Las primeras señales de Javier Milei: ajuste económico y moderación política
¿Será capaz el nuevo presidente de ajustar sin romper el orden social?
Durante el fervor de la campaña política, un ejército de políticos, comunicadores, especialistas y personalidades de renombre repitieron una y otra vez, anuncios sobre las catástrofes que sufriríamos si Javier Milei fuera electo presidente de la Nación. Desde argumentos muy sólidos en contra de las ideas libertarias de privatización, desregulación y ajuste desmedido y sus posibles efectos en la economía, hasta elucubraciones maliciosas sobre las capacidades mentales y hábitos pocos saludables de Javier Milei, acompañadas por una “catarata” de memes y selectivos recortes del anonimato, como es costumbre en redes sociales.
Según los promotores de la llamada “campaña del miedo”, el martes 22 de noviembre -luego del feriado- el dólar blue y los precios de bienes y servicios, se dispararían de manera brutal y posiblemente el gobierno realizaría una importante devaluación, como la que realizó luego de las elecciones PASO de agosto.
En contra de los pronósticos fatalistas, hoy se respira un cierto aire de calma en las calles argentinas. Los mercados reaccionaron favorablemente al resultado electoral. El dólar blue se mantuvo estable, el oficialismo saliente no devaluó la moneda y, como si fuera poco, las acciones de las empresas argentinas subieron estrepitosamente, incluyendo a YPF, una de las empresas apuntadas por el nuevo gobierno para la privatización.
Mientras que los peronistas y los anti libertarios se sacuden los golpes emocionales del cuerpo, Javier Milei dejó algunas señales de pragmatismo en algunas entrevistas televisivas, que alejan -al menos por ahora- a los fantasmas de un presidente que defiende todas sus ideas anarco capitalistas libertarias de manera inflexible.
Con una postura marcada por cierto semblante de tranquilidad, Milei se mostró en los medios con un perfil dialoguista propio de un líder de Estado, y ya no de un enfurecido candidato que busca votos en base a la rivalidad y el antagonismo.
Alberto Fernández hizo lo propio y, a diferencia de Cristina Kirchner, quien en el año 2015 rompió los protocolos de la institucionalidad al negarse a entregarle a Mauricio Macri los atributos presidenciales, propició una reunión en la Quinta de Olivos donde ambos dirigentes conversaron amablemente sobre la transición.
Otro gesto propio de un líder de Estado fue el largo llamado telefónico que mantuvo con el Papa Francisco, a quien en el pasado denostó llamándolo “representante del maligno”, ofensa que fue reprochada con vehemencia por parte de Sergio Massa en las dos instancias del debate presidencial.
En resumen, se observa -por el momento- a un Javier Milei políticamente mas moderado y pragmático de lo que se esperaba.
En el plano económico, ya se pueden vislumbrar algunas decisiones que se mantienen firmes, como la exterminación del déficit fiscal, como principal recurso contra la inflación, pero aclarando “no se toca a la gente, el ajuste lo pagan los políticos”. Si bien aún no hay definiciones concretas respecto de qué manera se llevará a cabo dicho ajuste, se mencionó “muy por encima”, a las empresas estatales que se privatizarán, a las universidades públicas que se llevan el 4% del PBI, a la obra pública y a las transferencias discrecionales a las provincias por fuera de la coparticipación.
Como sea, es probable que cada recorte, indistintamente del área y la profundidad con la que se ejecute, será resistido en las calles mediante protestas sociales, políticas y sindicales que consistirán en movilizaciones masivas, cortes y piquetes.
Mauricio Macri asumió la presidencia en 2015 con 29% de pobres, 6,6% de desocupación y una inflación del 11,9% anual. Apesar de que deseaba realizar ajustes fiscales, decidió no tensar el orden social y optar por el gradualismo.
Javier Milei asumirá el 10 de diciembre del 2023 con la decisión firme de asumir los riesgos que Mauricio Macri no se atrevió a asumir: ejecutar todos los ajustes necesarios de manera rápida y no gradual, en un contexto económico mucho peor que el del 2015, con más del 40% de pobres, 6,2% de desocupados y una inflación del 11,5%, pero ¡mensual!
¿Qué nivel de tolerancia tendrá Javier Milei como respuesta a los previsibles escenarios de protesta social? Planteado de manera inversa, ¿qué nivel de tolerancia tendrá la ciudadanía como respuesta a los ajustes que plantea Milei?.
Ya se anunció que “las damas de hierro” del “León”, Victoria Villaruel y Patricia Bullrich, tendrán la responsabilidad de reprimir sin piedad todas las protestas que tengan como producto una infracción o ilegalidad, bajo lemas como “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada” o “el que las hace, las paga”.
¿Tendrá el nuevo gobierno el suficiente pragmatismo para manejar las esperables protestas mediante la negociación o la tolerancia? Sin dudas, Javier Milei tiene una importante mayoría del 55% que legitimará la ola de austeridad fiscal y sobre ese “colchón” de votos se recostarán sus decisiones. Sin embargo, si el clima social se agita en demasía, la represión puede actuar como nafta sobre el fuego. La sensibilidad para detectar dónde se encuentra esa delgada línea entre lo necesario y “cuando fue suficiente”, será vital para aplicar las medidas de manera rápida y sin medias tintas como pretende Milei, pero sin romper la paz social.
Para manejar las delgadas líneas de la tolerancia, también es necesaria cierta experiencia que Javier Milei no tiene. Entre la teoría de los libros de economía de la universidad y la realidad, hay un enorme trecho. Como ejemplo de esto, ya vimos un primer cortocircuito de gran magnitud, al interior del equipo libertario antes de la toma de poder. La primera incorporación al equipo de Gobierno, Emilio Ocampo que había sido anunciado para el Banco Central, renunció antes de asumir, por tener diferencias ideológicas con Luis “Toto” Caputo, recientemente confirmado como futuro ministro de Economía.
Estas muestras de inexperiencia y debilidad son un lujo que no se puede dar un gobierno que realizará medidas impopulares, por más que sean con buenas intenciones.
También serán vitales las “buenas noticias”: El apoyo del establishment liberal internacional (político y económico), la llegada de nuevas inversiones producto de la baja de impuestos y el corrimiento del Estado, el apoyo de los medios de comunicación “amigos” tendrán la tarea de “adornar” lo más posible, el clima social.
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