Increíble: son brasileños, recorrían el mundo, se les quedó la Van y se enamoraron de Cipolletti
La historia de Daniel, el contador que en la aventura se las rebusca de mozo, y Raquel, la profe que vende artesanías. Cristian, el cipoleño que "nos re ayudó".
Oírlos pronunciar Cipo en portugués resulta tan simpático como verlos emponchados hasta la nariz en medio de un frío polar al que no están acostumbrados.
Ella es fana de Cruzeiro, el flamante verdugo de Boca en la Copa Sudamericana y él es fiel torcedor de Atlético Mineiro, que a su vez esta semana eliminó a San Lorenzo pero de la Libertadores.
Claro que Raquel (37 años) y Daniel (39) no solo a través del fútbol, ese deporte que como buenos brasileños tanto aman, tienen razones para sonreír en la actualidad.
Alegres por idiosincrasia, ambos irradian simpatía en esta feliz estadía en nuestra ciudad, a la que hace un par de semanas regresaron para reencontrarse con el Motorhome (la Van, en verdad) que les reparó un generoso vecino al que conocieron ocasionalmente por un contratiempo y con el cuál forjaron una gran amistad.
La combi con la que planean seguir su apasionante viaje por el mundo a poco más de tres años de haber renunciado a sus respectivos empleos para disfrutar de la vida y olvidarse definitivamente de la rutina y el estrés.
Esta es la historia de un contador público que prefiere lavar copas y trabajar de mozo eventualmente donde el destino lo lleve antes que vivir encerrado en una oficina y la de una profe de educación física que goza más vendiendo artesanías por cada sitio nuevo que conoce que cumpliendo horario para contentar a un jefe. Y con Cristian, el cipoleño generoso, como otro actor clave en esta trama de novela…
“Con mi esposa teníamos un sueño, el de vivir en la ruta, conocer otras ciudades, trabajábamos mucho en Brasil… No teníamos tiempo para nosotros, así que decidimos replantearnos con la mano en el corazón qué queríamos hacer y así fue que nos decidimos por viajar hacia otros países, descubrir otras culturas”, confiesa el oriundo de Belo Horizonte que está encantado “con el asado y el vino argentino”.
Sufren las bajas temperaturas y por eso no se quitan la campera ni en la plaza San Martín ni en la redacción de LM Cipolletti, en el centro local. “Yo soy de Itambacuri, estado de Minas Gerais, a 430 kilómetros de Belo Horizonte y la verdad me encanta esta región, estamos maravillados con Cipolletti”, cuenta Raquel y al ver pasar a un muchacho con la de Boca se regocija una vez más -interna y respetuosamente- por la batalla futbolera ganada el día anterior por su popular equipo.
De repente, el relato llega a la parte más misteriosa y atrapante. ¿Cómo llegaron a la zona? ¿En qué circunstancias conocieron al amigo Cristian? El hobby y el rubro de este último, otras aristas fundamentales en este encuentro azaroso y de película.
Enamorados de Cipolletti
“Apenas nos largamos anduvimos dos años hasta que volvimos una temporada porque un tío de Raquel estaba enfermo en Brasil. Cuando retornamos a la ruta, el 25 de septiembre de 2023, hicimos toda la costa uruguaya, salimos por Gualeguaychú, Argentina y transitamos toda la ruta 3 hasta Ushuaia”, explican el recorrido.
Allí el contratiempo, la adversidad, tornaría más increíble todo. “Cuando íbamos a subir la ruta 40 se rompió el radiador de la Van, una combi 2008, que solo hay repuestos en Brasil… Con pegamento, como pudimos, lo emparchamos solo para llegar hasta Neuquén, ahora por otro camino. Y cuando ya andábamos por acá, el 1 de mayo, fue que conocimos a Cristian”, amplían.
En el medio y aprovechando que los habían invitados a dos casamientos en Brasil se volvieron a su país, mientras el cipoleño, que justo posee una casa de repuestos (La Casa del Chevrolet) y “algo entiende” del tema les cuidaba el Motorhome e intentaba arreglarlo. Claro, le faltaba una pieza vital “made in Brasil” a quien algún día sueña con imitarlos con su propia camioneta.
“Desde allá le mandamos el repuesto a Cristian y nos fuimos a España a visitar a mi hermana que vive en Mallorca, ella limpia casas y aprovechamos para ir a verla a Kesia. Y de allí nos vinimos para Cipolletti”, aseguran a la salida del consultorio odóntologico en el que se atendió Raquel este viernes.
Desde el 28 de mayo al 9 de agosto pasaron casi dos meses y medio. Suficiente tiempo como para que el gran Cristian los esperara con un “rico asado y vino. Conocimos a sus hijos, entablamos una buena conexión argentina-brasileña, nos brindó todo su apoyo en todo lo que precisábamos, nos ofreció muchas cosas”, destacan al “hermano cipoleño”.
Mientras esperan que “el frío que pase, para ver si agarramos la 40 hasta El Chaltén y de ahí quizá volvamos para carretera austral rumbo a Chile”, se encariñan cada vez más con Cipo.
Cómo se las rebuscan
No tienen apuro ni se ponen plazos. Tiempo y relax es lo que les sobra. “A veces trabajamos en la ruta, a veces no. Tenemos artesanías que Raquel hace y yo vivo haciendo trabajo de mozos y ella también de ayudante de cocina”, revelan la manera en que juntan dinero para subsistir.
Vayan a donde vayan en un futuro, jamás se olvidarán de Cipolletti (si es que se van finalmente…). “Nos gusta mucho de verdad eh, acá encontramos personas buenas, lugares tranquilos”, celebran mientras planifican dónde pasar la noche.
“Dormimos un día en el garaje de Cristian, otro frente a su casa, ayer en Villa Manzano donde tenemos un cantante amigo -Julio- al que lo conocimos en Ushuaia y fuimos a compartir un asadito y así vamos por la vida”, afirman con una paz envidiable.
Por si acaso, la camioneta ya está lista. “Cambiamos el aceite, está buena, lista para seguir viaje aunque para eso faltan tomar varios vinos, comer ricos asados y, claro, las empanadas de acá que son perfectas, como las pastas que vienen bien para pasar este frío. No olviden que somos de un lugar muy caliente, nos costó adaptarnos y ahora cuesta irse...”, culminan.
Raquel y Daniel, dos brasileños que encontraron en Cipolletti y de manera casual un "Belo Horizonte". Viéndolos y más allá de los últimos resultados deportivos, que encima les dan la razón, hay que admitirlo: la alegría es solo brasileña. Raquel y Daniel van por más sueños por el mundo. Y van, justamente, con la Van que les arregló el querido amigo Cristian.
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