instancia halló la mochila que utilizaba el joven y varias huellas que marcaban el rumbo por donde había transitado. Tras andar unos 600 metros dio con su campera y allí mismo las huellas desaparecieron y le hicieron presumir de un final trágico. “La campera la encontré sobre una piedra cuadrada grande y con tres piedras chicas como sosteniéndola para que no se volara. Y no había más huellas. En ese lugar el desfiladero presentaba un precipicio por lo que haciendo escalada hacia abajo completé doscientos metros y allí me encontré con el cuerpo de Ezequiel”.
A continuación, con emoción, remarcó: “A mi amigo lo encontré de frente a menos de un metro bajando sobre mis pies desde el desfiladero y ese primer encuentro fue obviamente chocante por la amistad que manteníamos pero elegí ser fuerte ante la situación y actuar con total profesionalismo para obrar en consecuencia”. A partir de la fatal confirmación Ismael decidió volver sobre sus pasos y darle la noticia a los tíos y a una comisión policial que ya se encontraba en la zona a partir de la novedad de la aparición de la mochila en primera instancia.
El bombero graficó en palabras que la zona de aparición del infortunado vecino desaparecido es una zona de mucha piedra suelta y piedras lisas y el entorno es bastante hostil y agresivo. Todas las actividades que se pueden desplegar en ese punto se deber realizar indefectiblemente con cuerdas. Esa misma complejidad llevó a que finalmente el rescate final de Ezequiel Vergara se completara en su totalidad al otro día de su hallazgo.
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